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La revolución de los coches eléctricos está cada vez más presente en España. Según los informes más recientes, sus ventas subirán un 22% en 2025 y se dispararán un 60% en 2026. Mientras tanto, los fabricantes trabajan en mejorar aspectos tan fundamentales como los motores, cada vez más ligeros, compactos y potentes, hasta el punto de integrarlos en las ruedas, o baterías como la que promete una autonomía de 300 km con cinco minutos de carga.

Debido a la peculiar arquitectura y funcionamiento de los automóviles eléctricos puros frente a los de motor de combustión, las compañías del sector también trabajan en mejorar componentes clave como los frenos. La última en presentar sus avances ha sido Mercedes-Benz y su centro de I+D de Sindelfingen (Alemania), donde sus ingenieros trabajan en el desarrollo de un sistema de frenos in-drive, o lo que es lo mismo, integrados en la unidad motriz eléctrica que contiene el motor, la transmisión y el diferencial.

A diferencia de los frenos externos conectados a los cubos de las ruedas, como tienen la inmensa mayoría de los coches actuales, esta innovación de Mercedes implica eliminar casi por completo la necesidad de mantenimiento durante toda la vida útil del vehículo. Además del ahorro que eso supone, la nueva disposición también reduce el peso no suspendido (el que corresponde a las ruedas, la amortiguación... todo lo que no está integrado en el chasis), lo que mejora drásticamente la maniobrabilidad.

Cómo funciona

Hay muchos sistemas distintos de frenado, pero los más habituales en los coches modernos son los frenos de disco. Al pisar el pedal del freno se crea una presión hidráulica en el cilindro maestro o bomba de frenos, pieza situada en el compartimento del motor. Ésta impulsa el líquido de frenos a través de una serie de tuberías hasta los pistones de cada cubo de rueda. Estos pistones accionados hidráulicamente fuerzan las pastillas de freno contra un disco para hacer fricción y que las ruedas giren más despacio.

En cambio, el principal método de frenado de los vehículos eléctricos es el propio motor. Cuando se reduce la velocidad, gracias al sistema de regeneración no sólo se evita el desgaste de las pastillas de freno, sino que también se aprovecha esa energía para suministrar electricidad a la batería y aumentar su autonomía.

El sistema de frenado integrado en el motor de Mercedes

Con el nuevo sistema propuesto por Mercedes, que se enmarca en su programa "innovaciones pioneras para el coche del futuro", la compañía alemana plantea un rediseño completo del sistema de frenado. En lugar de su ubicación habitual en el interior de las ruedas, los frenos se integran en la unidad motriz eléctrica del eje delantero o trasero.

Para evitar que llegue a temperaturas demasiado elevadas, el disco está refrigerado por agua y no gira, lo que reduce su desgaste. A su lado se sitúa la pastilla de freno, que es circular y gira con el motor. "El efecto de frenado es fácil de controlar y no se desvanece ni siquiera con cargas pesadas", señalan los ingenieros alemanes.

Algunas de las grandes ventajas de este método es que ocupa muy poco espacio, los discos sufren un desgaste mínimo y no se oxidan, por lo que "prácticamente no necesitan mantenimiento". Además de hacerlos más duraderos y fiables que los frenos convencionales, en Mercedes también han pensado en reducir la contaminación, con compartimentos diseñados para recoger el polvo resultante de la fricción que no es necesario vaciar.

Otros beneficios tienen que ver con un mejor comportamiento aerodinámico del vehículo, gracias a la libertad a la hora de diseñar las ruedas. Eso abre la posibilidad de cubrirlas por completo, lo que reduce el coeficiente de resistencia y puede suponer un considerable aumento de la autonomía. Además, también se reduciría al máximo el ruido de frenado y el óxido que suele aparecer cuando el coche no se utiliza con regularidad.

Otras innovaciones pioneras

Además de este nuevo sistema de frenos integrados en la unidad motriz, Mercedes ha aprovechado para presentar otras "innovaciones pioneras para el coche del futuro". Muchas de ellas están dirigidas a reducir las emisiones de CO2 y a utilizar materiales más sostenibles y 100% biodegradables.

Los interiores de los próximos modelos de la casa alemana, que en 2026 cumplirá 100 años desde su fundación, se aprovecharán de la biotecnología para producir un hilo sintético similar a la seda. Los ingenieros también trabajan en una alternativa realista al cuero, fabricada con plástico reciclado y materiales de base biológica. El material resultante es transpirable, impermeable y más ligero que el cuero auténtico.

La superficie fotovoltaica para los coches eléctricos del futuro Mercedes-Benz Omicrono

Entre los avances más prometedores también han presentado un nuevo tipo de módulos solares de alta eficiencia (20%) y sólo 5 micrómetros de grosor, más delgados que un pelo humano. Con un peso de 50 gramos por metro cuadrado, esta nueva 'pintura' fotovoltaica podría aplicarse al exterior de la carrocería de los coches y generar gracias al sol la energía suficiente para recorrer 12.000 km al año (siempre en condiciones ideales). 

Por último, entre los componentes en los que los técnicos de Mercedes trabajan en el laboratorio destacan los microconvertidores programables, piezas estandarizadas fáciles de actualizar y que pueden integrar varias funciones de electrónica de potencia directamente en la batería del coche. Eso abriría nuevas maneras de configurar el espacio de los vehículos eléctricos y apostar por diseños cada vez más atrevidos y rompedores.