El frigorífico es uno de los electrodomésticos que más luz gasta en casa. Su alto consumo eléctrico se traduce en alimentos frescos durante más tiempo, pero al mismo tiempo supone un desperdicio de calor que podría reutilizarse en otras necesidades como la calefacción. El aumento de los precios de la electricidad obliga a buscar alternativas e innovaciones que permitan ahorrar a final de mes en la factura de la luz.
Rara es la casa en la que no haya un frigorífico conectado consumiendo electricidad y perdiendo calor por su parte trasera. Un equipo de estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid han ideado un nuevo sistema para reutilizar la potencia de la nevera en la calefacción o calentar agua para la ducha.
Reheat, como han apodado a su invento, aprovechar la enorme cantidad de calor que libera la parte trasera del frigorífico para calentar durante todo el día agua que utilizar en otras necesidades. "Con este sistema, los 300 vatios diarios que puede consumir un frigorífico de media se ahorran a la caldera de las casas", explica Fernando Sáenz López portavoz del equipo en una entrevista con EL ESPAÑOL-Omicrono.
Este invento es fruto de un trabajo para la carrera de diseño industrial que están cursando en la Universidad Politécnica. Sáenz ha trabajo con otras tres estudiantes en este proyecto que presentaron a los premios James Dyson Award, aunque no quedaron finalistas. "Hemos participado todos en todas las fases, yo me he encargado un poco más de la parte técnica; Aitana Marín Reolí del modelado 3D; María Rodas Reguero del informe técnico y Sofía del Mar Ruiz Rodríguez de la exposición y el vídeo de presentación".
Reutilizando el calor
Para quién no se haya planteado nunca el funcionamiento de un frigorífico, estos enormes electrodomésticos impulsan un refrigerante por un sencillo circuito. El refrigerante se introduce frío en la nevera para que absorba el calor de su interior manteniendo los alimentos a baja temperatura para conservarlos más tiempo.
Ese refrigerante pasa de líquido a gas y para ello es necesario reducir su presión a través de una salida conocida como tubo capilar. Este efecto es similar al que usan los pulverizadores, aumentando la temperatura del refrigerante. En tercer lugar, el compresor trabaja como la bomba de una bicicleta y consigue que el gas libere todo el calor al someterlo a una alta presión.
En este punto es cuando ese calor, en vez de perderlo en el exterior de la nevera y calentar la temperatura de la cocina, se distribuiría a la caldera de la casa. Una vez de vuelta al circuito de la nevera, el gas se enfría dentro de un condensador o serpentín para volver a transformarlo en un líquido frío que circulará oculto dentro de las paredes del frigorífico.
Al introducir esta bobina dentro de un tanque de agua o la caldera, el agua se calienta para su posterior uso en calefacción o el baño y cocina de la casa. Los investigadores proponen colocar un depósito de agua con termo detrás del frigorífico, sin quitar espacio a la cocina "podremos suministrarle agua fría (antes de que el termo haya alcanzado la temperatura deseada), calentarlo y luego devolverlo al termo a la temperatura que deseemos", explican. Al estar funcionando constantemente el tanque de agua puede ser mucho más pequeño que el calentador de agua.
Casi 200 litros al día
Este invento cuenta con la ventaja de no depender de tecnologías experimentales, sino de un mecanismo más que probado que se puede encontrar en todas las casas. Además, la propuesta de los investigadores es utilizar materiales fáciles de encontrar como el aluminio y el cobre.
"La media de consumo que tiene una nevera es de 300 vatios, que prácticamente se pueden transformar en calor, sin tener en cuenta algunas de las pérdidas que tenga", explica Fernando Sáenz. "Nosotros calculamos que podríamos calentar un máximo de 177 litros de agua, que sería el equivalente al agua caliente que consume una persona al día", aunque apunta que "este dato es aproximado porque no tenemos en cuenta el área del serpentín, el volumen del tanque de agua o el calor que se podría perder en el tanque de agua".
Aún así, este nuevo sistema está planteado como un mecanismo auxiliar de la caldera, no como único medio para calentar el agua de un hogar. Cada vez que la nevera se abre para coger algo de comida, su temperatura aumenta, obligando al electrodoméstico a consumir más electricidad. Pero una vez alcanza la temperatura estacionaria, si no se vuelve a abrir, deja de generar calor.
Los diseñadores ponen de ejemplo escenas cotidianas como que un miembro de la familia se esté duchando y otra persona prepare la comida abriendo y cerrando el frigorífico, el esfuerzo del segundo electrodoméstico provee de calor el agua de la caldera que utiliza la primera persona. Lo mismo puede ocurrir con la calefacción en invierno.
Al ser un trabajo desarrollado dentro de la carrera, estos estudiantes continúan centrados en sus estudios, aunque les gustaría poder retomar el proyecto. Una idea así requeriría de la participación de los fabricantes de electrodomésticos y arquitectos a la hora de adaptar las casas de la forma más sencilla.