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En China, a diferencia de España, suelen hacer todo a lo grande. Su extensísima geografía y sus más de 1.400 millones de habitantes requieren de megaproyectos y enormes inversiones en infraestructuras críticas como las instalaciones energéticas. La última de estas iniciativas, recién aprobada por el gobierno que preside Xi Jinping, es la construcción de una descomunal central hidroeléctrica en el río sagrado Yarlung Tsangpo, en la región autónoma del Tíbet. 

Las cifras del proyecto son mareantes y dejarán muy atrás a la presa de las Tres Gargantas, la más grande del mundo actualmente. Está previsto que la nueva central triplique la producción de energía de aquella, cuya construcción se finalizó en 2006 y luce 185 metros de altura en su punto más alto y dispone de 32 turbinas para producir 22.500 MW cuando está a máxima potencia y 88.200 millones de kWh al año.

En el curso del río tibetano se encuentra el cañón más profundo de la Tierra, con un desnivel de 7.667 metros antes de llegar a India. Aprovechando ese enorme salto de agua, la futura central -todavía sin fecha prevista de apertura-, está previsto que la nueva central hidroeléctrica genere hasta 300.000 millones de kWh anualmente, equivalente a las necesidades energéticas de 300 millones de personas al año.

Presa de las tres gargantas

El emplazamiento es clave, ya que además del gran salto de agua, el curso bajo del río cuenta con un desnivel de más de 2.000 metros a lo largo de 50 km. Esta circunstancia suma a la producción de energía hasta 70 millones de kW por sí sólo, según las autoridades chinas.

Eso sí, un proyecto de esta envergadura requiere un esfuerzo de ingeniería sin precedentes. Los técnicos tendrán que perforar la montaña Namcha Barwa, con túneles de entre 4 y 20 km de longitud para desviar 2.000 metros cúbicos por segundo del caudal del río

Además, al estar la meseta tibetana situado justo en el límite de la placa tectónica india, necesita medidas especiales de protección frente a terremotos y una adecuación a su particular geología. Tamaña empresa requerirá una inversión a la altura, convirtiéndolo en el proyecto de infraestructuras más ambicioso jamás realizado. El esfuerzo económico se cifra en un billón de yuanes, más de 130.000 millones de euros al cambio.

Según desvela el periódico hongkonés South China Morning Post, el proyecto contará con los últimos avances tecnológicos, y se complementará con otras grandes instalaciones de energía eólica y solar en los alrededores. China tiene el objetivo de conseguir emisiones netas cero en 2060, y esta gigantesca infraestructura será clave para conseguirlo.