La invocación, por primera vez, del artículo 42.7 del Tratado de la UE, que obliga a los miembros a prestar "ayuda y asistencia" al país socio que haya sufrido "una agresión armada en su territorio" no le ha servido a Francia para encontrar el apoyo militar que buscaba para combatir al Estado Islámico.
El ministro de Defensa francés, Le Drian, explicó en Bruselas que Francia "no puede hacerlo todo" sola. En ese "todo" incluye los ataques al Estado Islámico en Siria, las operaciones de defensa en Irak, en el Sahel, en la República Centroafricana y en Líbano, y también las tareas de seguridad en el propio territorio francés. Por eso reclamó que, al menos, militares de otros países de la UE les den relevo y permitan a Francia recuperar los efectivos que está empleando ahora en operaciones menos urgentes.
Francia se ha equivocado al plantear abiertamente su petición sin haber sondeado primero a los gobiernos europeos. Lo ha hecho acogiéndose a una cláusula del Tratado de la UE muy ambigua; tanto, que permite a los dirigentes europeos ponerse de perfil al mismo tiempo que dicen respaldar de forma "unánime" la solicitud francesa. Lo lógico, además, es que sea la OTAN la que coordine las operaciones de la defensa común. A su seno debería haber llevado Francia sus propósitos.
Por otra parte, si la UE lleva semanas sin ponerse de acuerdo siquiera en la acogida y reparto de refugiados, París no podía pretender otra reacción muy distinta ante una propuesta de ese calibre.
Sí a 'La Marsellesa', no a las tropas
En tales circunstancias, pese a las declaraciones institucionales de los líderes europeos, pese a las muestras de solidaridad espontáneas de los ciudadanos ante las embajadas de Francia, pese a que millones de europeos han querido sumar estos días su voz a La Marsellesa, la petición francesa estaba condenada al fracaso: ningún gobierno está por contribuir con tropas o armamento. Es, también, el caso de España.
Mariano Rajoy, de natural poco amigo de tomar riesgos, no está dispuesto a involucrarse en operaciones que podrían volverse en su contra. Mucho menos ahora, a un mes de unas elecciones en las que se juega su futuro político. Particularmende reveladoras fueron las palabras del ministro de Defensa en Bruselas. Cuando se le planteó si España respondería al llamamineto de Francia, alegó que nuestro país ya tiene "trescientas personas en Irak formando a los batallones suníes". Pedro Morenés ha recibido este mismo año la Legión de Honor francesa.
Pero es que las propia sociedad europea está dividida en cuanto a la forma de afrontar el problema del terrorismo islamista. En España, por ejemplo, una fuerza como Podemos ha encontrado en este asunto su propia campaña para enarbolar el "no a la guerra".
Por todo ello, la iniciativa francesa para implicar a la UE en operaciones militares sobre el terreno no se hará realidad. Los valores de Europa no se van a defender con armas en Siria. Al menos, en el corto plazo.