La relación de Manuela Carmena y su coalición electoral –Ahora Madrid- con el pasado es, por decirlo suavemente, complicada. La superioridad moral que se arrogan exige disfrazar, embellecer y, en general, manipular los hechos.
En el caso de la Memoria Histórica, la reciente publicación del nombre de las treinta calles cuyo nombre pretende cambiar Carmena ha evidenciado que su objetivo es, más que la memoria, la desmemoria histórica. Valgan como ejemplo los siguientes tres casos. Uno, el Gobierno municipal justificó quitar la calle al Comandante Zorita porque participó en el bombardeo de Guernica cuando resulta que Demetrio Zorita nunca participó en dicho bombardeo entre otras cosas porque cuando éste se produjo en abril de 1937 ni siquiera sabía pilotar un avión.
Ahora Madrid utilizó fotos de matanzas nazis para justificar el cambio de nombres
Dos, Carmena anunció que le quitará la calle a Francisco Iglesias obviando que dicha calle recuerda a un industrial vallecano que nada tuvo que ver con la Guerra Civil. Y, tres, Ahora Madrid utilizó fotos de matanzas nazis y estalinistas para ilustrar en Twitter las reseñas publicadas para justificar los cambios de nombres.
La cruzada de Carmena: cambiar el callejero
El rigor histórico, en suma, es un molesto estorbo para Carmena y sus adictos en su cruzada por cambiar el nombre de las calles madrileñas en vez de hacer lo que de verdad les piden los madrileños, que es limpiarlas.
Pero su voluntad de reescribir el pasado no se limita a la Historia de España. También incluye reescribir y difuminar el pasado de sus concejales.
Las grandes sorpresas han venido de la mano de la declaración de bienes de la alcaldesa, Manuela Carmena
Así, acabamos de saber que el actual concejal de Hacienda madrileño –Carlos Sánchez Mato- fue director general de una empresa que entró en concurso de acreedores, hizo una importante reducción de personal y debe 4,7 millones de euros a Hacienda.
Lo llamativo de la cuestión no es sólo que el Sr. Sánchez Mato sea un firme defensor de la lucha de clases y de desbordar las arcas públicas; es que, además, ocultó sus 16 años de trabajo en el sector privado cuando se presentó a las primarias de Ahora Madrid e, incluso en su perfil oficial del Ayuntamiento, sólo alude de pasada a la “dirección general de un grupo industrial.” El perfil, eso sí, rebosa de referencias a movimientos sociales, plataformas solidarias y coordinadoras anticapitalistas.
La publicación de las declaraciones de bienes de los concejales el pasado 2 de diciembre también deparó muchas sorpresas. Dos concejales de Ahora Madrid “olvidaron” que tenían una cuenta corriente. Uno de ellos –Guillermo Zapata- lo calificó de “despiste” al tiempo que señalaba que el saldo de la cuenta era de 22.000€ (vaya despiste…) Y el otro –Nacho Murgui- sólo declaró dos préstamos con Bankia; luego envío un tuit diciendo que también se había olvidado de su cuenta corriente.
Pero las grandes sorpresas han venido de la mano de la declaración de bienes de la alcaldesa Carmena. Una alcaldesa que ya afirmó en su momento que “nunca había sido comunista.” Olvidó que había sido afiliada al PCE entre 1965 y 1979 y que, además, fue candidata del PCE a diputada por Madrid en las elecciones generales de 1977.
Carmena no ha aclarado si obtuvo las licencias y autorizaciones urbanísticas necesarias para unir su chalé al de su vecina
En el caso de su declaración de bienes, su “despiste” se refiere a tres grandes cuestiones (cuyos hechos y preguntas sin respuesta expongo con más detalle aquí).
Primero, la compra de un tercio de la casa de su vecina. En 2003, Carmena acordó comprar un tercio del chalé propiedad de Cristina Almeida contiguo al suyo. El precio acordado fue de 180.000€. El pago se hizo en tres plazos de 60.000€ cada uno entre 2003 y 2004 (el tercero fue el sábado 13 de marzo, dos días después del fatídico atentado).
Dos de estos pagos, por valor de 120.000€, se hicieron en metálico. A fecha de hoy, la alcaldesa no ha explicado ni de dónde sacó el dinero, ni por qué pagó en metálico, ni por qué tardó cinco años –hasta 2009- en escriturar la compraventa, ni siquiera si es o no propietaria de este tercio (ha afirmado que sólo tiene su “derecho de uso” cuando la escritura de 2009 establece que Almeida le vendió “el pleno dominio de una tercera parte indivisa de la finca”).
Finalmente, no ha aclarado si obtuvo todas las licencias y autorizaciones urbanísticas necesarias para unir su chalé al de su vecina y conectarlo, a su vez, con el de su hija que es propietaria del chalé contiguo al de Almeida.
Carmena está acusada de delitos contra los trabajadores
Segundo, la disolución de la sociedad de gananciales con su marido en 2010. La disolución ocurrió justo cuando la empresa de arquitectura de su marido empezó a ir mal y dejó de pagar a sus trabajadores. Cuando la Justicia condenó a su marido a pagar a sus trabajadores y a indemnizarles, éste se declaró insolvente.
Como consecuencia de distintos traspasos patrimoniales, Carmena se encontró con un patrimonio de 2,5 millones de euros al tiempo que su marido se declaraba insolvente y a sus extrabajadores se les debían unos 500.000 euros.
La cuestión aún colea en los tribunales. Así, un juzgado de Segovia ha acordado la incoación de diligencias previas y trasladado a Madrid una querella relacionada con este caso. Se acusa a Carmena y a su marido de delitos contra los trabajadores, contra la Seguridad Social y por insolvencia punible, delitos por los que Carmena, como cooperadora necesaria, podría ser condenada a hasta 4 años de cárcel.
¿De dónde sacó el dinero Carmena para pagar su hipoteca?
Tercero, el pago de una hipoteca en 2015. Carmena hipotecó su casa en septiembre de 2011 a cambio de un préstamo de cerca de 500.000 euros. Canceló la hipoteca de golpe el 5 de marzo de 2015. ¿De dónde sacó el dinero para pagarla? Además, ¿es coincidencia que la pagase escasamente cinco días antes de anunciar su candidatura a la alcaldía de Madrid?
Todas estas cuestiones casan mal con el perfil público de Carmena como impecable defensora de los derechos de los trabajadores, desapegada de cuestiones materiales y defensora de los más débiles y necesitados. Quizá la figura de Carmena no sea más que un mito y la realidad de su pasado sea bastante más complejo de lo que sus admiradores quieren creer.
La única forma de despejar estas dudas será hacer realidad el compromiso de Carmena con la transparencia. La alcaldesa debe demostrar que sus cuentas son de vidrio y que todo ciudadano debe poder verlas en detalle. No se enfrenta –hoy por hoy- a ningún tribunal jurisdiccional. Pero como alcaldesa de Madrid se enfrenta al tribunal de la opinión pública. Y éste exige para dictar sentencia una rendición de cuentas sin las manipulaciones y tergiversaciones del pasado a las que tan proclive es.
***Percival Manglano es concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid
***Ilustración: Ana Yael