Felipe VI ha aprovechado este miércoles la Pascua Militar para reivindicar el honor de las Fuerzas Armadas y subrayar que "la honradez y la lealtad tienen que presidir todas nuestras actuaciones", un alegato por la integridad y rectitud moral extensible más allá del Ejército a todos los que se dedican al servicio público.
Este mensaje del Rey compensa su discurso de Nochebuena, en el que no hizo mención a los problemas de corrupción, y adquiere especial valor porque se produce en vísperas del inicio del juicio del caso Noos, que sentará en el banquillo a Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin.
Uno de los escándalos más graves
Más allá del desenlace del proceso, o de que la infanta acabe o no librándose de ser juzgada en aplicación de la doctrina Botín -la imputación podría archivarse al no existir acusación pública-, el caso Nóos es uno de los escándalos más graves de los últimos años.
El protagonismo del yerno y de la hija del entonces Rey desplomó la imagen de la monarquía y fue una de los motivos que empujaron a Juan Carlos I a abdicar la corona en Felipe VI. La trama, basada en el cobro de cantidades millonarias entre 2003 y 2006 a los gobiernos autonómicos de Jaume Matas y Francisco Camps y otras entidades por la organización de eventos irrelevantes, sólo fue posible porque quien ofrecía estos servicios era un miembro de la Familia del Rey.
El Gobierno valenciano llegó a firmar contratos con el Instituto Nóos por la friolera de seis millones de euros a cambio de absurdos simposios sobre acontecimientos deportivos porque así lo quiso Iñaki Urdangarin. Y las autoridades baleares acordaron pagos por cerca de 3 millones de euros porque así lo pidieron el yerno del rey y su socio Diego Torres.
La imagen de un país corrompido
El enfrentamiento entre el fiscal Pedro Horrach y el instructor José Castro por la oposición de Anticorrupción a la imputación de la infanta, las presiones sobre la Audiencia de Palma para evitar a toda costa que se sentase en el banquillo y la desfachatez con la que los dirigentes implicados vulneraron la ley de contratos para enriquecer a Urdangarin y su socio extendieron la sensación de que España es un país muy corrompido. Es importante reseñar el impacto que ha tenido el caso Nóos en la opinión pública a la hora de valorar el llamamiento de Felipe VI a la "honradez" en esta Pascua Militar.
Hoy y los próximos días EL ESPAÑOL publicará los vídeos con las declaraciones de los testigos ante el juez Castro. Se trata de documentos muy elocuentes que revelan hasta qué punto la pertenencia de Iñaki Urdangarin a la Familia Real abría todas las puertas y abonaba todo tipo de abusos.
Dentro de la sala del juez Castro
Las testificales dan buena prueba del papanatismo de los políticos ante Urdangarin y el enojo del juez Castro por las tretas con que intentaban dar apariencia legal a decisiones que no respondían al interés general. La desvergüenza con la que intentan justificar los contratos con Nóos ante las preguntas del juez, el modo en que se echan las culpas unos a otros y la naturalidad con la que algunos empresarios admitieron que se vieron con el entonces duque de Palma a instancias del Gobierno autonómico son tan evidentes que lo asombroso es que Francisco Camps y quienes fueron sus vicepresidentes no se sienten en el banquillo junto a Matas.
Estos vídeos muestran que los gobiernos balear y valenciano firmaron cuanto Urdangarín les puso delante sólo porque era el yerno del rey. Si un mínimo sentido de la integridad de la función pública o de la dignidad institucional hubiera presidido los actos de los responsables de estas administraciones nunca hubiera germinado una trama corrupta tan burda.