Los detalles que conocemos de Púnica, una de las grandes tramas junto a Gürtel y los ERE de Andalucía, permiten comprobar hasta qué punto la corrupción impregna las relaciones entre individuos, partidos políticos, compañías privadas, empresas públicas, administraciones locales y autonómicas, hasta formar una complicada madeja con múltiples derivadas que la Justicia trata de desenredar.
La última ramificación de Púnica -caso que saltó hace dos años al conocerse que el consejero de Presidencia y Justicia de Madrid tenía cuentas en Suiza- se ha descubierto este jueves: el juez de Palma de Mallorca José Castro sospecha que la empresa OHL pagó la reforma de la primera planta de la sede nacional del PP, en la calle Génova. Se trataría de una contraprestación a cambio del trato de favor que la compañía obtenía de las administraciones controladas por los populares, que optó a la adjudicación del Hospital Son Espases, la mayor obra pública de Baleares. Por ello, el magistrado reclama ahora todos los datos sobre aquella reforma. La estrecha vinculación entre el PP y OHL ya la puso de manifiesto Bárcenas en su declaración ante el juez cuando aseguró que el presidente de la compañía, Juan Miguel Villar-Mir, le entregó 300.000 euros para la campaña de 2011.
Cerco sobre Rajoy
La investigación de Castro, que estrecha el cerco sobre Mariano Rajoy al dirigirse a la presidencia del PP para solicitar la documentación, deriva de los datos obtenidos de la agenda personal de Granados. Pero esas obras sólo son un episodio más de una trama que ha llevado a la detención de más de medio centenar de personas y que obtuvo sumas millonarias en distintos puntos del país a través del amaño de concursos públicos.
El fruto de ese latrocinio acabó en la caja B del PP, en cuentas en paraísos fiscales de los protagonistas e incluso en un armario del dormitorio del suegro de Granados. La Policía Judicial encontró allí cerca de un millón de euros dentro de una maleta cerrada con dos candados. Cuando el juez le pidió explicaciones, contestó que nunca lo había visto hasta que lo descubrieron los agentes y que podría haberlo depositado cualquiera: "En el dormitorio entra toda cantidad de gente, fontaneros, la gente de Ikea a montar el dormitorio...".
La respuesta, tan inverosímil que mueve a la risa, recuerda mucho al episodio que protagonizó José Amedo cuando, al ser preguntado por el origen de su fortuna, le dijo a Baltasar Garzón que era producto de los ahorros durante décadas de su padre, que había ido guardando el dinero bajo una baldosa.
Granados y JLM
También resulta rocambolesco el cruce de mensajes que hoy revelamos entre Granados y su amigo y compinche David Marjaliza. Este empresaio, que logró adjudicaciones millonarias en varios municipios madrileños gracias a su cercanía a Granados, le reprocha que esté "endiosándose" por los halagos de quienes le rodean. Granados, que no ha hecho más que llenarse los bolsillos de forma fraudulenta, le responde que nunca le interesó el dinero. Un diálogo propio de un sainete.
Junto a alcaldes y consejeros de los gobiernos de Esperanza Aguirre, también salen salpicados varios empresarios, de los que el más relevante es Villar-Mir. Hoy desvelamos en EL ESPAÑOL que fue la gestora de la fortuna de la familia de su yerno, Javier López Madid, la que puso sobre la pista a la Justicia de que JLM -las iniciales que estaban en la agenda de Granados como pagador de grandes cantidades al PP- era él.
La mezcla de saqueo y farsa que ha destapado la operación Púnica está teniendo un coste tremendo para el PP y sus consecuencias seguirán repercutiendo en sus resultados electorales. Pero demuestra, sobre todo, que se impone una depuración total en su cúpula: de lo contrario el hundimiento será inevitable.