El Gobierno no debería escudarse en su interinidad para hurtar al Parlamento el debate acerca del acuerdo con Turquía sobre los refugiados. Eso constituiría una renuncia política que agravaría la sensación de vacío de poder. También aumentaría la impresión de que Mariano Rajoy, después de haber declinado la propuesta de investidura que le hizo el rey, vuelve a rehuir su responsabilidad.
Hace unos días, Bruselas y Ankara cerraron un controvertido pacto para deportar a Turquía a los refugiados que arriben a las costas de Grecia. El tratado pretende disuadir a quienes intentan llegar a Europa de forma irregular y ha sido muy criticado por Naciones Unidas porque violenta los tratados comunitarios y permite las expatriaciones masivas y las devoluciones en caliente.
Ejecutivo en funciones
Después de que todos los partidos excepto el PP hayan rechazado el pacto, Soraya Sáenz de Santamaría ha asegurado que el Gobierno intentará consensuar la postura oficial de España antes de ratificarlo el próximo jueves en la cumbre de Bruselas. Sin embargo, la vicepresidneta justifica que Mariano Rajoy no comparezca en el Parlamento -como piden los grupos- aduciendo que el Ejecutivo está "en funciones para todo" y no tiene por qué "someterse al control de una Cámara cuya confianza no tiene".
La vicepresidenta juega al equívoco adrede. Dice que el Gobierno no respaldará el pacto de refugiados de la UE sin el consenso del Congreso, mientras que, para justificar que Rajoy no dé la cara, cita una resolución de mayo del Parlamento autonómico andaluz contraria a que el ejecutivo en funciones se sometiera al control de la Cámara regional.
La reciente comparecencia del ministro de Exteriores en una comisión parlamentaria para explicar el acuerdo bilateral entre la UE y Reino Unido demuestra que reglamentariamente no hay ningún motivo que impida al Gobierno en funciones comparecer en las Cortes. Estar en funciones no impidió al Gobierno mostrarse a favor -junto al resto de socios europeos- de los principios generales de este acuerdo con Turquía, así que el presidente debería tener especial interés en explicar en las Cortes cuál será la posición de España.
La UE traiciona sus valores
Lo cierto es que Europa está traicionando sus valores con este pacto, y por tanto, no debería ser ratificado. Pero el asunto es si el Gobierno puede escatimarle a la Cámara este debate.
El mismo miedo al desgaste que llevó a Rajoy a declinar la propuesta de investidura del rey porque no tenía mayoría parlamentaria le paraliza ahora en otro asunto fundamental. El presidente podría intentar aprovechar la ocasión para tomar la iniciativa política y, si la oposición quiere hacer demagogia con los refugiados, poner en valor sus contradicciones. Rajoy puede hacer todo, menos darle la espalda al Parlamento.