La detención de Mario Conde, sus dos hijos, su yerno y varios colaboradores por el blanqueo de 13 millones de euros provenientes del saqueo de Banesto debería servir de aviso a los más contumaces navegantes en el proceloso mar de la corrupción.
Aquellos que en situaciones como las de Maria Antonia Munar, Luis Bárcenas, Iñaki Urdangarin, Francisco Granados, Francisco Correa o Jaume Matas se resisten a devolver el dinero obtenido mediante fechorías, confiados quizá en que una vez hayan cumplido sus penas podrán disfrutar de su botín, han visto este lunes como el cerco de la Justicia se volvía a cerner sobre Mario Conde 23 años después de la intervención del Banco Español de Crédito.
Hay que esperar el desenlace judicial, pero todo indica que la operación Fénix, que dirige el juez Santiago Pedraz en la Audiencia Nacional, puede suponer el último capítulo o más bien postdata del caso Banesto: el magistrado Nacional mantiene que el dinero repatriado en la última década por el exbanquero proviene del dinero robado de la entidad financiera que presidió.
La 'beautiful people'
Mario Conde, principal exponente de la beautiful people en la década de los 90, fue condenado a 20 años de cárcel y a devolver junto a sus colaboradores en la cúpula de Banesto casi 8.000 millones de las antiguas pesetas, entre otras corrupciones. Tras pasar más de una década en prisión, años que aprovechó para escribir sus memorias, algún ensayo sobre su experiencia del poder y varias obras de espiritualidad, reapareció en la escena pública decidido a volver a triunfar.
Ahora vemos que lo suyo ha sido todo un regreso al pasado en el que no faltaron episodios pintorescos. Fundó un partido intrascendente y se convirtió en tertuliano habitual de programas en los que no dudaba en defender su inocencia y dar clases de moralidad y economía mientras, según los investigadores, aplicaba sus conocimientos bancarios en repatriar el dinero escondido durante tantos años en sociedades en Holanda y Suiza. Todo hace sospechar que, en ese resurgimiento del Fénix, podría haber arrastrado a la delincuencia a su propia familia.
Los investigadores creen que Mario Conde se apoyó en su hija Alejandra y su hijo Mario para crear una red de hasta 18 sociedades a través de la cual habría blanqueado 13 millones de euros mediante ampliaciones de capital, inversiones y prestamos ficticios. El repaso del patrimonio societario de Conde demuestra que el banquero que se declaró parcialmente insolvente para no restituir el dinero sustraído en Banesto controla en realidad una fortuna de de al menos 30 millones de euros.
Deudas con Hacienda
El afloramiento de este patrimonio, que contrasta con la pésima marcha de algunas de sus empresas, resulta muy comprometedor en un financiero del que siempre se sospechó que ocultaba una fortuna obtenida por medios ilícitos. Que además Mario Conde deba 10 millones de euros al Fisco y varias mensualidades a los empleados de la matriz española utilizada en la operativa de blanqueo -una firma de maquillajes y lejías-, son ya elementos sintomáticos de la deriva de un personaje que siempre se creyó más listo que nadie.
La operación Fénix pone en valor la determinación de la Justicia, por lo que bien puede servir de lección a quienes ni piensan en redimirse ni parece arredrarles la privación de libertad cuando optan por seguir actuando fuera de la ley.