Tal y como hoy revela EL ESPAÑOL, Cristina Cifuentes fue espiada por rivales políticos dentro de su propio partido en los meses previos a las elecciones autonómicas del 24 de mayo de 2015. El objetivo de esta operación, que se canalizó por medio de un despacho de abogados de la capital, era elaborar un dossier con información comprometedora contra la hoy presidenta de la Comunidad de Madrid y filtrarlo a la prensa para así evitar que fuera candidata. En concreto, se quería difundir el malintencionado rumor de que era cleptómana sin base alguna que lo avalara.
Estamos ante un nuevo episodio de guerra sucia en el seno del PP madrileño, en la que ha habido prácticas deleznables continuadas en el tiempo, algunas sufragadas con dinero público. Hace poco más de un mes, dos guardias civiles y un técnico de seguridad declaraban ante la comisión de investigación creada en la Asamblea de Madrid en relación al espionaje en 2009 a Ignacio González, ex vicepresidente madrileño. Según el relato de estas personas, los seguimientos a dirigentes como Manuel Cobo- entonces número dos del alcalde Gallardón o el consejero Alfredo Prada eran parte de la guerra interna en la que intervinieron el propio González y el consejero de Presidencia madrileño Francisco Granados.
Estos episodios de espionaje en el partido que ha estado y está gobernando España y la Comunidad de Madrid parecen sacados de otro tiempo y de otras latitudes. El PP y la Justicia deberían poner de todo de su parte para esclarecer quiénes estaban tras estas prácticas intolerables y depurar responsabilidades.