La consecución de la Copa de Europa por parte del Real Madrid encierra una lección para nuestros partidos políticos, particularmente para el PP. El equipo parecía abocado al fracaso a principios de año tras haber perdido el tren de la Liga, haber sido eliminado de la Copa del Rey por un error del club en los despachos y ver cómo los jugadores no acababan de encajar con el técnico, Rafa Benítez.
Florentino Pérez tenía dos opciones: cruzarse de brazos y esperar a ver si la situación mejoraba o rebelarse ante lo que se intuía ya entonces como un nuevo ciclo que nacía muerto. El presidente del club tomó una decisión muy arriesgada: destituir a Benítez a y sustituirlo por Zidane, alguien con una leyenda tan grande como jugador como insignificante en los banquillos. Además anunció que si no acertaba le tocaría hablar a los socios, dando a entender que asumiría su responsabilidad.
El dilema del PP
No caer en el conformismo, arriesgar, es lo que, a la postre, le ha permitido al Real Madrid alzarse con la undécima Copa de Europa, el principal objetivo que se planteaba la entidad al empezar la temporada, y un logro deportivo que disipa cualquier sinsabor de los últimos meses. Claro que el equipo ha tenido suerte -los propios penaltis no dejan de ser una lotería-, pero la fortuna nunca se hubiera presentado si Florentino Pérez no le hubiera abierto la puerta.
Si, como todo apunta, el 26-J no ofrece un resultado rotundo y hay que entablar negociaciones para formar gobierno, igual que ocurrió tras el 20-D, al PP puede planteársele un dilema similar al que se encontró Florentino Pérez en enero. De la misma forma que el Real Madrid no iba a rendir más con Benítez cuando se decidió su relevo, el PP no da más de sí con Rajoy.
Las urnas han venido avisando a los populares de que las cosas no iban bien desde las europeas de 2014. Después vinieron las andaluzas, las municipales, las autonómicas, las catalanas y las generales de diciembre. El PP ha ido perdiendo apoyos, no ha reaccionado y ha mantenido al entrenador y la misma base del equipo.
Nuevo escenario
La política española camina hacia un escenario nuevo donde serán necesarias virtudes como el brío, la capacidad de negociación y el atrevimiento. Consciente de ello, Albert Rivera ha tomado la iniciativa y este domingo proponía a sus principales adversarios un pacto "antisillones", basado en dejar a un lado las ambiciones personales en aras a favorecer un gobierno sólido para España tras las elecciones.
La enseñanza del Real Madrid a los políticos es precisamente que las organizaciones no dependen tanto de un profesional con experiencia, de un simple gestor, de un tecnócrata, como de un líder comprometido que pueda inspirar a los demás y que sea capaz de contagiar ilusión y entusiasmo en un proyecto. Florentino Pérez, con fama de conservador, lo comprendió y ha ganado. ¿Serán capaces de entenderlo y llevarlo a la práctica en el PP?