La consolidación de Podemos y Ciudadanos, así como la certeza de que Pablo Iglesias y Albert Rivera serán determinantes a la hora de decidir quién será el próximo presidente de España, permiten a las nuevas formaciones tutear a sus rivales y entrar en el cuerpo a cuerpo. Así se está poniendo de manifiesto en esta campaña electoral.
La entrevista que hoy publicamos con el secretario de Organización de Podemos es muy reveladora al respecto. Cuando Pablo Echenique afirma que para ellos "sería mucho más difícil negociar con el PSOE de Susana Díaz", está echando sal en la herida abierta por la que sangran los socialistas, que tienen un líder formal, Pedro Sánchez, y otro real, la presidenta andaluza.
Sánchez vs. Díaz
En un momento en el que está en disputa el liderazgo en la izquierda, afirmar, como hace Echenique, que en Podemos empatizan más con Sánchez, es una forma inteligente de debilitar al candidato. Pero además, el hombre de confianza de Iglesias pone de manifiesto algo real: que con Susana Díaz tendrían muchas más dificultades para entenderse.
La estrategia de Podemos con el PSOE no es muy distinta a la que ha puesto en marcha Ciudadanos en relación al PP. Si en el debate a cuatro del lunes, Rivera le pedía a Rajoy que "reflexionara" acerca de su futuro tras fustigarle con la corrupción, y en días sucesivos anunciaba solemnemente que no le daría su apoyo para que sea investido presidente, Ciudadanos acaba la semana poniendo sobre la mesa hasta cinco nombres que, llegado el caso, sí estaría dispuesto a aupar a la presidencia del Gobierno.
El guiño de C's
Es una forma de trasladarle la presión al PP, pero sobre todo un guiño a miles y miles de sus partidarios. ¿Acaso Cristina Cifuentes, Núñez Feijóo o Ana Pastor, no serían, a ojos de muchos votantes populares -e incluso militantes-, mejores candidatos que Rajoy? El mensaje que Rivera traslada a ese electorado descontento con Rajoy es que él tiene la llave para favorecer su relevo y la renovación del PP, y que por tanto el voto realmente útil debe ir a Ciudadanos.
Habrá que esperar al 26-J para ver los resultados, pero todo indica que la nueva política está sabiendo alimentar las divisiones internas entre sus rivales, y al hacerlo se consolida como alternativa a los dos grandes partidos tradicionales.