La remisión a la Agencia Mundial Antidopaje de muestras de todas las bolsas de sangre incautadas en la Operación Puerto es el último paso antes de que podamos conocer qué deportistas se doparon con la ayuda del doctor Eufemiano Fuentes. Tal y como hoy revela en primicia mundial EL ESPAÑOL, las muestras han sido trasladadas desde Barcelona hasta un laboratorio de otro país europeo bajo control de la AMA.
La Agencia, con sede en Montreal, está decidida a publicar unos nombres que han permanecido ocultos durante una década a la espera de que resolvieran los tribunales españoles. También está dispuesta a perseguir a los tramposos, si bien el tiempo transcurrido podría haber hecho que prescribiera el caso. Eso sí, podrían perder su palmarés deportivo.
El escarmiento
Estamos ante uno de los mayores escándalos de la historia del dopaje, cualitativamente, porque se ha demostrado cómo los deportistas trataban su sangre para hacerse autotransfusiones, y también cuantitativamente, porque son 211 bolsas de otros tantos deportistas las que requisó en 2006 la Guardia Civil. No hay precedentes de una redada de esta envergadura.
Toda vez que la Audiencia Provincial de Madrid falló el mes pasado que no había posibilidad de actuar penalmente contra los protagonistas porque cuando ocurrieron los hechos la legislación española no contemplaba como delito el dopaje, probablemente el único escarmiento para los deportistas inmersos en esta operación será el de la publicación de sus nombres y la retirada de sus marcas y victorias.
Doble factura
Fue un error de nuestros políticos no aprobar en su momento las leyes oportunas para combatir el dopaje. Eso hará que al final paguemos la factura dos veces. Ya lo hicimos entonces con el descrédito y la insidiosa sombra de la sospecha sobre los triunfos de algunos de nuestros deportistas, un descrédito que nos llevó seguramente a perder la organización de los Juegos Olímpicos en Madrid. Ahora volveremos a pagar, convirtiéndonos en foco internacional del dopaje en cuanto la AMA publique los nombres de ciclistas, futbolistas, atletas... aunque no todos sean necesariamente españoles.
Los afectados negarán probablemente los hechos y alegarán que las identificaciones no son correctas o que unas muestras sanguíneas guardadas durante diez años en un congelador han podido ser manipuladas. Tal y como desvela María Peral, también Eufemiano Fuentes ha intentado hasta el último momento con un escrito evitar la salida de España de las muestras de sangre. Lo ha hecho con el hipócrita argumento de que en este asunto sólo se busca la "pública y mediática lapidación" de los deportistas. Pero la verdad es que ya es hora de descubrir a los tramposos.