Los casi 300 días de Gobierno en funciones merman la capacidad de gestión del Ministerio de Defensa y comprometen el correcto funcionamiento del Ejército.
La interinidad del ministro Pedro Morenés está limitando sobremanera la toma de decisiones de calado sobre nuestras misiones, lo que perjudica la imagen de España dentro de la OTAN. Por ejemplo, el objetivo de ampliar a 400 unidades el contingente de soldados españoles en Irak destinados a combatir al Estado Islámico ha quedado en el aire.
A nivel organizativo, el nombramiento de generales ha quedado congelado 'sine die' y el malestra crece en el sindicato mayoritario de militares, que se ha quejado de la arbitrariedad del último paquete de medidas aprobadas por Defensa.
La perspectiva de un ejército inoperante en el exterior y sujeto a la voluntad de Morenés, refuerza la urgencia de conformar, cuanto antes, un nuevo Ejecutivo.