Las explicaciones de Mariano Rajoy y Luis de Guindos sobre la promoción gubernamental de José Manuel Soria en el directorio del Banco Mundial no convencen ni siquiera en el PP, donde algunos de los barones aprovechan la polémica por este último caso de puerta giratoria para pasarle la factura a Luis de Guindos.
Cada vez más comprometidos por las falacias y falsedades que ambos vienen esgrimiendo desde que el viernes se conoció el enchufe de Soria en la entidad financiera de la ONU, el presidente en funciones y el titular de Economía están vinculando irremediablemente su imagen al expediente Soria, cuyo estallido ha aflorado las rivalidades y enfrentamientos intestinos dentro del PP.
Canonjía
Rajoy y De Guindos han querido presentar la escandalosa decisión política de premiar con una canonjía de 226.500 euros anuales libres de impuestos al ministro que dimitió por mentiroso y por sus negocios en paraísos fiscales como una decisión administrativa irreprochable y a la que son ajenos. Pero a medida que se conocen más datos sobre el procedimiento que ha servido para conceder un retiro dorado a Soria, peor parados salen del caso.
El presidente y el ministro han sugerido que la candidatura de su amigo es el último peldaño de su brillante carrera como funcionario del Cuerpo de Técnicos y Comerciales y Economistas del Estado. Rajoy incluso ha intentado remachar la inexorabilidad de su designación en el Banco Mundial asegurando que "es un funcionario que ha participado en un concurso". Pero lo cierto es que la propuesta obedece a un procedimiento de libre designación decidido por una comisión de evaluación presidida por la Secretaría de Estado de Economía y de la que forman parte secretarios económicos y directores generales del Ministerio que dirige De Guindos.
Doble mérito
Por si estas condiciones fueran poco favorables para Soria, y a expensas de que el ministro aclare de una vez cuántos aspirantes se presentaron al procedimiento que Rajoy califica de "concurso", al exministro de Industria y Energía se le han computado un doble mérito incompatible en términos ontológicos: por un lado se ha tenido en cuenta sus trienios como funcionario en ejercicio desde que consiguió la plaza en los 80 -pese a que sólo ejerció cinco años- y por otro su antigüedad ostentando cargos públicos -entre ellos el de ministro- en libre disposición de servicio.
Es decir, a fin de cuentas da igual que Soria se presentase solo o que hubiese más candidatos, pues el que dirimía el trámite era su amigo De Guindos. Todo indica pues que Rajoy estaba al tanto y que este premio a Soria formaba parte del paquete de su jubilación.
Revisable y recurrible
La promoción de Soria, revisable y recurrible además de incompatible con la mínima ejemplaridad ética que se debe exigir a los representantes de España en el exterior, parece tan inconsistente que no resulta extraño el malestar que está generando dentro del PP.
Los ministros José Manuel García-Margallo y Rafael Catalá -y con la boca pequeña, Soraya Sáenz de Santamaría- han reiterado este lunes los argumentos de Rajoy y de Guindos, mientras que Alberto Núñez Feijóo se ha sumado a las críticas apuntadas por Cristina Cifuentes o Juan Vicente Herrera porque "es difícil de entender".
Escaramuza
En la crisis abierta confluyen viejas cuentas pendientes, como la que Herrera mantenía con Soria por la caída de las ayudas al carbón; el interés de Feijóo por desmarcarse ante la proximidad de las elecciones gallegas; y la intención de Cifuentes de preservar su pacto con Ciudadanos y de afrontar sin hipotecas su debate de política general. Pero también se percibe que quienes pueden aspirar a relevar a Rajoy no han desaprovechado la oportunidad de dañar a un rival como De Guindos.
En resumen, como explicó una fuente a EL ESPAÑOL, esta escaramuza interna se mezclan "el fuego amigo contra De Guindos con los muchos enemigos que hizo Soria como ministro".