El presidente de la Generalitat ha salvado, como era previsible, su cuestión de confianza gracias a la ayuda de la CUP. Pero la formación antisistema ha dejado claro que su apoyo es circunstancial y tiene un alto precio. La portavoz anticapitalista, Anna Gabriel, ha subrayado que este respaldo es puntual y no lleva aparejado un voto favorable a los presupuestos de 2017. Más aún, ya ha mostrado una parte de la factura que pasará al presidente catalán al dictarle la pregunta del referéndum unilateral de independencia anunciado para septiembre de 2017: "¿Quiere que Cataluña se convierta en una república independiente? ¿Sí o no?".
Puigdemont ha ganado tiempo al salvar esta moción de confianza, pero sigue siendo rehén de la CUP. El presidente de la Generalitat no tiene garantizada la aprobación de las cuentas públicas del ejercicio próximo ni ha conseguido siquiera un mínimo compromiso de estabilidad. Al poner sobre la mesa la pregunta del referéndum, la minoría radical deja claro que controla el proceso de ruptura, por cuyo protagonismo compite con ERC. Mientras, los convergentes hacen de mera comparsa.