Hace tiempo que mucha gente presume, algo atolondradamente en mi opinión, de lo a gusto y lo tranquilo que se está con un gobierno en funciones. Sin duda los primeros que se lo pasan pipa son los que siguen haciendo como que gobiernan pero manteniendo intactos sueldo, residencia y coche oficial, etc. El sueño del trepa: no tener ni que fingir que merece el alto honor que ocupa.
Atención, atención, gran noticia: un gobierno en funciones no es un gobierno que no existe. Es un gobierno que incordia lo que quiere y más sin tener que dar mayores explicaciones ni pasar la ITV jamás. Es un niño solo en casa sin canguro. Es un coche sin frenos. Es un peligro público disfrazado de institución.
Peeeero… no se trata sólo del gobierno, saben. Porque ahora mismo aquí están en funciones el Parlamento enterito, medio país y por supuesto todos y cada uno de nuestros autoproclamados líderes políticos. Incluidos nuestros gauchos divinos, que es como en un arranque de desparpajo he decidido llamar de ahora en adelante a la gauche divine local... ¿no es más divertido así?
Hace semanas que se veía a venir la debacle del PSOE. Era hasta divertido decirlo y que el típico self-made man in Ferraz, el típico comprador de cualquier burra e intoxicación informativa, te dijera que que vaaaaaaa, que Pedro Sánchez estaba más fuerte que nuncaaaaaaa…
Creo que ya lo hemos comentado en alguna anterior ocasión: en este país, por lo que sea, mucha gente cree que necesita una izquierda mágica, incontestable y sobre todo impune. Una izquierda de realismo mágico a la que todo se le deja pasar y se le perdona. Ese divino gaucherío, durante décadas y décadas, lo ha ejercido el PSOE. Tras arrebatar por sorpresa -o no tanto- al sufrido PCE la llama heroica del antifranquismo y pasar del ocioso exilio dorado directamente a las moquetas del poder, el PSOE de Felipe González, y de casi todos los que le han venido detrás, se las arreglaron para tener siempre la razón del corazón, que es la más poderosa que existe. Cuando la gente se muere de ganas de que seas verdad. Cuando la gente cree en ti como puede creer que Elvis Presley sigue vivo.
Esa envidiable situación de privilegio ideológico, esa patente de corso política, ese poder decir blanco, hacer negro, pensar amarillo y caer invariablemente en gracia al personal, se está desplazando a toda velocidad de la sede del PSOE a la de Podemos. Eso es lo que no han pillado muchos socialistas, que se les acabó el free lunch, la comida gratis, el todo pagado, así hagan el burro todo lo que sus orejas dan de sí.
En España una izquierda en funciones puede acumular más poder y más peligro que siete gobiernos en funciones. Y cuanto más divina sea esa izquierda, peor. Quién no controla a Rajoy está claro. Pero, y a los gauchos divinos, ¿quién los mete en cintura?