El último proyecto anunciado por la alcaldesa de Madrid es crear una nueva tasa. Manuela Carmena está dispuesta a cobrar a los bancos por los cajeros automáticos y a destinar el dinero recaudado a gasto social. Se trata de una medida absolutamente populista. La asociación de ideas que pretende crear Manuela Carmena es clara: quita a quienes en el imaginario popular son los ricos para dárselo a los pobres. Una nueva Robin Hood.
Pero ni los bancos son lo que eran, al menos en España -no paran de cerrar oficinas por la caída de sus márgenes- ni serán sus accionistas los que acaben pagando este nuevo gravamen, sino sus impositores. Por esa parte, estamos ante un nuevo gesto de cara a la galería que sólo pretende satisfacer al electorado podemita.
Pero es que además, la medida es un fiasco, porque el dinero que se recaude por esta tasa no podrá destinarse, como promete la alcaldesa, a asuntos sociales. Tal y como informamos hoy en EL ESPAÑOL el Ayuntamiento de la capital tiene un techo de gasto limitado por el Ministerio de Hacienda que le impide aumentar sus partidas en cualquier área. Por todo ello, lo que plantea Carmena es, sencillamente, un fraude.