La convicción de Albert Rivera de que Ciudadanos está en una "posición óptima" y de que les va a ir bien en la legislatura en ciernes, tiene un valor especial por el momento en que la ha expresado: en vísperas de que Rajoy sea investido de nuevo presidente y sólo seis horas antes de que el líder del PP leyera su discurso en el Congreso.
La extensa conversación con Rivera, incluida en las jornadas con las que EL ESPAÑOL celebra su primer aniversario, ha servido para conocer la estrategia de largo alcance de Ciudadanos. Rivera quiere aprovechar el escaparate que le ofrece el Parlamento para consolidar su proyecto político, convencido de que el espacio de centro que lidera va a ser más necesario que nunca como consecuencia de la desaparición de las mayorías absolutas.
Rivera cree que el nuevo escenario político, que obliga a negociar y a llegar a acuerdos, permite exhibir las virtudes de Ciudadanos, y que ahí va a demostrar su capacidad. Más aún con un PSOE que tardará en recomponerse y un PP donde reina el continuismo, marcado por la corrupción. En ese sentido, ni siquiera cree que los nombres que se han barajado para, llegado el momento, sustituir a Rajoy, puedan limitar las posibilidades de crecimiento de su partido. En ese sentido, al preguntársele si temía a un rival como Feijóo, fue rotundo: "Si es esa la renovación, apaga y vámonos".
Rivera no se conforma con ser bisagra. Subraya que la sociedad española ha cambiado mucho, que los votos ya no son patrimonio de ningún partido y que se abre un periodo en el que "puede pasar todo". Por eso, piensa a lo grande y aspira a ser presidente del Gobierno. De hecho, presenta su flexibilidad de ahora -C's ha votado 'sí' tanto a Sánchez como a Rajoy- como una inversión: "No se puede aspirar a gobernar España sin antes hacer algo por tu país".