La situación podría haber empezado a desbloquearse en Venezuela. La puesta en libertad de tres opositores es una buena noticia y viene a corroborar que la intercesión del Vaticano y de los mediadores internacionales -donde destaca la labor de José Luis Rodríguez Zapatero- empieza a dar frutos. En reciprocidad, el Parlamento, de mayoría opositora, ha decidido posponer el revocatorio contra Nicolás Maduro.
El problema en Venezuela es que las fuerzas están tan igualadas que ningún actor político tiene fuerza para imponerse al otro, y el bloqueo puede eternizarse con movilizaciones en las calles de partidarios de unos y de otros, y movimientos de acción y reacción en las instituciones. Dado que hoy por hoy es imposible desalojar al chavismo, quizás la apuesta posibilista sea la solución.
Ahora bien, para que el paso de distensión del régimen sea real y creíble, el Gobierno de Maduro tiene que sacar de la cárcel a todos los presos políticos, empezando por Leopoldo López, vilmente tratado. La disposición al diálogo con el Gobierno chavista tiene que partir de la base de que los Derechos Humanos son innegociables.