Henry J. Heimlich hizo esta declaración sobre sí mismo a la revista “Omni” en 1984. “Puedo salvar más vidas en tres minutos en la televisión de que las que podría salvar en toda mi vida en el quirófano”. Es la mejor definición posible del doctor que pasó a la historia por crear una técnica para impedir que personas atragantadas mureran por asfixia.
Henry J. Heimlich todavía fue noticia el pasado mes de mayo en la residencia de ancianos en Cincinatti donde vivía internado. El doctor usó la técnica que él mismo había inventado hace cuarenta años para salvar a una de 87 años que se había atragantado con un trozo de carne. Más tarde confesaría que era la primera vez que tuvo que recurrir a la maniobra que lleva su nombre para actuar en una emergencia.
Patty Ris, que así se llamaba la anciana, se encontraba cenando enfrente del doctor, en la misma mesa. Comía una hamburguesa. De repente, notó que no podía respirar, que se quedaba sin aire, ya que un trozo de carne con un pequeño hueso en su interior había quedado atascado en su garganta, según explicó después ella misma.
El doctor sufrió un infarto el pasado lunes día 12. Fue ingresado inmediatamente en el Christ Hospital de la misma ciudad, donde finalmente falleció el sábado 17 a los 96 años de edad, según hizo público su familia.
La técnica Heimlich consiste en abrazar por detrás a una persona que se ha atragantado y oprimirle con fuerza el abdomen hasta que expulsa por la boca el objeto o el trozo de comida que le haya obstruido la garganta.
Heimlich inventó la maniobra en el año 1974. Y en 1975 la Asociación Médica de Norteamérica American Medical la validó, dándole el nombre del doctor. Resulta difícil calcular cuántas vidas se habrá salvado ese procedimiento desde entonces, De lo que no hay ninguna duda es de que desde entonces el número de muertes por atragantamiento han descendido de forma notable en el mundo entero. El Heimlich Institute habla de 50,000 vidas salvadas sólo en los Estados Unidos. Y un artículo publicado por un experto en 2009 en el New York Times eleva la cifra a 100,000. Pero sólo son prospecciones.
Está documentado que la maniobra Heimlich se ha aplicado a políticos tan notables como el presidente Ronald Reagan o el alcalde Nueva York Edward I. Koch; y a celebridades del espectáculo como Elizabeth Taylor, Goldie Hawn, Cher, Carrie Fisher, Walter Matthau y Halle Berry, entre otros muchos personajes.
La carrera del doctor Heimlich va mucho más allá de la popular maniobra contra la asfixia y el atragantamiento. Estaba especializado en cirugía torácica y siempre fue un médico inconformista. A él se deben múltiples innovaciones y patentes médicas, entre ellas una técnica para que los afectados por trombosis puedan aprender de nuevo a tragar; una ayuda mecánica para los cirujano en las operaciones a corazón abierto, ampliamente usada durante la guerra de Vietnam; así como tratamientos para enfermedades graves de pulmón. Heimlich también reclamaba como propia una técnica de trasplante de esófago, aunque no era el único doctor que decía ser el invento.
No fueron pocos los especialistas del establishment médico que consideraban al doctor un advenedizo en busca de reconocimiento público, y muy dado al exhibicionismo mediático y a la publicidad siempre que encontraba la ocasión. Incluso muchos se mostraron escépticos respecto a la maniobra que tanta fama proporcionó al doctor Heimlich y resaltaron los efectos secundarios que podría acarrear como lesiones internas y fracturas de huesos.
Durante los años 70 se producían en los Estados Unidos 4.000 casos al año de atragantamientos, particularmente en niños. Y lo que nadie puede poner en duda la solución del doctor Heimlich salvó numerosas vidas. Una tráquea obstruida puede provocar daños cerebrales irreversibles en tan sólo cuatro minutos, y en apenas unos segundos más conducir a la muerte.
Hasta que se generalizó el uso de la nueva técnica, cuando se proporcionaban los primeros auxilios lo que se hacía era meter los dedos debajo de la lengua de la persona atragantado o darle fuertes golpes en la espalda, para tratar así de que expulsará el objeto atrapado en el conducto respiratorio. El doctor Heimlich estaba convencido de que esos procedimientos lo que hacían era empujar hacia adentro el tapón aún más y provocar que la tráquea se estrechara. Sostenía que con su procedimiento lo que conseguía era que el diafragma comprimiera los pulmones, empujando con fuerza el aire hacia afuera y lanzara así al exterior aquello que obstruía la tráquea.
Primero experimentó con perros. Cuando ya tuvo clara la idea, publicó un artículo en una revista especializada, pero no fue tomado en serio por su tono demasiado coloquial. Para evitar las reticencias de sus colegas, envío copias a los principales periódicos del país. Apenas unos días después, en el estado de Washington un hombre aplicó la técnica que había leído en la prensa a un vecino suyo.
En sólo cuestión de días, los casos se multiplicaron por todo el país. En sólo cuestión de semanas que el nombre del doctor Heimlich apareciera en las portadas de los diarios, de fuera entrevistado en la radio, o que demostrara sus habilidades ante las cámaras de televisión. Había nacido una estrella, un nuevo doctor milagro, un hombre capaz de salvar vidas a miles.
Heimlich se casó en 1951 con Jane Murray. Tuvieron dos hijas gemelas y dos hijos. Su esposa llegó a publicar en 1990 un libro titulado “Lo que tu médico no te quiere contar”, sobre los beneficios de la medicina alternativa. Murió en 2012.