¿La madre de Miguel Ángel Blanco está triste por la muerte de Paloma?
Sí. Seguro. Una vez escribí que la Historia es una moto con sidecar en el que viajamos los periodistas tomando notas. Pues un lugar en el asiento principal lo ha ocupado durante más de seis décadas una compañera, Paloma Gómez Borrero, fallecida inesperadamente este viernes. Paloma era tan buena comunicadora que convertía en sugerente la información sobre las sayas del Vaticano. Aunque ella era más de Juan Pablo II que de Francisco, seguramente porque con el polaco estuvo más tiempo en viajes y a solas, el actual obispo de Roma pronunció en una ocasión un deseo que parecía inspirado en la misma Paloma Gómez Borrero: “Hay que despertar la palabra, porque cada palabra tiene dentro de sí una chispa de vida y este es el primer deber del comunicador”.
Si la chispa de la vida era la famosa bebida azucarada, como decía uno de sus eslóganes publicitarios, Paloma era la Coca-Cola en estado puro. Aunque no llegara resucitar a los muertos, su vitalidad resultaba contagiosa e inolvidable. Eso es lo que supuso para los padres de Miguel Ángel Blanco contar con la ayuda de la periodista vaticana en el viaje a Roma para ser recibidos por Juan Pablo II. Fue el 27 de agosto de 1997, un mes y catorce días después del asesinato del concejal de Ermua. Es verdad que Consuelo Garrido y Miguel Blanco tienen en el salón de su casa de Vitoria –donde predomina el verde, color favorito de Miguel Ángel- una foto de recuerdo en la que aparecen ellos y el Papa. Paloma Gómez Borrero no está. Y, sin embargo, Chelo relaciona automáticamente a Paloma con la visita a Roma.
Duró dos o tres minutos, a lo sumo. Sucedió cuando la periodista cicerone enseñaba a los padres de Miguel Ángel Blanco la basílica de San Pedro y el grupo se detuvo delante de la Pietà de Miguel Ángel, el pintor y escultor del Renacimiento. En un aparte, Gómez Borrero, con su maestría para captar la atención del oyente, explicó a Chelo algunos datos del grupo escultórico: el detalle del nombre del artista esculpido en el cinturón de la Virgen, la tonelada de piedra de Carrara que pesa la escultura, el dedo índice y medio de la mano izquierda de María representando la dualidad del hijo postrado sobre el regazo, que significa que es hombre y Dios… Chelo, una mujer introvertida, más silente que habladora como buena gallega, interrumpió a Paloma y le dijo: “Sólo alguien como yo puede sentir el dolor sin fin que siente una madre cuando matan a su hijo de una forma tan cruel”.
La escena, con estas palabras más o menos literales, me la contó, años después, de primera mano la ahora fallecida. Paloma se conocía Roma de pe a pa, lo sabía todo sobre la ciudad sagrada, hasta de qué ubre mamó Rómulo y de cuál su hermano Remo.
Fue ella quien me descubrió un tesoro en la iglesia de Santa María Novella, en Florencia, en el que los turistas no reparan. Se trata de un fresco pintado por Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai, nacido en 1401, más conocido como Masaccio. El fresco representa la Trinidad, con Jesucristo en la cruz contemplado por Juan, su primo, y su madre, María, quien con la mano apunta el dolor insuperable que le produce ver a su hijo crucificado.
En lo que nadie repara es en un detalle del sarcófago pintado en la zona baja de fresco, donde un esqueleto pugna por salir de allí y dice: “Lo que tú eres ahora, yo lo fui una vez; lo que soy yo ahora, tú lo serás algún día”. Todo un aviso para caminantes: vivamos ligeros de equipaje y obremos con los demás con generosa fraternidad, porque todos acabaremos igual.
Masaccio revolucionó la pintura al aplicar, por primera vez, la perspectiva sobre un cuadro. Depende de dónde te sitúes, lo ves de una manera o de otra. Si Masaccio cambió la perspectiva de la pintura, Miguel Ángel Blanco cambió con su muerte la manera en que se veía el terrorismo. Cambió la perspectiva del terrorismo. El joven concejal fue un revolucionario sin pretenderlo. El día que lo mató ETA, el 12 de julio de 1997 (expiró en la madrugada del 13), la banda terrorista se condenó a muerte. Esta es una de las tesis de mi libro El hijo de todos, dedicado a Miguel Ángel Blanco, conclusión a la que llegué, de manera indirecta, gracias a Paloma y su consejo para visitar el fresco de Masaccio.
Consuelo Garrido, a pocos meses de cumplirse el 20 aniversario del asesinato de su hijo, está triste por la muerte de su querida Paloma Gómez Borrero, en una semana en la que los familiares de los asesinados por ETA viven con aprensión qué sucederá con los presos etarras si la organización da otro paso hacia su disolución el próximo 8 de abril.
¿LA HISTORIA NO SE DETIENE?
Sí. Con la Historia pasa como con la construcción: se levantan unos edificios sobre las piedras de otros: la mezquita de Córdoba es un buen ejemplo. Días que nos parecen históricos ya lo fueron en otros años.
Tal día como hoy, 26 de marzo, en el que comienza el combate a muerte entre Susana Díaz y Pedro Sánchez por la hegemonía en el PSOE, aún permanecían sin enterrar cientos de cuerpos de otra batalla más por el poder. Sucedió también en la Andalucía, pero en el año 45 antes de Cristo. En la batalla de Munda (unos historiadores la sitúan en Monda –Malaga-, otros en Osuna –Sevilla- o en Montilla –Córdoba-). Julio César se enfrentó a los hijos de Pompeyo, Cneo y Sexto. Ambos bandos sabían que el vencedor no tendría piedad con el vencido, que es lo que hizo Julio César con los derrotados. Lo mismo sucederá entre Susana Díaz y Pedro Sánchez.
Tal día como hoy, de 1812, los diputados de las Cortes de Cádiz continuaban exultantes por la aprobación, el 19 de marzo, de "La Pepa", la Constitución que proclamaba que “la nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”. Un hemisferio era la península y el otro, las Américas. Doscientos cinco años después, los independentistas catalanes se sienten todo un hemisferio y conspiran para la emancipación.
Tal día como hoy, de 1931, una suma de partidos confluían en uno solo, Esquerra Republicana de Cataluña, con el acuerdo de Luis Companys y Francesc Macià, a pocos meses de proclamar la república catalana. Ochenta y seis años después, ERC se convertirá en el partido hegemónico de Catalunya en las próximas elecciones y prepara la proclamación, de nuevo, de la república catalana.
Tal día como hoy, de 1776, el populismo ganó la calle con el motín de Esquilache, el primer ministro italiano de Carlos III que cometió el delito de lesa traición de querer modernizar España prohibiendo verter los orinales por la ventana o las capas largas con embozo. Hoy, el populismo conquista la calle y los partidos. Un populismo alentado precisamente por el inmovilismo y la corrupción de quienes mandan.
La Historia es así de trascendental, repetitiva, divertida y tantas veces patética. Y esta semana hemos perdido una gran periodista en el sidecar desde el que tomaba notas. Como Paloma Gómez Borrero era la vitalidad en persona, con sus 82 años, sirva la dedicatoria de Cervantes en su obra Persiles, la última que escribió: “El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir”. Vale.