Cristina Almeida (Badajoz, 1944) nació como una niña del franquismo, de familia acomodada, con padre falangista incluido. Se convirtió en mujer de la democracia cuando fue a una campaña de alfabetización a Granada; allí conoció lo que era el paro. Con dieciocho añitos su vida cambió y pasó del colegio de monjas a estudiar Derecho en la Complutense. Allí conoció a su amiga del alma, Manuela Carmena, Manola, que dice ella.
Cristina se hizo abogada y defendió durante la Transición a decenas de presos políticos -de los de verdad- y alimentó a otros muchos, familias incluidas. De su preocupación social nació su vocación política. Militó en el PC -y la echaron-, fundó IU -y la echaron-, se presentó a la elecciones con el PSOE -y perdió-. Ahora está en Actúa, una plataforma reconvertida en partido que pretende unir a la deshilachada izquierda española, la conjunción copulativa que venga después no la sabe ni ella.
Almeida fue, además, una adelantada del feminismo de su época. Cuando descubrió su "condición de mujer" -algo muy distinto a "ser mujer"- fue infinitamente feliz. Mujer de izquierdas, progresista, activista, cocinera, costurera, intelectual. Almeida llama a todo el mundo "niña" porque le da la gana, y porque puede.
¿Cómo calificaría la situación que vive Cataluña? ¿Golpe de Estado? ¿Proceso revolucionario?
Es el resultado de la necesidad de repensar la Constitución, que ha dado origen a la convivencia pacífica en este país. La Constitución ha tenido un papel importantísimo, pero eso no quiere decir que sea un ladrillo que no pueda modificarse. Estamos, además, en una época de silencio, un silencio que no es democrático y que rompiéndose puede ampliar la democracia.
¿Romper el silencio es reformar las leyes?
Romper el silencio es hablar, y una forma de hablar es modificar la Constitución. Creo que hoy España pide esa reforma, no sólo por Cataluña, sino por muchas otras cosas. Reformar la Constitución sería el primer paso para ver si en las normas de convivencia que nos dictemos cabemos todos y todas. Es fundamental saber que nos sentimos bien en compañía de todos. En la Constitución cabe todo, pero fuera de ella caben pocas cosas.
Si le dieran a elegir, ¿qué tres cosas modificaría hoy de la Constitución?
El Estado de las autonomías globalmente: la composición, la financiación, incluso la forma de Estado hacia un modelo más federal. También modificaría todo lo que tiene que ver con la igualdad, para garantizar que no sea sólo una declaración programática: los derechos de igualdad y de paridad tienen que ser una exigencia. Por último, modificaría el título que impide la sucesión de las mujeres en la Corona, porque todavía está prohibido. Aún no se ha hecho, y ahí tenemos a Leonor, mandándola de un lado para otro todo el día...
¿Tiene futuro la monarquía en España?
Si tuviera que votar no elegiría la monarquía, pero no me iba a dar un ataque porque se mantuviera. Me importa más lo que pase en la sociedad que lo que pase en la monarquía. Pero a mí me gusta mucho más poner y quitar a los jefes de Estado a que se hereden los títulos por sangre. La monarquía me parece obsoleta, pero hay países muy democráticos que la tienen, aunque como una cosa más decorativa; nosotros la mantenemos todavía con muchos poderes.
¿Qué le pareció el el discurso del Rey ante el desafío separatista?
Poco empático. Nadie le pedía que hiciera nada del otro mundo, pero sí que tuviera empatía con las cosas que habían pasado.
¿Se refiere a las cargas policiales?
A las cargas policiales y otras cosas. Yo hubiera preferido que votaran a que los apalearan, y de hecho votaron. Lo que no puedes mandar es a la Policía allí y pretender que unos cuantos se enfrenten a miles de personas. Por otro lado, la manera en que se envió a la Policía a Cataluña es denigrante, las condiciones son un ataque a la propia Policía.
A mí no me hubiese gustado ver esa imagen, pero pese a esa imagen que ha dejado preocupada a la comunidad internacional, el Rey debería de haber empatizado con las fuerzas del orden y con las fuerzas democráticas que se estaban manifestando. Me pareció un discurso más militarista que democrático, y ojo que no digo que el Ejército no sea democrático, pero el lenguaje es muy distinto.
¿Le agrada más Felipe VI o Juan Carlos I?
Bueno, el padre ya demostró cómo se puede ser de inconsciente y de inútil en la vida personal. Yo a él quizá le conocía más y, en algunos momentos, significó más para nosotros. Pero prefiero a alguien joven si es capaz de espabilar y de llevar bien la convivencia. Su padre la supo llevar malamente, y en lo personal se hundió en la miseria con la caza, con las queridas... demostró el sinsentido o el poco sentido que tienen la mayoría de los hombres a una determinada edad. Gustarme, gustarme no me gusta ninguno. Puestos a elegir, como diría Serrat: prefiero un buen polvo a un rapapolvo y un bombero a un bombardeo.
Desde el independentismo y una parte de la izquierda se ha calificado a los presidentes de Ómnium y la ANC de "presos políticos". ¿Cree que la decisión de la jueza Lamela está inspirada por el Gobierno?
Son políticos presos, hoy no hay presos políticos. La clasificación no puede ser de presos políticos porque se actúa en nombre de la Constitución y no fuera de ella. Yo he defendido a muchos presos políticos y no les doy la misma consideración.
Antes los presos políticos luchaban por cambiar la realidad de una dictadura y hoy lo que se quiere es modificar la Constitución sin haber seguido las normas para ello. Cuesta mucho aceptar que hay que tener mayoría para hacer las cosas, pero no puede ser que cuando no la tengas rompas la democracia. Los que ahora están presos lo son por ir contra la democracia, no son presos políticos de la democracia.
Como mujer de izquierdas pero también como extremeña, ¿comparte la idea de que el nacionalismo catalán tiene un discurso supremacista?
Yo creo que Cataluña es una comunidad absolutamente abierta; es ahora cuando se está cerrando, pero siempre ha sido abierta, aunque hubiera ese poso nacionalista nacido de cuando Franco les prohibió la lengua...
La supremacía impuesta es un delito y, sin embargo, la supremacía por identidad, por tener una forma de sentirse como ciudadanos de una nación, no. A mí no me importa hablar de nacionalidades diferentes porque lo dice la propia Constitución, no me asusta ninguna palabra, ni me asustan las banderas, no me asusta nada de eso. Lo que me asusta es el desarrollo de los derechos democráticos, y eso es lo que tenemos que hacer.
Habla usted de la “supremacía por identidad”. Precisamente por esa identidad hemos oído palabras como aquellas de Pujol en las que alertaba de que Cataluña se podría “destruir” si se llenaba de andaluces.
A Jordi Pujol no le doy mucha credibilidad porque es corrupto. Si la supremacía es robar más que otros, si consiste en tener el 3%, no tengo ninguna ilusión en tener ningún espíritu catalán. Es verdad que en Cataluña se han dicho cosas absolutamente fuera de lugar, pero les diría que si no fuera por los extremeños y por los andaluces, Cataluña a lo mejor tampoco existiría tal y como es ahora.
¿Qué le parece el discurso del 'Espanya ens roba'?
De momento, en Cataluña tendrían que ocuparse de lo que les roban los propios catalanes. Ese discurso victimista no hay quien se lo crea. La financiación puede dar lugar a injusticias, pero las mayores injusticias las causa la mala administración. Yo creo que en Cataluña la crisis se ha gestionado igual de mal que en el resto de España, y además con cargo a las clases populares y recortes que no ha habido en otras comunidades, aun siendo una comunidad rica.
Por eso digo que una cosa es hablar de lo mala que es la financiación y otra de la mala administración, y de lo segundo los únicos responsables son ellos. Que se preocupen del 3%, de lo que han robado y no lo de que les hemos robado el resto de los españoles, que además estamos aquí sin el nivel de vida de Cataluña.
¿Cómo definiría a Puigdemont?
Corto de miras, cuando las miras solo se quedan en las fronteras de Cataluña. Y como una persona que se ha dejado llevar por su pensamiento más que por integrar el pensamiento de todos los catalanes.
¿Y a la CUP?
Se confunden: creen que porque sus votos son necesarios, la sociedad está detrás de ellos.
Usted vivió la Transición, ¿le incomoda que haya quien la denomine "régimen del 78"?
Creo que fue todo lo contrario. La Constitución del 78 acabó con el régimen del 36. Eso sí era un régimen, un régimen dictatorial. Conseguimos los tres principios por los que luchamos durante años, por los que la gente había muerto: libertad, amnistía y estatuto de Autonomía. Y eso lo votaron todos, los catalanes y los españoles. Por lo tanto no es un régimen, sino la puerta que abrió la democracia. Creo que la Constitución está para mejorarse, no para anularse.
Desde Podemos se ha criticado a figuras de la izquierda, como Santiago Carrillo, por haber sido muy condescendientes con el modelo de democracia que estableció la Transición.
Yo era miembro del Partido Comunista y por supuesto que a la gente le costó mucho renunciar a la bandera republicana. Pero, desde luego, lo que menos nos costó fue renunciar al franquismo. Es muy fácil que hable Iglesias de eso, pero ya madurará: la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo.
Ahora tenemos una especie nueva que son los estudiantes de Políticas que se creen que ya son políticos por ser licenciados. Yo les diría que para saber lo que es la transformación política hay que tener un compromiso, y ese compromiso lo ha tenido la gente que luchó en la guerra, los que tuvieron que irse al exilio, los que estuvieron en la cárcel, los que tuvieron que luchar en la calle…
Yo no me puedo olvidar de la matanza de Atocha, de cómo se hizo la Transición, ni de Arturo Ruiz, ni de Mari Luz Nájera, ni de los guardias civiles que mataron en los días previos, ni de los fusilados que hubo meses antes de que muriera el dictador. Eso es lo que para mí hace que la Constitución sea un elemento para la convivencia, pero la permanencia obstinada en una Constitución que no vale para la convivencia se puede transformar en un obstáculo.
Usted trató a Suárez, a Fraga, a Carrillo, a González, a Tierno Galván, a Anguita... ¿Diría que hay una crisis de liderazgos en la política española?
Ahora el liderazgo que se lleva es otro, no podemos querer que la vida transcurra por otra vía y que los líderes sean los mismos. Así como te he dicho que la juventud se pasa con el tiempo, la juventud también tiene derecho a liderar la parte de su vida que le ha tocado.
Hoy, y lo estoy viendo en el ejercicio de la política, me dan un poco de tristeza el tono, el nivel... La democracia no puede ser un continuo enfrentamiento; tiene que ser una discusión. Pero los jóvenes también están en otro tiempo y su tiempo es el de la robótica, el de las nuevas tecnologías; es un tiempo de hablar poco y de escribir mucho con los dedos. Todo eso merma a la persona. Eso hace que la mentalidad sea distinta y yo lo entiendo. Tenemos que acercarnos a los jóvenes que tienen un nuevo liderazgo. A mí me puede gustar más otro, pero no quiere decir que no haya muchos jóvenes válidos.
Con otro presidente del Gobierno ¿el problema catalán habría llegado tan lejos?
Estoy convencida. Lo que no se puede hacer es sentarse y decir: “A mí, que me hagan”.
¿Ha sido la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la que peor parada ha salido del ‘procés’?
Bueno, como se la ha visto tan poco… Yo no la he sentido como ministra, sino como una mandada para arreglar la situación, aunque poco ha arreglado. Si alguien tiene que salir perdiendo de este proceso, para mí siempre sería Mariano Rajoy. Lo peor que ha pasado es haber tenido un presidente en minoría y una izquierda dividida que no ha sabido dar una respuesta.
Hasta hace unas semanas no se ha visto a Pedro Sánchez como un actor principal en el asunto catalán.
El gran error del PSOE fue no intentar hablar con la izquierda en el momento que lo pudo hacer, que fue en las primeras elecciones. Ese era el momento de haber podido iniciar otra etapa política, pero el PSOE impidió a Sánchez hablar con Podemos y se puso a dialogar con Ciudadanos, como si fueran unos nuevos Pactos de la Moncloa...
Ese momento me pareció una oportunidad de oro para haber cambiado la dinámica de este país. Pero que pese a lo que ha hecho el PSOE para cargarse a Pedro Sánchez, haya surgido gracias a las bases del partido, me parece que es una lección para todos. Al final, lo que se estaba jugando Susana Díaz era el apoyo de Ciudadanos en su comunidad, porque no va a tener a Andalucía tan segura en ninguna otra elección.
Que Sánchez se ponga ahora del lado de la Constitución es importante, porque no se puede poner en ningún otro sitio. Haber sacado un compromiso de reforma de la Constitución puede ser el núcleo del encuentro político entre todas las comunidades. Hablando y modificando la Constitución, poniéndonos de acuerdo sin miedo a dónde podemos llegar, seremos capaces de ampliar la convivencia entre todos para lograr una España unida a pesar de ser una España diversa.
Los principales partidarios de la aplicación del 155 han sido Ciudadanos, ¿cree que se debe a su interés por que haya elecciones en Cataluña?
Se les ve el plumero clarísimamente, y que conste que yo tengo mucho respeto a Inés Arrimadas, no por lo que dice, sino porque tiene una energía y una capacidad de hablar sin papeles que ya la quisiera yo para algunos mequetrefes que están en otros sitios. Pero se les nota el plumero: creen que el PP se va a caer y que toda la derecha va a ir con ellos. Pero que no lo tengan tan clarito.
Usted fue concejal en el Ayuntamiento de Tierno Galván. Hoy las principales capitales del país (Madrid, Barcelona, Valencia) están gobernadas por la esa izquierda que está a la izquierda del PSOE. ¿Le convence la labor que están haciendo?
Creo que Madrid está estupendo, pero claro me lo preguntas cuando Manuela [Carmena] es íntima amiga mía. La conozco desde el año 61, hicimos la carrera juntas y hasta vivimos juntas. Ahora yo vivo en el 8, ella vive en el 6 y su hija vive en el 10. Somos hermanas. Pero aparte, es que es una mujer con una sensatez. Aunque le recriminen pequeñas cosas, Madrid respira otro aire, un aire de convivencia.
Me acuerdo que cuando estuvimos con Tierno Galván y peatonalizamos la calle Preciados nos criticaron muchísimo. Todos los días había manifestaciones de los comerciantes quejándose. Y fíjate, ahora están todos pidiendo que les peatonalicen las calles porque se están convirtiendo en calles de pasear y comprar, no de esquivar coches.
Me parece que todo eso es generar otro modelo de ciudad. La gente ahora se queja de que hay muchas bicis, ¡ojalá hubiera más! Yo no puedo ir en bici porque tengo la rodilla mal, pero si no, me encantaría. Además, Manola es muy partidaria de usar la bicicleta, ella hace viajes en bicicleta por Holanda y por muchos sitios. Yo sí siento que ahora hay otro modelo de ciudad en Madrid, y también siento que hay otro despertar en Valencia, y cómo, pese a todas las dificultades, Ada Colau le ha dado otro aire a Barcelona.
¿Cree que ha sido positiva la actitud de Colau en el desafío secesionista?
Colau no ha querido identificarse para no estar peleando con todos y para intentar amparar a las personas y su libertad de expresión sin desobedecer la Constitución. Como alcaldesa de todos tiene que ser tibia, porque hay un 50% que va por un lado y otro 50% que va por otro. Ella ha estado entre dos aguas, pero no desechando ninguna de las propuestas; ha sido equilibrada para no desequilibrar la balanza de la convivencia.
Soy absolutamente partidaria de que se abra la memoria histórica, de que se haga una comisión de la verdad como ha pedido Naciones Unidas
Usted fue una de las fundadoras de IU, ¿qué le pareció la coalición con Podemos?
Cuando fundamos Izquierda Unida lo hicimos precisamente para alcanzar la unidad de la izquierda, por tanto a mí no me parece mal hablar con Podemos o con quien sea. Pero ese movimiento no se hizo para aglutinar la izquierda, sino para desposeer a la izquierda de su identidad. Alberto Garzón siempre ha traicionado a la izquierda porque es un oportunista. Siempre lo ha sido, también dentro del PC. Yo creo que ahora no se sabe lo que es el Partido Comunista, ni lo que es Izquierda Unida. No veo que el partido tenga una entidad coherente como para decir estamos solos y marcamos aquí.
¿Por qué el nuevo partido Actúa?
Yo siempre estoy en lo mismo: en la unidad de la izquierda.
Pero, ¿crear más partidos no es dividir más la izquierda?
Yo no voy a meterme ni en el PSOE ni en Podemos, y no me tienen que determinar dónde meterme. No tengo ningún afán electoral ni me voy a presentar a ningunas elecciones. ¿Que hay que hacerse partido para tener voz? Lo hacemos. ¿Que alguno tiene metas electoralistas? Pues que las tenga. Pero yo fundamentalmente estoy por la necesidad de unir la izquierda, porque si la izquierda estuviera unidad no estaríamos así. Si hubieran dejado tantos temores y hubieran apostado por la unidad, no habríamos llegado a esta situación con Cataluña.
¿Qué opina de Pablo Iglesias? ¿Lo ve asaltando el cielo?
Yo al cielo no quiero ir ni muerta, porque además están las monjas de mi colegio. Y como yo digo: las niñas buenas van al cielo, pero las malas vamos a todas partes. No sé si él querrá asaltar el cielo, pero yo me conformo con algo mucho más sencillo, que es intentar que haya un gobierno de izquierdas y que España se convierta en un país con una democracia avanzada de verdad, no un país de mucho saltar al cielo pero abandonar siempre la tierra.
¿Hay que seguir impulsando la Memoria Histórica?
Absolutamente, me parece la injusticia mayor que se ha cometido en este país. La memoria histórica es importante porque es la memoria real. Cuando he estado defendiendo a la gente he descubierto la historia gloriosa de una España que se ha resistido a que le quitasen unas leyes progresistas, avanzadas, como las que hubo en la República. Entonces tuvimos una educación que hubiera cambiado el sentido del país, pero tuvimos que esperar hasta 1970 para hacer obligatoria la escolaridad de las niñas, conseguimos el divorcio y después tuvimos que esperar hasta el año 78 para hacerlo de nuevo...
Tuvimos una generación de mujeres como Clara Campoamor o Victoria Kent que fueron pioneras, pero se tuvieron que ir al exilio. Toda esa historia se quedó cortada, la cultura se fue al exilio, otros que están en las cunetas y son gente que han dado la vida por su país... Y sin embargo, unos son considerados mártires y los otros están tirados por ahí.
Es necesario recuperar esa realidad porque la memoria es lo que une la historia de nuestro país. No conocer nuestra historia es no tener referentes. Que nuestros referentes tengan que ser sólo del franquismo, y tal y como nos los han contado, me parece un error sintomático de un país en el que hay mucha información por las redes y poca información en las escuelas. Soy absolutamente partidaria de que se abra la memoria histórica, de que se haga una comisión de la verdad como ha pedido Naciones Unidas y que nos haga enriquecer a todos y a todas.
Han salido a la luz multitud de ejemplos de cómo se adoctrina a los niños en las aulas en algunas Comunidades. Visto lo ocurrido, ¿cree que fue un error ceder a las autonomías las competencias en Educación?
El adoctrinamiento es una cosa distinta a la educación, el adoctrinamiento es un actuar político de una gente que no respeta ni siquiera la libertad de los niños. Pero el adoctrinamiento no es que se hable catalán, ni que la gente tenga su identidad. Yo soy ibicenca de adopción porque voy desde hace 50 años y no noto el adoctrinamiento. Cuando la gente se queja porque enseñen el catalán en las islas yo no estoy de acuerdo, porque es mejor que lo enseñen: el castellano lo aprenden seguro, pero el catalán no, porque ha estado muchos años perseguido. Pero en cualquier caso el catalán es una lengua también del país y lo que enriquece es que tengamos muchas lenguas.
Para mí lo importante sería que en la Educación la competencia de materias estuviera en un Pacto de Estado, para que todos los territorios pudieran tener su particularidad pero también la generalidad, así tendríamos gente más rica educacionalmente hablando. El reparto de la Educación a las Autonomías está haciendo mucho inculto, porque sólo enseñan lo suyo e incluso cambian la realidad, haciendo que los ríos que ellos quieren nazcan en sus territorios.
Ese tipo de educación me recuerda a cuando yo era pequeña y estudiábamos el mundo en mapas planos. No entendía cómo la URSS podía tener conflictos fronterizos con China, ¡me tuve que comprar una bola del mundo! Hay que enseñar la universalidad del mundo y de España, no de el rinconcito que te corresponda.
No me refería tanto a la enseñanza del catalán como a los casos de colegios donde los niños hacen manualidades tachando la corona del Rey o pintando la 'estelada'...
Esos son casos en los que no se respeta la libertad de los niños, pero para que los niños puedan pintar lo que quieran: una bandera de España o una señera. Para mí la patria no son las banderas, son los derechos sociales, los derechos de igualdad… No me siento orgullosa de ser española por ir cargada de banderas, sino por sentir que este es mi país, que colaboro con él, que he cambiado la dictadura. Eso es lo que me ha hecho cada vez más española, porque he sentido que España es cada vez más libre.
La igualdad no es identidad, al revés, es la libertad para ser distintas, para que nuestra opinión se haga constar
¿Quién sería su presidente ideal en un gobierno de izquierdas?
Me gusta Borrell. Pero también me gustan otras personas que tienen sentido de Estado de verdad y en las que tengo la confianza de que siendo presidentes del Gobierno no se darían las terribles consecuencias que se están dando con Mariano Rajoy.
Me gusta él, pero también me gustan otros de la izquierda de una una generación distinta a la de ahora. Pero no me importaría que estuviera también Pablo Iglesias o Errejón, porque son gente que también tiene un sentido político.
¿Errejón o Iglesias?
Parece que eso es entrar en una cicatriz. Errejón e Iglesias están de momento en Podemos. Existe la polémica entre ambos, pero no hay que expulsar a nadie porque piense distinto. Por tanto, Errejón e Iglesias; a lo mejor lo he dicho en un orden determinado, pero Errejón e Iglesias.
¿A qué mujer le gustaría ver sentada en la Moncloa?
A Manuela me encantaría, no se lo deseo porque sino me va poner verde.P ero hay otras mujeres que están por ahí, como Carmen Calvo, del PSOE, que me gusta mucho. Ya es hora de que las mujeres nos planteemos que las mujeres tienen que estar en la primera fila de los gobiernos para dar más sentido a los Estados y para asegurar que hay otra forma de ver la vida, que hay una forma pacífica, dialogante e igualitaria,0 mucho mejor que la que tenemos ahora.
¿Le gusta el concepto de nueva política?
Bueno, ojalá fuera nueva. Creo que la política es un modelo para intentar cambiar la sociedad que te ha tocado. Si la sociedad es nueva, serán nuevos también los modelos políticos.
Usted fue una pionera del feminismo en España, ¿qué retos quedan por lograr para alcanzar la igualdad real?
Pues todo. Hemos alcanzado la igualdad jurídica, que antes ni la teníamos. En cualquier caso, ¿la igualdad real qué es? Es ser protagonistas de nuestra propia vida, nosotras no queremos ser igual que ellos porque bastante apañado lo tienen ellos como para ser nosotras iguales. La igualdad no es identidad, al revés, es la libertad para ser distintas, para que nuestra opinión se haga constar.
Necesitamos que la paridad sea una forma de encontrarnos; que el amor no sea la violencia, no sea la sumisión; que la pornografía no sea otra agresión a la mujer... todo eso es una mentalidad metida en la sociedad que, como no la quitemos, nunca conseguiremos la igualdad real. Por lo tanto, la educación es fundamental.
Además, necesitamos medidas prácticas, como que se acabe con la prostitución y que se sancione a los consumidores y no a las mujeres que se ven en esa situación. Hay muchísimas cosas que podemos hacer para que esta sociedad sea una sociedad mucho más amorosa, mucho más de encuentro y no con esta agresividad que hay hasta en las relaciones personales.
¿Confía en el Pacto de Estado contra la violencia de género para que disminuya el número de asesinadas?
Cuando pongan el presupuesto. A las víctimas no las hace la ley, las hacen las manos de los hombres que matan a sus parejas, las hace una cultura de la posesión. Todo eso no se puede quitar haciendo una ley, sino reeducando las cabezas. Si se quiere proteger a las víctimas, si se quiere hacer una reeducación tiene que haber presupuesto. Si no tiene financiación, por mucho pacto de Estado que haya será sólo una declaración programática.