El poeta, escritor y exministro de Cultura César Antonio Molina reivindica “un debate de Estado” sobre España, los españoles y nuestra historia para acordar un relato común que nos ayude a afrontar un proyecto de país. También aboga por que las cuitas identitarias y la manipulación no vuelvan a suponer un lastre para todos.
Interesado por el cambio de paradigma cultural y emocional a que nos aboca la revolución tecnológica, aborda este asunto en su último ensayo, Tan poderoso como el amor (Destino, 2018). El recorrido por las películas de su vida -más de un centenar de filmes desde el cine mudo hasta nuestros días-, le conducen a una reflexión humanística sobre el amor.
Apartado de la política, descarta una nueva incursión -al menos en la primera línea- y tiene claro que la gran amenaza hoy en España y en Europa es el nacionalismo y la manipulación que este hace de la Historia.
¿Es la muerte tan poderosa como el amor?
La muerte es más poderosa, desgraciadamente. La muerte es algo de la naturaleza que nosotros todavía no podemos controlar. Nos hemos inventado ficciones maravillosas, como el amor, para tratar de engañar, retrasar y equivocar a la muerte, o de olvidarnos de ella.
En el Cantar de los cantares hay un verso que dice “el amor, tan poderoso como la muerte”. De ahí el título. Algunas traducciones dicen “el amor, más poderoso que la muerte”, pero si esto fuera así seríamos inmortales. Quizá las nuevas tecnologías, que tanta utopía barata venden, lo logren.
¿Entonces el amor es una ficción?
La grandes creaciones del ser humano son la civilización y la cultura. La cultura ofrece grandes explicaciones sobre el porqué estamos en el mundo, cuál es nuestra circunstancia, cómo debemos comportarnos, qué es la felicidad y cómo buscarla, etcétera. La cultura y la civilización cubrieron con un halo de belleza, fantasía e imaginación las relaciones interpersonales de carácter amoroso. Esa concepción del amor empieza a cuajar a partir del Renacimiento, cuando Petrarca y Dante encuentran a Laura y Beatriz. El amor es una gran creación humana que nos ha dado una ilusión de vida.
Su predecesora en el Ministerio de Cultura, Carmen Calvo, dijo hace poco en EL ESPAÑOL que había que acabar con el estereotipo de amor romántico porque, a su juicio, es machismo encubierto, y desató una polémica.
Sí, pero de eso no voy a comentar nada. Vi el titular, pero no hablo de eso.
Bueno, usted dice que el amor es una creación cultural y ella que es una creación machista.
Eso del machismo... pues es como el feminismo: habría que hablar mucho. Pero en cualquier caso, que dos personas se conozcan, se enamoren y vivan una felicidad es muy importante. Habrá quien piense que es la tribu la que tiene que hacerse cargo de los hijos y todo eso.
La ex diputada de la CUP Anna Gabriel dijo eso y también causó polémica.
Bueno, a lo mejor es que hay personas que son seguidoras de esta mujer.
En su último libro revisita más de un centenar de películas. Ha dicho que es un homenaje y una despedida.
El cine y la literatura han sido fundamentales en mi vida. Es un homenaje a un tipo de cine que ya no se produce; ese cine europeo, reflexivo, profundo, de pensamiento. A partir de películas, reflexiono sobre la mejor época, que son los 60, los 70, los 80, los 90... También hasta nuestros días. Y sobre los cambios que se están produciendo y que no sabemos cómo en un futuro inmediato van a condicionarnos. Es que no sabemos si vamos a dejar que una empresa tecnológica decida cómo van a ser nuestras relaciones sociales...
...En ese mundo que se desvanece, y del que hablo en el libro, el azar, la seducción los encuentros fortuitos eran importantes. Pero en el futuro quién sabe lo que pasará. Es decir, me despido de un cine que está siendo sustituido por otro en el que predominan los efectos especiales y en el que determinados algoritmos dicen a los guionistas y a los directores y a los actores lo que tiene que pasar. Eso es terrorífico porque conduce a la pérdida de libertad. Y me despido de una forma de entender las relaciones humanas.
Puede que en el futuro cuatro o cinco empresas, a partir de algoritmos, controlen la vida de todos
¿A qué se refiere?
En el futuro, probablemente, ni la política exista, ni nada. Probablemente habrá cuatro o cinco empresas que, a partir de algoritmos, controlen la vida de todos de manera totalitaria. Yo trato de explicar lo mejor del tiempo que me ha tocado vivir. Las relaciones en la universidad, en el trabajo, los viajes, todo eso, pues se suprimirán por decreto y delegaremos nuestra libertad para relacionarnos con los demás. Ya hay algunas películas que reflejan eso, como Her, en la que el protagonista se enamoraba de la voz de una computadora, o como La correspondencia, de Tornatore, en la que todo sucede a través del teléfono móvil. Si eso es lo que nos depara el futuro, no me interesa. A mí me interesa la felicidad, no las cosas malas.
De ese panorama que anticipa, ¿en qué momento nos encontramos ahora?
En un momento en el que sabemos que el presidente de EEUU ha pagado a prostitutas; en el que el premio Nobel no se va a dar por un escándalo de abusos; en el que uno que iba a ser Papa está acusado de pedofilia; un tiempo en el que hay más asesinatos de mujeres, más violencia... Si no cuidamos la educación y la cultura no sé dónde iremos.
Pero el mundo ha mejorado estadísticamente en todos los parámetros de desarrollo.
Evidentemente, porque el mundo va siempre hacia adelante, siempre evoluciona. Pero también hay que tener cuidado de cómo se están llevando a cabo las cosas, y cómo todo el mundo debería ser ejemplar y no lo es. Descubrir el átomo es bueno, pero tirar la bomba atómica no.
Los inventos, los adelantos, no son malos en sí, porque nos han ayudado a seguir evolucionando. Y yo no soy involucionista, al contrario, pero creo que hay que ordenar, organizar, vigilar y controlar las cosas. Porque no podemos dejar que todo transcurra a su aire. Y algo malo está pasando cuando todas estas cosas, no es que antes no pasaran, pero ahora pasan más veces, cada vez más altas y cada vez más difíciles de controlar.
¿Y qué es lo que está pasando?
No lo sé, no lo sé.
La democracia a veces deja que quienes la quieren destruir campen tranquilamente
Sin embargo, usted dice que Europa, por la democracia, por las monarquías parlamentarias, está mejor que nunca.
Evidentemente, pero hay que salvar la democracia. El problema es que alguien se creyó que la democracia era ya eterna y para toda la vida, y si analizamos la historia, las democracias han vivido muy poco tiempo, dentro del contexto democrático. La democracia es un sistema tan bueno y tan maravilloso y tan bondadoso que, a veces, incluso deja que quienes la quieren destruir campen tranquilamente.
¿Cuáles son las principales amenazas para la democracia?
En Europa, la xenofobia, el racismo, los nacionalismos, las crisis económicas, la desconfianza hacia la política, la política misma...
¿El nacionalismo como amenaza es una forma de populismo?
El nacionalismo siempre ha sido una amenaza en Europa. Todas las guerras europeas han sido debidas al nacionalismo. Y el nacionalismo sale de la educación y de los colegios.
¿Y las principales amenazas para España?
En España estamos en una situación gravísima debido a los nacionalismos, debido también a la cuestión del racismo, del supremacismo, y también porque durante muchos años se dejó educar a la gente sin explicarles la verdad. Se les ha explicado otra historia distinta.
¿Achaca la exacerbación nacionalista en España, a que se abandonó la educación?
Tanto España como Europa tienen un problema gravísimo. Un problema gravísimo que Alemania resolvió, porque logró explicar por qué en dos guerras mundiales, por culpa de ellos, murieron millones y millones de personas. Creo que logró explicarlo hasta el día de hoy...
...En Europa hay que explicar la necesidad de Europa, por qué estar juntos y por qué defender nuestros principios y nuestra identidad… Y en España exactamente lo mismo: no hemos logrado explicar qué nos pasó y explicarlo de una forma que nos permitiera seguir caminando hacia delante y no siempre tirando de esa carga permanentemente.
No nos dimos cuenta de que una guerra civil y una dictadura, y parte de nuestra historia, había que explicarlas
Esa pedagogía de España, ¿cómo la definiría? ¿Qué es lo que nos pasó?
Bueno, yo creo que, como la democracia vino con siglos de retraso, como hubo que asentarla de una manera rápida, y como no había tiempo más que para lo inmediato, pues quizá se pensaron que había cosas que eran para una segunda o tercera fase… Y a diferencia de otros países, en España, la educación y la cultura siempre han sido asignatura maría, y desgraciadamente… No nos dimos cuenta de que una guerra civil y una dictadura, y parte de nuestra historia, había que explicarlas.
¿En qué sentido?
Habría que explicarla para lograr un entendimiento lo más certero y aproximado a la verdad posible para, después de habernos entendido, continuar el camino… Pero la educación ha quedado en manos parciales que han explicado parcialmente la historia del conjunto de todo un país.
¿Habría que recuperar competencias educativas?
No. Yo creo que hay que recuperar la razón y la conciencia del país. Creo que sí que hay que explicar lo que es un país porque, si no, pues no lograremos arreglar esto.
¿Ese fue el gran problema de nuestra Transición?
Ha habido muchos problemas, pero ese es para mí de los más graves. Y cuando nos encontramos con que la prensa extranjera… En Alemania está pasando, tienen esa visión de España. Deberíamos habernos dedicado más a explicar lo que somos…
¿No explicar bien qué somos los españoles ha sido un fallo de todos los gobiernos?
No. Aquí estamos hablando del Estado, no estamos hablando de los gobiernos. El Estado somos todos, y aquí los errores son de todos.
El gran problema de España es que no hemos resuelto el debate sobre nuestra historia e identidad
Los nacionalistas sí han hecho su trabajo y hay una parte de la izquierda que alimenta su relato asegurando que existe una ola recentralizadora. ¿Advierte usted eso?
Yo no lo advierto, ni lo creo, ni lo comparto. Yo creo que el Estado, las autonomías, está totalmente organizado, desarrollado. España es casi un estado federal, y ha funcionado bien. Simplemente, hay que hacer algunos ajustes. Y una de las cosas que hay que ajustar es la Historia del país.
Nadie duda en Francia qué es Francia. Ni en Alemania lo que es Alemania. Ni en Inglaterra, ni en Italia… Pero nosotros siempre estamos ante la duda de nuestra identidad y de lo que somos. Si los países de nuestro entorno eso lo han arreglado, ¿por qué no lo vamos a poder arreglar nosotros?
Pues ahora parece más complicado que nunca.
Sí, será complicado. Pero la economía es complicada y se arregla; la sanidad es complicada y se arregla; ¿por qué no se va a arreglar algo que es un pilar fundamental en la existencia de un país, que es explicar la identidad de ese país?
¿Quizás por qué ese pilar sirve a los poderosos de determinadas regiones para seguir manteniendo su estatus?
Bueno, pues eso ahora hay que afrontarlo.
¿Cómo ha vivido la disolución de ETA?
ETA es una de las cosas más negras de la Historia de España, y queda mucho. Hay trescientos y pico casos sin resolver, no se ha pedido perdón como se debería, y hay cosas que no me gustan. Cómo se mueve el País Vasco, Navarra, muchas cosas.
Volvemos a lo de siempre. Tenemos que contar la historia verdadera, no asumir lo que otros quieren que hubiese sido esa historia. Y la historia verdadera es que unos señores, unos asesinos, supuestamente bajo unas ideas, se dedicaron a matar a gente. Esa es la realidad.
¿Hay algún paralelismo entre lo que sucedió en el País Vasco y Navarra y lo que sucede en Cataluña?
Son cosas distintas. En Cataluña no ha habido esa violencia. Hay otra violencia, verbal. Pero es muy distinto.
¿Qué le parece que se proscriba a determinados actores o directores, no ya por delinquir, sino por lo escabroso de su comportamiento privado? Estoy pensando Woody Allen y Kevin Spacey.
O Roman Polansky, un gran director… Pero bueno, ha cometido delitos y nadie está fuera de la ley. Todo el mundo que comete delitos tiene que pagar por los delitos. Para mí seguirá siendo uno de mis directores favoritos, pero como persona y como ciudadano, es un irresponsable y tendrá que pagar con la ley.
¿Se puede admirar la producción artística de una persona y, al mismo tiempo repudiarla?
Sí, para mí Cèline o Ezra Pound son grandísimos escritores, pero eso no quita que fueran personas perturbadas. Y no hay excepciones a la ley.
¿En la campaña 'Me too' hay liberación feminista o puritanismo?
Bueno, lo que escribió Catherine Deneuve y toda esta gente... Habría que encontrar el justo medio. Puritanismo, pues probablemente en muchos casos sí… Pero también estamos en una época en la que hay cosas que no se pueden permitir, ni en el cine ni en ningún ámbito.
Yo creo que Catherine Deneuve y toda esta gente matizan muchas cosas. Lo que no podemos es censurar cuadros, censurar no sé qué… Excepto que sean ya de semejante calibre o violencia que insulten a la humanidad.
Facebook ha tenido un papel fundamental en la nueva censura.
Si hubiera suficiente educación no sería así, porque, en primer lugar, un espectador tiene que tener suficiente juicio para saber lo que ve y analizar lo que ve, y no sentirse ofendido. Ya digo, excepto en casos excepcionales. Y yo creo que la censura es un error, porque acaba siendo propaganda de lo censurado. Pero escandalizarse hoy… ¿por qué no nos escandalizamos de las bombas que tiran por aquí o por allá? Eso de escandalizarse ya estaba en los Evangelios.
¿Convendría salir de casa ya escandalizados?
Hay muchas cosas por las que hacerlo, pero una obra de arte no tiene por qué provocar escándalo. Alguien que se escandaliza debería analizar por qué, debería quizá mirarse a sí mismo. ¿Qué motivos puede tener alguien para sentirse escandalizado? Aunque ya digo que hay algunas excepciones, evidentemente, el caso de Céline: es que era un señor que acusaba a los judíos, que decía que había que matarlos… Eso es algo salvaje.
Y usted celebra la década del 60 como la mejor época…
Pues coincidió con mi infancia. Además, yo creo que de los 60 sale todo. El otro día, viendo una película, Charada, que la he visto muchas veces… Toda la ropa, todo, todo… Todo lo de hoy, toda la forma de vestir, toda esa libertad que se produce en esa década, porque ya había pasado el tiempo suficiente de la Segunda Guerra Mundial, de la posguerra, de las cosas terribles que pasaron, y la gente volvió a tener una alegría, una generación joven que no había vivido eso, y coge alegría y coge ideas…
Sin Mayo del 68 hubiésemos tenido el muro 80 años más y hubiéramos tenido otras guerras
Ahora se ha cumplido el aniversario del Mayo del 68. ¿Qué le debemos a esa revolución?
Fue un tiempo de utopías, de alegría, de esperanzas, de ilusiones… y de errores también: como el maoísmo, como la revolución china. No se criticó la Unión Soviética y el estalinismo. Para mucha gente Stalin era como Churchill. Para mucha gente fue un libertador. Después muchos ya viajaron a China o a la Unión Soviética y se dieron cuenta de la situación y fueron evolucionando y cambiando. Probablemente sin Mayo del 68 hubiésemos tenido el Muro 80 años más y hubiéramos tenido otras guerras durante no sé cuánto tiempo.
¿Qué le parece la evolución del feminismo?
Bueno, yo siempre he creído en la igualdad y no me gustan las etiquetas. Yo creo que el hombre y la mujer son seres humanos iguales y ahí me he movido siempre. He sido educado en la igualdad. En mi familia hay muchas más mujeres que hombres, siempre he creído en la igualdad y he hecho todo lo posible por contribuir a la igualdad de derechos.
¿Estamos en la civilización del espectáculo como dijo Vargas Llosa?
Ese concepto viene de la Escuela de Francfort, y de Galaxia Guttemberg. De hace 60, 70 u 80 años, cuando la cultura empezó a industrializarse y se mezcló el saber y el conocimiento con el entretenimiento. En todos los canales de televisión vemos horas y horas de violencia, de mala educación… todo eso se debería de repensar. También los medios de comunicación deberían reflexionar sobre lo que están haciendo.
¿Tiene en mente algún nuevo proyecto?
Bueno, yo tengo prácticamente escrito un libro que se llama Qué Bello será vivir sin Cultura, donde hablo de todo esto y de la cultura como la he entendido y la entiendo yo. Y otro libro de poemas… Estoy siempre entre el ensayismo, la poesía. Este libro será mi testimonio sobre mi tiempo y mi época. Creo que he sido una persona afortunada, porque no he vivido ninguna guerra. Formo parte de una generación que ha pasado de Guttemberg a las nuevas tecnologías. La imprenta necesitó para instalarse y desarrollarse 250 años, y nosotros, en apenas 30 o 40 años, hemos llevado a cabo toda esta revolución.
Ahora estamos en la prehistoria de esa revolución, y no sabemos lo que va a pasar. Me siento como en ese diálogo entre Sócrates y Platón sobre el cambio de su tiempo, el paso del mundo real, que decía Sócrates, al mundo escrito. Sócrates defendía su mundo, el mundo real, y Platón le decía que lo que venía no era tan malo. Después de tantos miles de años, nos vuelve a pasar lo mismo.
¿Y le preocupa lo que viene?
Yo no estaré, pero sí que me preocupa una cuestión de la propia sociedad, de la propia
humanidad. Yo siempre he creído en el humanismo, siempre he creído en el saber y en el conocimiento, en la bondad, en la paz, en la transigencia, en el antifanatismo, en el antisectarismo… En todo lo bueno que ayuda al ser humano a compartir las cosas con su conciudadano, que es el de cualquier parte del mundo, incluso, del universo. Y en ese sentido, pues veo cosas buenas y cosas que son incluso más terribles que en otras épocas.
Estaría usted dispuesto a volver a la política?
Si nadie me va a llamar, ¿para qué?
Ahora Ciudadanos está en proceso de fichajes…
Yo he cumplido con mi deber en cada tiempo, con cada cosa que me ha tocado hacer, y ahora ya estoy en otra fase. Todos hacemos política… Eso es un gran olvido. No solo hay los políticos profesionales, sino cada ciudadano. Siempre he tratado de ser un buen ciudadano. Pero nunca hay que volver la vista atrás, yo sigo pensando lo mismo.
La política debería estar en manos de gente más culta y más preparada
¿Qué opinión tiene de la política en España?
He sido muy crítico y soy muy crítico, pero sigo pensando exactamente lo mismo. Y
creo que la política debería mejorar muchísimo, porque la política es también el símbolo y el ejemplo de los ciudadanos. Y debería estar en manos de gente más culta, más preparada, y ayudar más a la educación.