Albert Rivera suele recurrir a las paredes de su despacho en el Congreso a modo de respuesta. En un lado cuelga Martin Luther King, al que mira cuando dice: “La defensa de las libertades civiles me sitúa en las antípodas de Vox”. En el otro, luce un dibujo de su hija Daniela. Es un corazón que une las banderas de Europa, España y Cataluña. Tres símbolos que, a su juicio, le apartan definitiva e irremediablemente de Pedro Sánchez: “No puedo acordar con alguien que negocia con quienes pretenden liquidar España”. ¿Y si el PSOE cambiara de candidato? “Tampoco”. Sube el tono cuando se le insiste acerca de una posible resurrección del Pacto del Abrazo: “¡Va contra mi identidad política! ¡Me metí en esto para combatir esas posiciones!”.
Café con leche a media mañana, el candidato de Ciudadanos insiste en que sus opciones de presidir España “son reales”. Sobre la disputa a su derecha, espera que no le hagan falta los escaños de Abascal -dice que nunca se prestará a un retroceso de los derechos conquistados- y marca distancias con Casado: “Ser liberal y conservador es incompatible”.
¿Qué cree usted que se juega España en las próximas elecciones generales?
Nos jugamos cómo va a ser España. Llevamos una década perdida. Sin reformas. La última etapa de Zapatero, todo lo que no hizo Rajoy -no aprovechó su mayoría absoluta-, y ahora Sánchez. En el ámbito socioeconómico, el país está parado: hablo de Justicia, Administración Pública, Educación… No dejamos de perder trenes. Y, por otro lado, en términos patrióticos, decidiremos si somos una nación de ciudadanos libres e iguales o una nación de naciones en riesgo de ruptura. Sánchez defiende esa nación de naciones. Nosotros, como nuestro nombre indica, debemos encabezar ese proyecto de ciudadanos libres e iguales.
En la práctica, ¿qué ocurriría si Sánchez revalidara su actual mayoría con Podemos y los separatistas?
Iríamos a esa nación de naciones donde los derechos serían de los territorios, y no de las personas. El objetivo del separatismo es liquidar España. No se han escondido. Han dado un golpe de Estado y están siendo juzgados por ello. Si a partir del golpe surgen privilegios y ciudadanos de primera y de segunda, habrán ganado los nacionalistas. Revisemos por qué han llegado tan lejos.
¿Cómo lo haría?
Respondiendo a las siguientes preguntas: ¿qué han hecho con la educación? ¿Y con los medios de comunicación públicos? ¿Y con las subvenciones? No les concedamos más competencias. Si soy presidente, desarrollaré, por fin, el artículo 27 de la Constitución: la alta inspección. No puede ser que el Estado no dedique ni un céntimo a comprobar si, por ejemplo, se respeta el sistema educativo. En las elecciones nos jugaremos todo esto.
Suele decir que Sánchez lleva meses trabajando en reeditar el pacto de la moción de censura. Más allá de lo público y declarativo, ¿se refiere a algún detalle en concreto?
En su entrevista con TVE, Sánchez no descartó pactar con el separatismo. Mientras criminaliza a los votantes de PP y Ciudadanos, se abre a reeditar el Gobierno Frankenstein. Tiene en su cabeza ese acuerdo. Más allá de los presupuestos, se está fraguando una mayoría que ya ha descrito Podemos. Quieren convertirla en un Gobierno de cuatro años. Sánchez presidente; Iglesias, vicepresidente; y Torra con la batuta de la política nacional.
¿Piensa que la autodeterminación sería el precio de ese acuerdo?
El presidente del Gobierno que intente conceder la autodeterminación a un territorio español desaparecerá. Él y su partido. No creo que Sánchez pueda hacerlo ni aun queriendo. Eso sería implosionar el país. Aunque no lo descarto, no sé qué tiene en la cabeza. En cualquier caso, para llegar a ese punto, el mejor camino es tener a Sánchez al frente. Si quieres adoctrinar en las escuelas, mantener el actual estilo de TV3, imponer la identidad frente a la educación, echar a la Guardia Civil de Navarra… El mejor para eso es Pedro Sánchez. Hará lo que necesite para mantenerse en la Moncloa. No digo que sea independentista, pero sí que es capaz de conceder cualquier cosa para ser presidente.
Un inciso: dice que Sánchez criminaliza al votante de Ciudadanos. Esta semana, han atacado dos sedes naranjas. La nacional y la de Navarra. ¿Lo relaciona con esa “criminalización”?
He nacido políticamente en Cataluña. Soy más partidario de construir que de hacerme la víctima. Es evidente que Ciudadanos, por su origen contra el nacionalismo y la igualdad de derechos que defendemos, ha generado bastantes ataques por parte de los extremos. Lo que no me parece creíble es que Sánchez nos llame extrema derecha. También al PP. Eso es insultar a media España. Torra nos tilda de bestias taradas, pero es su socio. Los que insultan son tus socios y quienes defienden la Constitución son los malos. Se equivoca de adversario. Como presidente, quiero levantar puentes. Yo no me voy a preocupar por reconstruir el PSOE, sino por armar un centro político donde tengan cabida los socialistas que han roto con Sánchez, que no toleran su foto con Torra.
¿Qué decisión o gesto concreto de Sánchez le parece que ha sido más dañino para España durante sus nueve meses de Gobierno?
Son dos. Uno muy visual y otro no tanto. La reunión en Pedralbes con Torra. Le recibió con honores de jefe de Estado. Sánchez dijo que estudiaría aquel documento inaceptable y ofreció montar una mesa con un relator. Esa es la imagen de la claudicación. Que si la Guardia Civil es represora, que si los jueces no hacen justicia, que si España es franquista…
¿Y el otro momento?
Es un gesto, la purga del abogado del Estado. Aquel letrado mantuvo que había pruebas de treinta actos violentos y habló de rebelión. Entonces se le expulsó y se le castigó con un puesto menor. Me parece que eso consolida una forma de actuar: Sánchez pone el Estado al servicio de quienes han intentado liquidarlo. La foto de Pedralbes y este gesto son el símbolo de lo que está dispuesto a hacer. ¡Y sólo en nueve meses! Ha enseñado la patita. Imagen lo que podría ocurrir en cuatro años.
¿Realmente cree que Sánchez está dispuesto a indultar a los presos del procés en caso de que sean condenados?
Estoy convencido. No es una invención mía. Lo dijo Iceta. También la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera. Si no fuera así, me podría haber contestado alguna de las siete u ocho o veces que le he preguntado. Pero se guarda ese cartucho. Los indultos serán parte de la negociación. Con esto no creo que descubra la pólvora. Es inaceptable. Significaría la humillación del Estado. No imagino a Suárez y al rey Juan Carlos negociando con Tejero en una mesa. Dicho esto: respetaré lo que resuelva el Tribunal Supremo.
Ha empleado varias veces la coletilla “si soy presidente”. ¿Realmente cree que tiene opciones de serlo tras las próximas elecciones?
Sin duda. Está todo muy abierto. Nadie va a tener mayoría absoluta. Tocará construir desde el centro. En términos políticos es más fácil darse la mano cuando te pilla más cerca que cuando estás en el extremo. Yo no voy a levantar los fantasmas rojos y azules. Creo que la tercera España debe ganar su espacio. Hemos visto el ejemplo de Macron. Obtuvo un 24% en la primera vuelta y ahora preside un proyecto transversal.
Para ser presidente tendría usted que alzarse como la principal fuerza de oposición a Sánchez.
Cada vez lo ven más españoles. En el debate de esta semana, Sánchez fue mucho más duro con Ciudadanos que con el PP. Sabe que somos más adversario en términos políticos, tenemos más futuro, hay más liberales que conservadores en España. Lo digo con mucha humildad, pero sí, creo que tengo posibilidades de ser presidente. Políticamente, debo ser ambicioso. No hay que ir a estas elecciones como a cualquier otras. Nos jugamos poner fin a ese Gobierno Frankenstein y volver a la España que se da la mano.
¿Su enfrentamiento con Sánchez se ha convertido en una cuestión personal? El presidente centra sus ataques en usted más que en su partido. También le ha convertido en la principal diana de su libro.
Vengo de una tierra donde la política es muy dura. El parlamentarismo tiene que ser noble, pero a la vez firme. Es verdad que Sánchez se refirió continuamente a mí durante su intervención sobre el Brexit. Lo entiendo. Su voto hace frontera con nosotros. El bipartidismo se ha acabado en términos de transferencia. El que se va del PSOE se abstiene o acaba en Ciudadanos. Y el que se va del PP lo mismo, aunque tiene a Vox a su derecha. Pero siguen viniendo los moderados. Entiendo que Casado y Sánchez ataquen al centro porque es donde se encuentra sociológicamente la mayoría del pueblo español. Nuestra preocupación no es cuántos se van, sino cuántos están llegando.
¿Apuesta por una solución "a la andaluza" como alternativa a Sánchez?
Me gusta más la solución ciudadana: nosotros encabezando un nuevo proyecto después de cuarenta años. Por primera vez en cuatro décadas podemos tener un presidente que no sea del PP ni del PSOE. Comparto con Casado la necesidad de que Sánchez se vaya a la oposición, pero... ¿para hacer qué? ¿Volver a 1985? ¿Creer en las libertades civiles o dar marcha atrás? Casado dice que hay que reconstruir la derecha y Sánchez apuesta por liderar la izquierda. Yo creo que hay que reconstruir España.
Si Ciudadanos tuviera más escaños que el PP, ¿le brindaría la vicepresidencia a Casado?
Es demasiado pronto como para repartirse los cargos. Como candidato, debo ofrecer a los españoles algo distinto al bipartidismo. El tema no es quitar a Sánchez para ponerme a mí, sino quitar a Sánchez para llevar a cabo las reformas que España necesita. Lo importante es formar buenos equipos. La incorporación de Arrimadas es un gran activo. Es la mujer más valiente y preparada de la política española. Vamos a confeccionar un equipo que pueda gobernar por sí solo. Si luego hay que formar coaliciones, negociaremos, pero es pronto.
¿Contaría con Vox para esa mayoría alternativa a Sánchez?
Espero que no haga falta. Cuantos más escaños tenga Ciudadanos menos necesarios serán los del resto.
Pero, ¿se siente más cerca de Vox que del PSOE?
Me siento más cerca de los españoles. Ni soy ultraconservador ni sectario socialista. Mi espacio es otro. No me voy a esconder. En materia de libertades civiles estoy en las antípodas de Vox. Creo en la gestación subrogada, en el matrimonio homosexual, en la ley contra la homofobia, en que las mujeres que sufren la violencia machista tengan el apoyo del Estado... En todo eso, un ultraconservador y un liberal son antagónicos. ¿Defiendo la unidad de España? Claro. Y no voy a negar que ellos lo hagan. El día del Orgullo Gay estoy en la misma pancarta que PSOE y Podemos. Cuando aparecen banderas de España, el PSOE huye y Vox aparece.
¿Entonces?
Me gustaría que, después de doscientos años, cuajara en España un proyecto liberal de verdad. Y repito: el liberalismo significa oponerse a ese conservadurismo que no deja avanzar las libertades. ¿Qué es eso de liberal-conservador? No, no, perdone, no se puede ser una cosa y la contraria.
¿Le preocupa que Sánchez utilice el miedo a Vox como Rajoy empleó el miedo a Podemos y que le dé resultado?
Es curioso. Veo a Sánchez hablando más de Vox que de cualquier otra cosa. Lo intentaron en Andalucía, pero se pegaron un tortazo. Si fuera estratega socialista, preguntaría: “¿Funciona esto?”. Los veo sectarios. Hemos pasado del PSOE padre de la constitución al que rodea un parlamento porque el presidente no le gusta.
Si el resultado electoral permitiera a Ciudadanos completar una mayoría con el PSOE y la única alternativa fuera que Sánchez mantuviera su alianza con el separatismo, ¿usted revisaría el veto a los socialistas?
Hemos tomado una gran decisión. Viendo cómo actúa Sánchez, España merece un presidente que no sea capaz de todo eso. No confío en quienes traspasan ciertas líneas. Soy catalán, he sufrido amenazas de muerte por defender lo que defiendo, es imposible que yo legitime las negociaciones de Pedralbes o los indultos a los golpistas. Va contra mi identidad política.
Pero con ese resultado, ¿no habría incluso un clamor para que ustedes volvieran a pactar con el PSOE antes de que Sánchez se mantuviera en Moncloa gracias a Podemos y a Torra?
Yo prefiero ganar y echarle a la oposición. La opción que ustedes plantean es todavía política ficción. En cualquier caso, la decisión la tomó la Ejecutiva por unanimidad. Ya es una categoría en términos de funcionamiento. Y creo sinceramente que hemos acertado. Sánchez está expulsando y purgando a los constitucionalistas del PSOE. Ha abierto un expediente al militante Víctor Gómez Frías por defender pactos con PP y Ciudadanos. Corta uno a uno todos los puentes. Dicen Otegi y Junqueras que lo ideal es que siga Sánchez. No hay que ser un lince. Si los que intentan liquidar España le quieren de presidente, habrá que cambiarlo, ¿no?
¿Y en el supuesto de que la matemática electoral permitiera una mayoría entre PSOE y Cs y Sánchez apostara por resucitar el pacto del abrazo? Usted siempre ha dicho que el programa está por encima de todo.
Porque no me merece ninguna confianza quien se ha sentado con Torra. Ese señor nos llamó bestias taradas. Sánchez es capaz de negociar la claudicación de España. Me da miedo.
Entonces es una cuestión personal.
¡No, no! ¡Es política! No es que Sánchez me caiga bien, mal o regular. Mi génesis política tiene que ver con esto. Pregunte a Rosa Díez o a María San Gil a ver si aceptarían determinadas cosas en relación a ETA.
Una vez más: ¿y si el PSOE colocara a otro candidato?
No vamos a pactar con el PSOE ni con Sánchez. Les queremos echar, punto.
Es la primera vez que un partido de centro descarta los pactos a priori de esa manera.
También es la primera vez que un presidente del Gobierno se sienta a negociar con golpistas. Yo no pacto con quien ha intentado liquidar una democracia. He visto a mi familia llorar con lo que ha pasado en Cataluña. He visto el miedo, a 4.000 empresas irse, voy con escolta en mi tierra. Voy a hacer todo lo posible para que haya un Gobierno decente, al que jamás se le ocurrirá negociar eso.
¿De verdad que no es personal?
No. Es una cuestión de libertades y de modelo de país. El PSOE no es lo que era. Un socialista me dijo que Sánchez ha secuestrado el partido y lo ha convertido en una plataforma personalista. Creo que es verdad. Todo lo que le molesta va fuera. Ha echado a Barreda, a Soraya Rodríguez, ha apartado a Guerra de la fundación…
Si el PSOE es tan “personalista” como dice, ¿por qué no ha extrapolado ese veto a las autonómicas y municipales?
Sánchez es un problema para España, pero no creo que lo sea Fernández Vara. Hay gente en el PSOE que defiende otras cosas, pero la pregunta es: ¿tendrán la valentía suficiente para echar a Sánchez cuando estén en la oposición?
Algunos de los exsocialistas que usted ha fichado, por ejemplo Joan Mesquida, se refieren a Vox como “extrema derecha”. ¿Usted no lo dice porque no lo cree así o porque no quiere cerrar las puertas a un futuro pacto con Abascal?
La izquierda y la derecha han muerto. Nunca me verá hablar en esos términos. Ese eje ya no existe. Condicionó el debate político desde la revolución francesa hasta hoy, pero ya no funciona.
Entonces, ¿qué es Vox?
Tengo claro que no soy ultraconservador y que España debe mirar al futuro. Ese es el antagonismo real de Ciudadanos respecto a algunas políticas de Casado y de Vox. En un parlamento fragmentado hasta en cinco partidos, los que tengamos cintura y sepamos llegar a acuerdos podremos liderar un proyecto.
Será muy complicado.
Claro que va a ser complicado, pero los que estamos en el centro debemos liderar y marcar las líneas rojas. Soy un liberal, nunca daré pasos atrás en materia de libertades civiles. Tampoco retrocederé en relación a Europa. Esas son mis diferencias básicas con Vox. La gente debe saber a quién vota.
¿Es usted partidario de aplicar de inmediato un nuevo 155 en Cataluña sin límite de competencias ni de tiempo? ¿Hay alguna diferencia entre lo que proponen Ciudadanos y PP a este respecto?
Una fundamental: el PP levantó el 155 y yo le pedí a Rajoy que no lo hiciera. Es una diferencia antagónica. Casado lo sabe perfectamente porque estaba en la dirección de ese PP. Le dije a Rajoy, cuando nos reunimos, que lo extendiera. Él me contó que había pactado con el PSOE salir de Cataluña. Esto son hechos, historia de España.
No ha aclarado durante cuánto tiempo considera necesario aplicar el 155.
El que tarde el presidente de la Generalitat en acatar la Constitución. La actitud del president es clave. Sánchez no le ha pedido que lo haga por el pacto que tiene con los separatistas.
El PP, en cambio, asegura que la condición de Cs fue convocar elecciones.
El único que puede convocar elecciones es el presidente. Pregúntenle. En todo caso, Casado estuvo en la dirección, lo debieron de discutir, sabe que yo lo habría extendido hasta que se acatara la Constitución. Fue un error irse de Cataluña. El otro día un señor que está cobrando de todos llamó puta a Inés Arrimadas en TV3. ¿Alguien ha dicho algo? ¿El PSOE ha puesto el grito en el cielo? Ojalá haya algún día un dirigente de la Generalitat que reconozca que se han equivocado, pero ante la rebelión política, debe aplicarse la Constitución. ¿Se imaginan a un gobernador norteamericano diciendo que hay que destruir Estados Unidos? Sólo pido parecerme un poquito más al resto de naciones del mundo ante un golpe de Estado. Macron no diría pelillos a la mar frente a un golpe en Córcega.
Ha mencionado TV3. ¿Cuáles deberían ser las prioridades de un nuevo 155?
Hoy mucha gente lo ve con más claridad. Habría que haberlo extendido. Estoy dispuesto a sentarme con el resto de partidos para ver cómo se aplica. No olvidemos que exige un previo requirimiento. Es una cuestión de Estado. Las tesis de la conllevancia y el apaciguamiento no han funcionado. Tampoco el Ibuprofeno. Cuando te dan un golpe de Estado, hay que vigilar una serie de competencias. No hemos aprendido. El modelo autonómico se basa en la lealtad constitucional. El nacionalismo tiende a lo totalitario, es una ideología incompatible con la democracia. Lo conozco, lo he sufrido. “O piensas como yo o te llamo traidor”. En Francia y Alemania lo entendieron. En España no hemos sido capaces de decir, como Mitterrand, que el nacionalismo es la guerra. No sé si hoy lo es, pero es nocivo para la democracia.
Asegura que el 155 debería implantarse mediante un pacto de Estado lo más transversal posible. ¿Eso no es incompatible con su veto al PSOE?
No lo veo así. Si el PSOE pasa a la oposición, ante una propuesta de PP y Cs de aplicar el 155, ¿diría que no? ¿De verdad se atrevería? Hay que enviarles a la oposición para que no dependa de ellos. Si lideran PP y Cs, les pondríamos muy difícil decir que no. No creo que todos los senadores del PSOE se negaran a aplicar la Constitución en Cataluña.
El 155 exige una mayoría en el Senado. ¿Se plantean una candidatura conjunta con el PP para paliar la fragmentación del voto en el centro-derecha?
No me lo planteo porque en política uno más uno no siempre son dos. Hay gente del PP que nunca votará a Ciudadanos y viceversa. El sistema electoral es complejo y no hay nada escrito. Creo que si tenemos un buen resultado, habrá mayoría en el Senado para aplicar el 155. Es mejor que cada uno movilice a su electorado y luego sumemos.
Hablemos de su Barcelona natal. Dará mítines con Valls en campaña. ¿Le preocupa que sobre el escenario quede reflejada una contradicción? Él seguirá defendiendo la gran coalición entre PP, Cs y PSOE; y usted, el veto a los socialistas.
Yo parto de una realidad clara. La Ejecutiva nacional de mi partido tomó una decisión estratégica por unanimidad: enviar a la oposición a quien supone un impedimento para el acuerdo. Esa bandera del constitucionalismo y de la casa común yo la sigo defendiendo, pero creo que en este instante electoral hay un obstáculo que es Sánchez. Cuando no sea así, se abrirá otra vía de futuro para Ciudadanos y para España. Una dinámica distinta. Quiero volver a reconstruir los puentes rotos por Sánchez. No hay contradicción con Valls en el modelo teórico, pero yo comparto ese mandato con mi Ejecutiva.
¿La incorporación de Inés Arrimadas a la candidatura de Barcelona va a suponer una cierta bicefalia en Ciudadanos o al menos una especie de ticket electoral a la americana?
Estoy súper orgulloso y súper contento de que Inés haya querido sumarse y dar este paso tan importante. La he visto trabajar y crecer, es una de mis principales aliadas en términos políticos dentro y fuera de Ciudadanos. Confío plenamente en ella, en tenerla al lado. Estamos sumando a mucha más gente. Me gustaría ir a las elecciones diciendo a los españoles cuál es mi equipo y qué queremos hacer. El 28 de abril será mucho de equipo. Propondremos un grupo muy transversal, preparado y muy reconocido en sus distintas facetas de trabajo. Inés, sin duda, es una suerte y tendrá mucha importancia. Es una compañera ganadora que aporta mucho.
En un futuro, ¿sería Arrimadas una buena candidata a la presidencia del Gobierno?
Eso no lo voy a descifrar yo, pregúntenselo a Inés. Creo que es una magnífica política. Siempre ha estado a la altura.
Hablemos de programas. ¿Es usted partidario de las rebajas fiscales que ha propuesto Casado? ¿Cuál es la principal diferencia con Ciudadanos?
Nosotros hemos cumplido y el PP no. Se presentaron en 2011 con un programa parecido al de Casado y subieron el IRPF y el IVA. Rajoy, Montoro y Casado hicieron lo contrario a lo que supone la moderación fiscal. Ciudadanos, en cambio, cuando entró en el panorama político español, con un acuerdo con Rajoy, forzamos al PP a cambiar su política. Queremos menos grasa burocrática y más potencia económica. Somos liberales y lo hemos sido siempre. El PP, depende. Sólo ha lanzado contrarreformas y parches.
¿Qué piensa decir durante la campaña sobre la violencia de género, el aborto, la eutanasia y los vientres de alquiler? Casado, en una entrevista con este periódico, afirmó: “Creo que es bueno que las mujeres sepan lo que llevan dentro”.
He escuchado a la vicepresidenta Calvo decir a las mujeres lo que tienen que hacer con la gestación subrogada. También he escuchado a Casado decir a las mujeres lo que tienen que hacer con el aborto. Yo, en cambio, confío en la libertad y la responsabilidad de una mujer adulta para que haga lo que crea conveniente con la ley vigente. Feminismo es libertad.
¿Y en cuanto al resto de temas?
Voy a seguir pidiendo una gestación subrogada regulada en España. Hemos visto los casos de Ucrania, hay familias que pierden dinero y sufren porque nuestro país no es valiente en ese asunto.
¿Sobre el colectivo LGTBI?
A diferencia del PP, siempre hemos defendido las libertades civiles y el matrimonio homosexual. Lo mismo con la eutanasia y la muerte digna. El PP está en contra. Nosotros hemos conseguido aprobar en el parlamento la primera ley de muerte digna. Los ciudadanos adultos deben tener libertad y ejercerla con responsabilidad.
¿Respaldaría Ciudadanos el uso de la fuerza para acabar con el régimen de Maduro en Venezuela?
Lo que hay que hacer es justo lo contrario: garantizar el canal humanitario. La ONU debe implicarse. Al que ha vivido eso y conozca lo que está pasando allí se le saltan las lágrimas. No puede ser que el Gobierno se sienta orgulloso de quemar camiones con medicamentos y comida y que no haya un canal protegido por la ONU. No se trata de ir a la guerra como quiere Maduro. Existen misiones militares que son precisamente de paz.
¿La deriva independentista del Barça ha resentido su vínculo de aficionado con el club? ¿Hace cuánto no va al Camp Nou? ¿Mantiene algo de relación con su actual presidente?
Como aficionado, me he desvinculado no sólo del Barça sino del fútbol en general. Voy poco al campo. Es verdad que durante mucho tiempo, el Barça, con diferentes direcciones, ha permitido la mezcla de la política con el deporte. Cuando uno va al campo, espera ver un partido de fútbol, pero algunos quieren convertirlos en proclamas. Es peligroso que el terreno de juego se torne un lugar de confrontación política. Hemos tardado mucho en expulsar a los hooligans. El deporte tiene que ir en paralelo al fair play y al respeto, es lo que me enseñaron en la piscina. Me parece que el independentismo ha intentado meterse en el campo del Barça.
¿Conoce a Bartomeu?
He saludado a Bartomeu alguna vez que he coincidido con él. Ojalá en el Barça, en un futuro, se tenga bien claro que hay que separar deporte y política. No se trata de que un club sea separatista o constitucionalista, sino que sea eso, un club de fútbol. Como aficionado del Barça y de la Selección, ojalá podamos sacar la política de ese ámbito.
Sin entrar en detalles sobre su vida privada, en el caso de que fuera usted investido presidente durante la próxima primavera, ¿habría a su lado una primera dama en la Moncloa?
En España ya existe una primera dama, es la reina Letizia. Aquí, los primeros ministros no tienen primeras damas.