Marcos de Quinto es el número dos de Albert Rivera por Madrid, pero no tiene carné naranja. No milita. Eso le permite disparar y hacer blanco sin necesidad de circunloquios o argumentarios precocinados: "Ciudadanos no pactará con el PSOE, pero tampoco con Vox". Aprieta el gatillo siempre en sentido metafórico. Ha vivido varios años en un país donde los jóvenes "pueden hacerse antes con una pistola que con una botella de whisky": "No quiero eso para España".
Mirada marina, como su americana, no pestañea cuando se le pregunta por su patrimonio o sus cuentas: "Nunca he pagado impuestos en Portugal, es un dato contrastable". Antes de afrontar la entrevista, facilita detalles de su agenda al equipo de prensa: "Preguntadme por cualquier cosa, que puedo intentar cambiarlo". Voluntarioso, se lanza a su enésima campaña electoral -tuitea más sobre política que algunos políticos-, aunque la de abril supondrá su debut en las listas.
Rivera encuentra en este hombre de verbo afable y lenguaje desacomplejado el mayor exponente de lo que suele llamar "sociedad civil incorporada a la política". El exvicepresidente mundial de Coca-Cola, ya calzado el mono de faena, advierte: "Cuando entre en el Parlamento, no me voy a dejar amedrentar".
Mucha gente se confunde y le llama “De Quintos”, como si quisieran asimilarle a “De Guindos”.
Sí, sí, me sucede con frecuencia. Algunos piensan que mi apellido es portugués, pero no. “De Quinto”, español y en singular.
Suele decirse que España es un país cainita en el que a la gente le molestan aquellos que tienen mucho dinero. Su fichaje ha levantado ampollas en la izquierda.
Quien debería molestar es aquel que tiene mucho dinero y lo ha conseguido de malas formas, no el que se lo gana trabajando y honestamente. A mí todo me ha venido de nóminas. No debería ser motivo de crítica.
¿Se siente víctima de la envidia tal y como la definía Julio Camba? “No es aspirar al coche del vecino, sino que el vecino se quede sin coche”.
No sé, trato de no prestar demasiada atención a eso. El otro día, Jesús Encinar, en un tuit, decía que nuestro país se divide entre los que son envidiados y los que envidian. No lo creo. También existe una España que vive y deja vivir.
¿Qué hace un tipo como usted en un lugar como este? Va a tener un hijo dentro de poco, podría estar de vacaciones en Bali… Pero se ha metido en política.
Estoy muy contento de haber dado el paso. Siempre me ha interesado la política, pero no había pertenecido a ningún partido. El Congreso se ha quedado en manos de los profesionales de la política y, últimamente, en las de los profesores de determinada universidad. La política debería encarnarla gente de distinta procedencia, tal y como sucedía en la Transición: médicos, arquitectos, abogados… Los únicos “profesionales” pertenecían al “Movimiento”. En realidad, el intrusismo fue el de los “profesionales” de la política, que se hicieron con ella.
El Congreso se ha quedado en manos de los profesionales de la política, ellos son el verdadero intrusismo
Por eso el coste es tan alto para quienes llegan desde fuera.
Claro, el coste de meterse en política es muy alto. Supone un sacrificio económico y de exposición. Cuando alguien entra, se arremete contra él, tratan de amedrentarle. He recibido dardos por todas partes, desde derecha e izquierda. Si nos dejamos amedrentar por los “profesionales”, la política quedará en manos de los amedrentadores. No tengo miedo a entrar en el parlamento, igual que no se lo tenía a los amedrentadores en el recreo cuando era pequeño.
¿Cómo conoció a Albert Rivera y de qué manera le ofreció el puesto?
Coincidí con él por primera vez hace muchísimos años, cuando Ciudadanos no era partido, sino movimiento ciudadano. Creo que fue en una cena en un restaurante cerca de la Casa de Campo. Mantuvimos cierta relación porque cuando él venía a Madrid y tenía que hablar a empresarios, a veces yo le presentaba. He sentido afinidad con su discurso. En un determinado momento, no hace mucho, quedamos para comer. Me preguntó por mi disposición, sin mencionar exactamente el puesto. Le dije que sí.
¿Ser número dos del líder le da vértigo? A su homólogo en el PP le preguntaron por el aborto y acabó hablando de los neandertales. ¿Qué le parece la valoración de Suárez Illana?
Niego la mayor, no soy el número dos de Rivera en absoluto. Tiene compañeros muchísimo más capacitados que yo. Voy de escudero. Es una gran responsabilidad y un honor.
Es el número dos por las listas en Madrid, igual que Suárez Illana en el PP.
Creo que Adolfo es una buena persona, cometió un desliz y es consciente de eso. A todos nos puede pasar.
Pero, ¿qué le pareció en concreto su comentario sobre el aborto?
Para mí es importante el trasfondo. Asoma una especie de derecha teocrática, se percibe una influencia religiosa y determinadas convicciones morales. Ciudadanos se contrapone a esa derecha que, aunque tenga caras jóvenes, es teocrática y conservadora.
Aprovechando su condición de medio americano, le pregunto por las declaraciones de López Obrador, que exige a España el “perdón por la conquista”.
Me parece un dislate total. Es de una ignorancia tremenda. Durante la conquista, los españoles eran ínfimos en número. Se hizo, por decirlo de alguna manera, a mano. La del oeste, en cambio, fue disparando con un winchester a través de las ventanas de un ferrocarril. La única manera posible de conquistar fue la alianza. Los aztecas no eran un pueblo idílico perturbado por la llegada de los españoles barbudos, sino un pueblo cruel. Habían masacrado a mucha gente. Hacían ceremonias y sacrificios que, juzgados con la visión actual de López Obrador… Deberían pedir perdón ellos primero. Los españoles no exterminaron. Eso lo cuenta muy bien Elvira Roca Barea. Se les hizo ciudadanos de un reino: no se les exterminó, se les españolizó. No sucedió así con los indios de Norteamérica, pero sí en toda Hispanoamérica.
Ha vivido muchos años en Estados Unidos, ¿le alarma que Vox quiera permitir armas en casa de los españoles sin antecedentes ni problemas psiquiátricos para defenderse de los ladrones?
Estoy absolutamente en desacuerdo. Creo que la mayor parte de españoles también. Te puedo asegurar que los norteamericanos se darían con un canto en los dientes si pudieran vivir, en lo relacionado con las armas, de manera similar a nosotros. En España ya se puede tener armas, pero la posesión está muy restringida y requiere autorizaciones que no son sencillas. La legislación es correcta, no necesitamos cambiarla. En Estados Unidos a un joven le es más fácil comprar una pistola que una botella de whisky. No queremos esa realidad aquí.
Te puedo asegurar que los norteamericanos se darían con un canto en los dientes si pudieran vivir, en lo relacionado con las armas, de manera similar a nosotros
Aproveche su estela de independiente para definir a Vox. ¿Extrema derecha?
Vox es un partido ultraconservador, lo digo por determinadas imposiciones de la moral, probablemente muy influenciadas por asociaciones como Hazte Oír. Sin embargo, en la parte económica no los podría definir, no sé qué pretenden. Me da pánico el antieuropeísmo del que hacen alarde.
Explíquese.
Es peligrosísimo. España tiene una oportunidad única para aumentar su influencia en Europa. Reino Unido no sabe por dónde va, Italia se autoexcluye y Alemania y Francia están cansadas de tirar del carro. Necesitan un socio leal como España. Vox se trata de alinear con el antieuropeísmo. La gente debería decir no, también aquellos a los que les gusta el discurso de Vox. Les pido que analicen el trasfondo económico, que es donde nos jugamos los cuartos, y que se planteen apoyar a un partido de vocación europea.
¿Usted también es partidario del veto al PSOE “pase lo que pase”?
El PSOE ha desaparecido, se ha convertido en un proyecto personal del señor Sánchez, capaz de cualquier cosa con tal de perpetuarse en el poder. Su propio partido le señaló algunas líneas rojas que impedían lo que ahora hace. El PSOE de Solana y Almunia ya no está, ojalá volviera.
El PSOE ha desaparecido, se ha convertido en un proyecto personal del señor Sánchez, capaz de cualquier cosa con tal de perpetuarse en el poder
Si el pacto de Ciudadanos-PSOE fuera la única alternativa a que Sánchez no reeditara la mayoría de la moción de censura, ¿seguiría apostando por el veto?
Sí. Es muy graciosa la insistencia que existe con este tema. Queda claro. Lo vuelvo a decir: si la suma de PP y Ciudadanos no da, aunque exista la posibilidad que usted comenta, nos iremos a la oposición. No vamos a pactar con el PSOE.
¿Y con Vox?
Ciudadanos tampoco pactará con Vox. Nosotros hemos tendido la mano a Pablo Casado y no sabemos si, para un futuro gobierno, los votos de Vox serán decisivos. En caso de que lo sean, tendrán que tomar su decisión: apoyar el pacto de PP y Cs o dejar que gobierne Sánchez.
¿Ustedes ofrecerían algo a Vox para conseguir esos escaños?
No, no vamos a pactar con Vox. Hemos tendido la mano al PP para formar una alternativa a Sánchez.
Antes de que existiese Ciudadanos, ¿a quién votaba?
He votado siempre a partidos de centro o de centro-izquierda y centro-derecha.
Pero el centro perdió todos sus escaños con el CDS en 1993.
Alguna vez también he votado en blanco.
Parafraseando uno de los anuncios más conocidos de la historia de Coca-Cola, ¿quién es la verdadera “chispa de la vida” en Ciudadanos? ¿Rivera o Arrimadas?
Lo que tenemos aquí son fuegos artificiales. Ellos son inigualables. Inés es un ejemplo de valentía, claridad y es espectacular. Siento una grandísima admiración por ella, igual que me pasa con Rivera. Pero también hay muchas otras chispas.
¿Qué le molesta más? ¿”Veleta” o “derechita cobarde”?
A mí, personalmente, nadie me ha llamado veleta. Tampoco derechita o cobarde. Nunca me he sentido veleta, cobarde ni de derechas. No me identifico con ninguno de esos tres conceptos.
Nunca me he sentido veleta, cobarde ni de derechas. No me identifico con ninguno de esos tres conceptos
Por cierto, usted se define en Twitter como “pirata”. Algunos de sus detractores dicen que es porque pagaba impuestos en Portugal.
Le digo algo clarísimo: nunca he pagado impuestos en Portugal. Nunca. Eso es contrastable. He pagado impuestos siempre en España. Unas veces como residente y otras como no residente. He sido no residente cuando he trabajado en Alemania, Malasia, Singapur, Tailandia, Estados Unidos… Allí me fui en 2015. Ese año, 2016 y 2017 pagué impuestos aquí como no residente. Además, al haberme movido de Madrid dejé de estar exento del impuesto sobre el patrimonio. Con lo cual, pagué también ese impuesto que, en mi caso, al tener el patrimonio que tengo, es importante.
En agosto de 2018, dejé de trabajar en Estados Unidos. Me trasladé a Lisboa. Mi mujer es brasileña, su primera lengua es el portugués, y allí hay una comunidad de brasileños tremenda. De ir a Europa, ella prefería Lisboa. A mí me vino bien para retirarme y escribir un libro. La declaración de la renta me la gestiona Price Waterhouse, igual que a los demás ejecutivos de Coca-Cola. Están computando cuántos días del año he estado en Estados Unidos, cuántos en Lisboa, cuántos en Nueva York. A finales de mayo sabré cuáles son mis impuestos.
Y ahora acaba de instalarse en España.
Decidimos venirnos en enero de 2019, antes de la oferta que recibí de Ciudadanos. Mi mujer está embarazada, vamos a tener una niña en julio. Preferimos que sea aquí, está mi familia. Por tanto, los impuestos se pagarán en España, claro. La gente se tiene que acostumbrar a que somos ciudadanos del mundo. Si hubiera querido pagar menos impuestos, siendo ya residente en otro país, me hubiera ido a Barbados, Bermudas o Dubai, pero no lo he hecho.
Se ha relacionado su residencia portuguesa con la medida que adoptó hace años el país vecino con el objetivo de atraer patrimonios jugosos: decretó la exención de las rentas obtenidas en el extranjero.
Es gente con ganas de sacar una intencionalidad que no existe. Le pongo un ejemplo parecido: hay una gran cantidad de catalanes, por ejemplo periodistas, viviendo en Madrid. Se benefician de la exención del impuesto sobre patrimonio, pero no vinieron por eso, sino por su trabajo.
Usted era uno de los empresarios españoles más tuiteros. Cargó contra los sindicatos, que “se han quedado sin parroquia por incompetentes y retrógrados”. ¿Lo mantiene?
Sí. Todo lo que he escrito en Twitter es un retrato de lo que he pensado, un álbum de fotos. Entré hace muchos años en esa red social, no me he dedicado a borrar mensajes. Hay cosas en las que he evolucionado pero, ¿por qué lo tengo que borrar? Sería como si uno quemara las fotos de quince años con flequillo porque ahora no le gustan.
Sindicatos.
Sí, sí, yendo al meollo: diría que sí. Los sindicatos no se han modernizado en absoluto, deberían repensarse y hacer una revolución interna. Encuentras mucho hombre y poca mujer como representantes, son poco modernos, defienden a un tipo de trabajadores, y no el empleo, por ejemplo, de los jóvenes. España necesita sindicatos más coherentes y modernos. Pongo el ejemplo de Comisiones Obreras.
Adelante.
Están haciendo un ERE ofertando veinte días por año trabajado con un tope de una anualidad a sus empleados. Es curioso. Se trata del mismo sindicato que montó un número cuando el embotellador de Coca-Cola ofreció cuarenta y cinco días por año trabajado más un paquete de 15.000 euros al que quisiera retirarse. Además, dio la posibilidad del realojamiento en otra planta a todo el que quiso. Y se montó la que se montó. Ahora que los sindicatos tienen la oportunidad de enseñar al empresario cómo se hace un ERE van y se acogen a la reforma laboral que critican. Es infumable. También he leído que en Podemos, los errejonistas o lo que fueran, han sido expulsados con veinte días por año trabajado y han denunciado. Ay los que dan lecciones cuando se trata de su casa. No estoy contra los sindicatos, que son imprescindibles, pero los necesitamos serios, responsables y modernos.
Le leo sólo uno más de sus tuits: “Nadie niega la necesidad de luchar contra la violencia machista o el cambio climático. Lo indignante es que, con la excusa de esas causas, se montan chiringuitos que no aportan nada pero sirven para colocar a indocumentados que viven del cuento”. Si hubiera tenido que apostar la nómina de este mes, la hubiese asociado a un dirigente de Vox.
Te cuento lo que hay detrás de ese tuit. Salió esta noticia: en Andalucía se habían dado creo que 42 millones para la lucha contra la violencia de género. Aparentemente, a las víctimas les habían llegado dos. Los otros 40 se dedicaron a ONG y organizaciones. Probablemente, muchas de esas instituciones habrían hecho un trabajo noble y loable, pero estoy convencido de que otras se crearon a la sombra de esta dotación presupuestaria para colocar a primos o a gente que no tiene la cualificación suficiente. Ahí radica el gran engaño.
¿Dónde?
Hay temas transversales en los que todo el mundo está de acuerdo, como la lucha contra el bullying, el cambio climático o la violencia de género. Entonces se generan partidas presupuestarias. Hay gente que tiene conocimiento y otros que se montan un chiringuito con esa excusa para colocarse. Eso es lo que debemos combatir. Pero entonces salen los exaltados y dicen que, quien critica ese aspecto, está a favor del bullying o del machismo.
Rivera suele decir que un partido debe dirigirse como una empresa. ¿También debe gobernarse España como una empresa?
Existe un notable paralelismo. La mayor parte de problemas de una empresa suele deberse a la falta de crecimiento. Por eso precisamente el crecimiento suele ser el remedio a muchos de los males. Si crecemos, el paro se reduce y el déficit público también. Podremos alimentar el fondo de reserva de la Seguridad Social y aumentar salarios.
¿Cómo se crece?
Logrando que haya gente que esté deseando invertir en España. Debemos conseguir lo que esa gente desea: paz social, estabilidad política, seguridad jurídica, fuerza laboral formada, atractivos fiscales…
Como economista, ¿ve similitudes entre ‘Bienvenido Mr. Marshall’ y los “viernes sociales” de Pedro Sánchez?
Los viernes sociales de Sánchez son una absoluta irresponsabilidad. Tremendo. Es como pagarse la campaña con el dinero de todos, hipotecando el futuro del país. Es inaceptable. Todo le sale gratis, pero vendrá alguien detrás que lo repare. Si alguien en una comunidad de vecinos dice que se va a gastar todo lo que no tiene y coloca siete porteros en lugar de uno, le echan inmediatamente.
Tengo un amigo que bebe medio litro de Coca-Cola al día. Rivera también consume mucha. Como experto, ¿cuál es la cantidad máxima que recomienda?
Coca-Cola es muy buen producto. Se puede beber la que uno quiera, pero si va a ser mucha, recomiendo alternarla con la Zero -se ríe-. Hay que cuidar la ingesta de calorías. Uno decide cómo quiere consumir el azúcar diario, si quiere limitarlo, existe la Zero.
¿Y con qué porcentaje de independentistas aceptaría un referéndum de autodeterminación? Iceta lo ha fijado en un 65%.
Cuando el 65% de todos los españoles sea independentista y quiera reformar la Constitución. Seguro que quiso decir eso -ironiza-. La soberanía de Cataluña no depende del porcentaje de separatistas que haya allí, sino de la voluntad de todos los españoles. Agradezco a Iceta esas declaraciones porque es Sánchez quien habla a través de su boca. No se puede gobernar España con gente que la odia, ¿cómo es posible? No lo entiendo, es inexplicable.
Termino con una duda trascendental que agobia al votante. Después de que Rivera haya ofrecido un Gobierno de coalición a Casado, ¿qué se parecen más? ¿La Coca-Cola y la Pepsi o Ciudadanos y el PP?
Coca-Cola y Pepsi son de calidad, se parecen en bastantes cosas, aunque hay algunas diferencias. Ciudadanos y PP también se parecen en su vocación constitucionalista, en su defensa de la unidad de España… Pero también hay notables diferencias respecto a las posiciones, por ejemplo, regenerativas. Las similitudes nos van a permitir sacar a Sánchez del Gobierno.