Javier Maroto (Vitoria, 1972) es un hombre recto, cuadriculado. El actual senador por cuota autonómica por Castilla y León, portavoz del PP en la Cámara Alta, ha vuelto a la primera línea del partido por todo lo alto, tras desdibujarse por la polémica de su nombramiento.
Ex número 3 del partido, optó por centrarse en el Senado, la auténtica cámara territorial de España. Quizás por eso sea tan fiero en su defensa de la igualdad entre españoles y por lo que no duda en insistir, una y otra vez, en la defensa del orden constitucional ante el desafío secesionista catalán.
El PP, a pocas horas de la votación final, ¿prefiere terceras elecciones o que haya Gobierno en España?
El PP tiene un discurso claro en relación a qué gobierno necesita España: lo que estamos viendo ahora mismo es un Pedro Sánchez que es el favorito de Otegi, que tiene el apoyo de Rufián y también el apoyo de Pablo Iglesias. Él ha decidido que ese es el gobierno que quieren. El PP no puede apoyar a un Pedro Sánchez que ha engañado a todo el mundo, engañó a Rajoy, a Rivera, a Iglesias, a los propios socialistas, que lo tuvieron que echar. No podemos apoyar a ese presidente del Gobierno, aunque naturalmente tampoco deseamos elecciones. Nos hubiese gustado que el escenario de Pedro Sánchez hubiese sido otro, pero él ha apostado por la radicalidad de la extrema izquierda y apoyarse en los independentistas. Justo lo que juró nunca haría.
¿Ha sido 2019 el año del secesionismo catalán? ¿Qué será 2020?
El 2019 y el 2020 son los años de gloria para el independentismo gracias a Sánchez, porque han conseguido en dos meses más de lo que llevaban luchando 20 años. Han podido conseguir que se reconozca la palabra “conflicto político” , los que hemos vivido también la política en el País Vasco sabemos la importancia que los nacionalistas conceden a esa palabra. Porque cuando hay un conflicto político ellos pueden explicar en Europa que se necesita de una solución política que siempre acaba en las urnas y, además, justifica sus propios actos y decisiones.
En Cataluña no hay un conflicto político, hay políticos conflictivos y hay un conflicto judicial provocado por esos políticos conflictivos que se han saltado la ley a la torera. Los independentistas también están en su momento de gloria con Sánchez porque han conseguido a la vez que se reconozca la bilateralidad: la relación en que Cataluña es igual a España o, mejor dicho, que España no es más que Cataluña. No se considera una relación diferente de una comunidad autónoma a la nación, sino que se habla de igual a igual. Es otro gesto más, retorcido, que ha conseguido el independentismo de Sánchez. Hoy están más fuertes que nunca porque Sánchez se lo ha permitido. Pero el colmo de todo esto, y es la tercera de las patas, es que el independentismo ha conseguido una mesa en la que Sánchez tenga que someter a votación lo que se acuerde en ella.
Yo lo que digo de forma clara: si alguien conoce a un miembro de ERC que no vaya a sentarse en esa mesa para pedir la independencia, es que no conoce bien a los de Esquerra. Por eso Sánchez sabe desde hoy que tarde o temprano las incursiones de esa mesa van a incluir la palabra referéndum, autodeterminación, independencia. Y como no lo puede dar porque el PP y el Estado en las instituciones no se lo vamos a consentir, va a meter a España en un lío mucho mayor de lo que ya nos metió Zapatero. La solución de Sanchez es un problema mucho más agudo y mucho más peligroso porque va a generar muchísima más frustración en ambos lados de esa mesa de negociación.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha incumplido sus grandes promesas electorales y, sin embargo, desde el PP continúan ofreciéndole hasta once pactos de Estado. ¿Es posible mantener la gobernabilidad entre partidos que no confían entre sí?
Son cosas distintas. La contradicción de Pedro Sánchez tiene una frase célebre “Yo, Pedro Sánchez, nunca pactaré con los independenstistas y jamás meteré a Podemos en el Gobierno porque me generaría insomnio, no podría dormir ni yo ni el 95% de los españoles” . Eso nos lo dijo Pedro Sánchez hace unos meses. Sánchez no es de fiar por eso y por otras tantas cosas. Dicho esto, el PP es un partido de Estado y tanto en el Gobierno como en la oposición hemos apoyado cuestiones que favorecen los intereses de España: la propia Constitución española, la entrada de nuestro país en la Unión Europea, la política antiterrorista, el Pacto de Toledo y la entrada en el euro por poner algunos ejemplos, estando en el gobierno y estando en la oposición.
Y lo volveremos a hacer, este gobierno que no puede hacerlo todo, todo, todo absolutamente mal. Habrá cuestiones que o bien porque vengan de directivas europeas o simplemente porque en algún momento del día tendrán sentido común, si hay alguna cuestión que es positiva para España el PP, por supuesto, va a estar del lado de apoyar lo que sea bueno para España. El presidente Casado ha hecho una lista de cuestiones que España necesita, que con otro presidente, otro gobierno, sería mucho más fácil pactar. Pero nosotros no hacemos como otros partidos que dicen a todo no porque es de Sánchez. Si alguna cuestión que propone Sánchez es positiva para España y se puede negociar con el PP, no queremos castigar a los españoles porque Sánchez sea el presidente, aunque el presidente Sánchez no gusta absolutamente nada al PP.
Pablo Casado situó al PSOE "fuera de la Constitución". ¿Comparte la definición?
Creo que cuando se hace un acuerdo como el de ERC en el que aparece todo tipo de palabras excepto “Constitución” para que los independentistas se lo apoyen y lo sustituyen por “ordenamiento jurídico que haya en ese momento” sin saber de lo que se está hablando se está esquivando la Constitución. A mí no me gusta un presidente de mi país que esquiva la Constitución, especialmente cuando está firmando un acuerdo de investidura.
Cuando alguien tiene que esquivar la palabra constitución es porque se siente incómodo escribiendo o pronunciando esa palabra. Para el PP, es un hecho muy grave que Sánchez esquive la palabra constitución, pero, claro, tenemos a un presidente que nos contaba que la Península Ibérica, además de Portugal, tiene otras naciones: Galicia, País Vasco, España y Cataluña. No me extraña que tengan que esquivar la Constitución cuando piensa algo como eso.
¿A pesar de los mensajes expresados por Vara o Page en los últimos días, en los que afirmaban que defender la unidad de España es una "obligación moral"?
Lo que es una obligación moral es que si queda algún socialista con escrúpulo político levante la mano, alce la voz y diga ‘Sánchez, así no’. Esto no es el socialismo que hemos vivido durante muchas décadas, con aciertos y con errores. El PSOE no es Sánchez. Si hubiese algún socialista valiente que repitiese en alto lo que nos dice a nosotros en bajo, a lo mejor tendríamos una situación distinta. Hoy hay muchos socialistas de buena fe que están avergonzados de su secretario general y avergonzados de lo que el PSOE de Sánchez, el sanchismo, nos puede dejar a todos en los próximos meses en el panorama político de España.
Ábalos afirma sobre el acuerdo con ERC que "no cabe nada fuera de la Constitución".
Insisto: el señor Ábalos o Sánchez tendrán que explicar a quién quieren engañar esta vez. A quién. Porque, insisto, si el señor Sánchez crea una mesa bilateral, con Esquerra a un lado y el PSOE al otro, y los representantes de ERC se levantan de esa mesa sin haber pedido la autodeterminación, no llegan vivos a su sede. Esto lo sabemos. Por tanto, con la certeza de que los representantes de ERC en esa mesa van a hablar de independencia, van a hablar de autodeterminación y van a hablar de referéndum, sabiendo eso y sabiendo que Sánchez se ha comprometido a votar ese acuerdo, que nos expliquen entonces cómo se hace.
O van a engañar a ERC o nos está engañando otra vez ahora, como ha hecho como ha hecho recientemente. A lo mejor la frase de Ábalos diciendo que no harán nada al margen de la Constitución es tan cierta como lo de no meteré a Podemos en el gobierno porque no deja dormir al 95 por ciento de los españoles. Creo que las frases son parecidas, tienen la misma poca credibilidad
Desde el PP llevan semanas apelando a los diputados socialistas y a los barones para frenar a Sánchez. Sin embargo, quién tomó la iniciativa fue Inés Arrimadas ayer, llamándolos por teléfono.
Ciudadanos es nuestro socio en unos gobiernos municipales y autonómicos que están funcionando muy bien. Yo sólo voy a tener palabras en positivo para Ciudadanos, lo cual también me permite recordar que Ciudadanos podría haber gobernado con el PSOE antes de repetir las elecciones. La solución que nos propone Ciudadanos no solamente llega tarde, porque ahora son solo 10 diputados, sino que, además, se podía haber evitado. Ciudadanos podía haber gobernado por mayoría absoluta con el PSOE. Yo creo que esa contradicción requiere autocrítica de quien la comete no de quienes simplemente la observan.
Dicho esto, insisto, la relación con Ciudadanos en lo personal y en lo político es una relación muy buena. Yo he participado de los acuerdos de negociación de esos gobiernos. Me siento orgulloso del primer partido que haya podido formar acuerdos de gobierno con Ciudadanos. La relación con los líderes de Ciudadanos es muy buena.
Ahora que conocemos las condiciones de la negociación algunas de las condiciones de las negociaciones con Esquerra el PP debería hacer una oferta a Sánchez para intentar abortar en esas concesiones.
Aquí hay dos hechos que hay que poner sobre la mesa. El primero de ellos es que en la propia noche electoral Pablo Casado llamó a Pedro Sánchez. Por primera vez en la historia de la democracia no cogió el teléfono el ganador para escuchar del líder de la oposición, simplemente, un reconocimiento del resultado electoral. Inédito en la historia. Por primera vez, el ego del ganador le impide coger el teléfono del líder de la oposición que, por respeto y lealtad institucional, le estaba llamando al día siguiente. El señor Sánchez eligió ya cuál era su plan. Podemos.
Y después de un mes, por fin, después de un mes recibe a Pablo Casado en La Moncloa. Las preguntas que le hizo Pablo Casado a Pedro Sánchez son conocidas. ‘Señor Sánchez, ¿usted estaría dispuesto a gobernar con Podemos?’ La respuesta fue no. ‘¿Usted estaría dispuesto a dejar de entenderse con los independentistas incluido gobiernos como el que tienen en la Diputación de Barcelona?’. La respuesta también fue no. ‘¿Usted estaría dispuesto a no dejar a Bildu que tenga la llave de la gobernabilidad de Navarra?’. También dijo que no estaba dispuesto.
A preguntas como ¿está dispuesto a no subir los impuestos o a dejar de hablar de plurinacionalidad o no derogar las reformas del Partido Popular? Sánchez contestó a todo no. ‘No, no estoy dispuesto a ceder en absolutamente nada’. Y, por si no fuese suficiente, después, de forma pública, dijo que él no tenía ningún plan B para hacer el Gobierno con el PP por la abstención o en coalición ningún plan B con el PP. Sólo tenía un plan que era el de Podemos con los independentistas. Yo creo que Sánchez lo único en lo que ha sido transparente y claro es en quiénes son sus socios de gobierno. Por esta razón por elegir a Podemos y a los independentistas sus compañeros lo echaron del PSOE. Con esos mismos socios. Después hizo una moción de censura y los eligió a ellos y ahora son por tercera vez los mismos socios para formar gobierno.
Yo creo que no hay ningún español que no sepa que Sánchez solo quiere con Podemos y con los independentistas y que ha rechazado cualquier otra alternativa que además el día a día, con sus decisiones, la hacía muchísimo más complicada.
¿Al PP le hubiera gustado ser ese plan de de Sánchez o ni siquiera el plan A?
Nunca ha habido ni siquiera el momento para poder plantearlo, ni siquiera ha habido una ocasión, porque cuando el Comité Ejecutivo del Partido Popular, con todos sus barones aquí, en la sede de Génova, estábamos deliberando sobre cuál debería o podía ser la posición del Partido Popular, en ese momento y sin previo aviso de ningún otro miembro del PSOE, nos enteramos de que se anunciaba el acuerdo con Podemos.
Fue directamente al día siguiente: no dejó ni siquiera la opción y cualquier acercamiento que se haya podido hacer o exigencia -porque, como todo el mundo comprenderá, el Partido Popular nunca votaría a Sánchez para que su primera decisión fuese nombrar a Pablo Iglesias vicepresidente de España y la segunda decisión fuese sentar al Gobierno en una mesa con Esquerra-. En ningún caso. Todas las decisiones que ha ido tomando Sánchez alejaban cada vez más la posibilidad de un entendimiento.
Pero es que el entendimiento nunca lo ha querido Sánchez y nos lo ha dejado meridianamente claro a todos los españoles tanto con sus palabras como con sus hechos. Sánchez tiene lo que quiere y no quiere ninguna otra cosa.
Quizás fue un error las palabras del secretario general del partido, Teodoro García Egea, en la noche electoral diciendo que Sánchez tenía que irse.
Yo creo que la noche electoral del 10 de noviembre era también un plebiscito sobre la decisión de Pedro Sánchez. Era una segunda vuelta a la que Sánchez nos convocaba, pensando que iba a obtener un resultado arrollador donde el PSOE iba a crecer y se iba a demostrar que él tenía la razón. El 10 de noviembre fue un gran fracaso para el PSOE como lo fue también para Podemos, que retrocedieron ampliamente en las urnas y ese plebiscito se perdió. El que pierde el plebiscito debería tener en consideración las consecuencias y esa es la expresión que se utilizó en la noche electoral en relación a ese resultado.
¿Se desbordará la ley?
El Partido Popular es la alternativa firme en el Congreso de los Diputados a Sánchez. El Partido Popular no va a permitir ningún movimiento que se salte la ley, ninguna cuestión que aborde la legalidad o ningún referéndum que altere lo que la Constitución remarca sobre la soberanía nacional. Y esta es una cuestión importante, porque todas esas promesas que hace Sánchez en muchas ocasiones requieren de una mayoría cualificada en el Congreso que no tienen sin la connivencia del Partido Popular. El PP no va a prestar, por supuesto, el apoyo a cuestiones que afectan a la división de la unidad nacional o a la vulneración de la soberanía nacional, entre otras.
Si Sánchez está consumando una “traición”, como aducen habitualmente, ¿por qué no acuden al Constitucional? ¿En qué supuesto lo harían? ¿Qué tendría que pasar exactamente?
No no vamos a darle pistas a Sánchez sobre cuáles son sus consecuencias, como no le dimos pistas a Torra y a Puigdemont sobre las consecuencias de sus actos. Vamos a ser prudentes, pero ya anunciamos que vamos a ser extremadamente firmes en esta posición. En función de los acontecimientos y de las decisiones tomadas, afrontaremos las medidas oportunas de todo el ámbito político, social y jurisdiccional para ponerle freno a las intenciones que pueda tener Sánchez, simplemente para permanecer en el poder. Ni siquiera en su entorno más cercano pueden concebir que el PSOE esté haciendo lo que está haciendo solo por estar en el poder, por continuar en el poder, por el mero hecho de pensar solo en él, antes que en su partido y en su país.
¿Son suficientes los contrapesos del sistema actual para frenar, como desean, los planes del candidato socialista?
Yo confío en que sí, porque yo creo en el Estado de Derecho de mi país, creo en las instituciones que nos representan y creo en la separación de poderes. Creo que, en otras ocasiones, hemos visto cómo, ante desafíos tan imprevistos -que no estábamos acostumbrados a tener que tratar con ellos-, la propia legalidad tenía sus resortes para poner en su sitio a quien quería saltarse la ley y, además, se hizo con unidad constitucional.
Mire la paradoja de que Sánchez es el mismo que está negociando con un partido que tiene encarcelado a su presidente por haber cometido delitos que llevaron al propio Sánchez a apoyar a Rajoy para aplicar el 155. Si no lo vemos, no lo creemos. En Europa tienen que estar mirando a Sánchez y observando que no tiene ninguna credibilidad. Sánchez apoya el 155; de aquellos hechos tenemos a Junqueras en la cárcel, y, ahora, él mismo es el que negocia con Junqueras la formación del siguiente gobierno. Es realmente una aberración política que la historia que dejará manifiestamente claro cuando hable de Pedro Sánchez.
El presidente Casado llegó a admitir que contemplaría el "suicido político" del partido por España si Sánchez le transmitiera confianza. ¿Qué salvaguarda necesitarían para apuntalar su gobierno?
Bueno, tiene que ver con esa conversación de Moncloa. Es que Pedro Sánchez no solamente no ha dado ningún gesto ni ninguna aproximación, sino que al revés. Cada paso que ha tomado hacía insalvable la situación. A todas las preguntas que le hizo Pablo Casado, a todas, recibió un no por respuesta. No a tener un gobierno en solitario del PSOE sin Podemos; no a dejar de lado a los independentistas; no a romper con ellos en las instituciones catalanas que gobiernan conjuntamente; no a evitar un gobierno en Navarra que dependa de Bildu; no a dejar de hablar de plurinacionalidad; no a deshacer la subida de impuestos; no a no derogar las reformas del PP de la anterior legislatura.
Pero el no más fuerte de Sánchez es el que tiene que ver con el no al PP. No quiero ningún plan B con el PP, sólo quiero el plan A que tengo: Podemos más independentistas. Es duro, pero es la realidad y nuestra obligación es explicarlo. Dado que no hay ninguna posibilidad de dar apoyo a un gobierno de Sánchez en unas condiciones, lo que sí afortunadamente tenemos es la fortaleza de ser la alternativa desde el minuto uno a ese Pedro Sánchez y a ese gobierno de coalición donde anuncian más de 20 ministerios, los 20 ministerios del despilfarro, porque con esa capacidad que tiene de intentar contentar a todos pues tienen que dar ministerios a cualquiera que pasen por la sede de Podemos. Eso va a complicar todavía más las cosas. Vamos a ver en qué acaba todo esto pero sí, sin duda alguna, es importante que haya una alternativa creíble y preparada.
El último argumento en toda esta tragedia del gobierno de Sánchez y las posibilidades de que el Partido Popular y Ciudadanos pudiésemos haber tenido la oportunidad de colaborar con el señor Sánchez -oportunidad que ha roto él por completo por todo lo que he dicho- es la siguiente: si hubiese de alguna manera una colaboración entre el Partido Popular, Ciudadanos, el PSOE, en ese gobierno, por la vía de los hechos, estaríamos participando de las decisiones. Y todos los gobiernos, tarde o temprano, caen.
Todos los gobiernos, tarde o temprano, dejan de tener la confianza de los electores. En ese momento, en España tendríamos la terrible situación de que la alternativa política a ese gobierno la representaría Vox y Podemos. Yo no quiero vivir en un país donde la única alternativa política es Vox y Podemos. A mí no me gusta las posiciones extremas ni de un lado ni del otro y creo que tiene que haber frente a este gobierno un partido de centro derecha que tenga experiencia de gobierno, pero también con principios firmes, que represente a la mayoría de la España moderada que necesita de esa alternativa sólida. Es una razón. No es lo más importante pero es también una razón de peso.
Pero cuando el PSOE se abstuvo para investir a Mariano Rajoy, ¿la alternativa de gobierno la encarnaba Podemos, que tenía presencia en el Hemiciclo?
La composición del arco parlamentario era completamente diferente, pero esa no es la cuestión más relevante o la diferencia más importante de aquella petición del PP al PSOE. Es que el PP sólo tenía un plan A, que era hacer un gobierno constitucional entre el PP y PSOE. A Rajoy no le pillaron en una sala negociando con Esquerra ni con Otegi ni con Podemos. Rajoy dijo ‘creo que la única alternativa que necesita España es un acuerdo de investidura con el PSOE’, al que también invitó a Ciudadanos, aunque no era necesario por la aritmética parlamentaria.
Esa es la gran diferencia: que Rajoy iba de cara y explicó ‘mi única alternativa es ésta’. Si hubiésemos tenido a un Sánchez que hablase de eso, estaríamos hablando de una persona completamente diferente a Pedro Sánchez, porque los hechos y las palabras que nos ha traído hasta aquí anuncian otra posición completamente distinta. Sánchez y Rajoy no se parecen absolutamente en nada. Pero si hay algo que los diferencia es la lealtad con la que trataron el uno al otro, el PP al PSOE y viceversa, en la conformación del Gobierno.
Rajoy dijo de forma sincera el primer día que quería un entendimiento con el PSOE porque España lo necesitaba. Sánchez ha dicho que quiere entenderse con cualquiera menos con el PP y mis socios son Podemos y los independentistas. Yo creo que la diferencia es tan grande como comparar el agua y el vino. Es una diferencia abismal entre ambos.
En los últimos días se ha elevado el tono por parte de la oposición con respecto a las negociaciones y se ha dicho que Sánchez está negociando con los enemigos de España. ¿Teruel Existe, Coalición Canaria, BNG son enemigos de España?
Yo creo que hay tres claros enemigos de lo que significa el interés general en España y son desgraciadamente los tres jinetes que apoyan a Sánchez en su apocalipsis aquí en el Gobierno de España: Otegi, Rufián e Iglesias. No se me ocurren tres peores socios para montar un gobierno en España porque los tres han tenido clara su posición. Dos de ellos claramente contrarios a la unidad territorial, uno de ellos con un pasado del que es mejor no hablar por no por no recordar viejas sombras de la historia de España y del País Vasco.
Rufián ha sido el político más desestabilizador de nuestro de nuestro Congreso durante años, aunque ahora intente moderar su posición. Podemos y las ideas de Podemos no gobiernan en ningún país de Europa y fuera de Europa donde gobiernan solo han dejado miseria en los pueblos que han tenido que soportar dirigentes con esas políticas que defiende Podemos. Si esos tres son los que apoyan a Pedro Sánchez, el Gobierno es un gobierno completamente diferente a lo que el Partido Popular puede considerar como positivo.
¿Cree que los españoles comprenden la posición del PP?
Yo creo que los españoles no entenderían, ni los que votan al PP ni los que no lo votan, que el Partido Popular prestase sus votos a un presidente cuya primera decisión es nombrar a Pablo Iglesias de vicepresidente. Es una cuestión tan sencilla como eso, porque las políticas de Podemos no pueden ser refrendadas por el PP. Nosotros no podemos poner a un presidente que nombra a Iglesias vicepresidente al día siguiente, y que no solo no renuncia a entenderse con los independentistas, es que gobierna con ellos instituciones tan importantes como la Diputación de Barcelona.
Esa es la posición que tenemos, que hemos explicado de forma consistente desde el primer día. Se entiende. Habrá quien considere que el PP puede moderar o puede cambiar su argumentación, pero es que nosotros tenemos claro que el camino que ha elegido Sánchez es el camino de no renunciar a gobernar con Pablo Iglesias y no renunciar a entenderse con los independentistas.
Es él el que impide un acercamiento pero es que además nos lo dice claro. Pedro Sánchez dice con el PP ni agua. Por la vía de las palabras y por la vía de los hechos. La palabra literal es ‘no tengo plan B con el PP, no hay ninguna opción’. Si el que va a ser presidente del Gobierno dice eso, de una forma tan abrupta y tan evidente, pues creo que no hay mucho más que decir. Si no quiere contigo, no puede ser contigo.
Sin embargo, dentro del seno del partido ese mensaje ha tardado en calar. Miembros tan importantes como Cayetana Álvarez de Toledo o Alberto Núñez Feijóo sí que se ha mostrado partidarios de hacer algún tipo de gesto. De hecho, en el último comité de dirección, importantes voces pidieron hacer “un movimiento”. ¿Es usted partidario?
En el Partido Popular no se le pide a todo el mundo que piense igual. Sin embargo, en el Partido Popular todos pensamos igual en una cosa: que no podemos prestar nuestros votos a Sánchez para que gobierne en coalición con Podemos y entendiéndose con los independentistas. Sánchez, a día de hoy, no ha renunciado ni una cosa ni a la otra.
Es un hecho cierto y ha explicado a todo el mundo que su único plan de gobierno es el que le causó que le echaran del PSOE. Y tuvo que salir por la puerta de atrás, montarse en una furgoneta y empezar a recorrer España otra vez. Cuando lo consiguió, montó una moción de censura basado en una falsedad con los mismos socios. Después, reeditó ese acuerdo con los mismos. Las evidencias son tan claras que dejan poco el poco lugar a la duda.
Se acaban de conocer los datos del paro. El presidente Casado auguró que "España tenía pinta de ir peor". ¿Se cumplirán esos augurios?
Desgraciadamente, todo el mundo que sabe de economía dice dos cosas. Una, el Partido Popular en economía funciona. Esto lo reconocen hasta dirigentes de Podemos y lo reconoce todo el mundo fuera de Europa. La economía con el PP funciona. Dos: para que la economía funcione, hay que echarle gasolina al motor todos los días. El motor de la economía española lleva sin combustible muchos meses, tantos como Pedro Sánchez en el gobierno.
Cuando no echas gasolina en el motor, el motor se para, la economía se para y empezamos a ver las consecuencias en la recesión y en la destrucción de empleo o en la ralentización en el crecimiento del empleo. En cualquier caso, estamos viendo indicios clarísimos de que Sánchez y su Gobierno, aunque sea en funciones, está afectando de forma negativa a la economía y eso lo ven también todos los indicadores. No es un indicador del PP.
¿Ofreció el PP a Arrimadas integrarse en un mismo partido desde las elecciones? ¿Contemplan hacerlo? ¿No parece claro que ella luchará por la autonomía de CS y el PP nunca cumplirá el objetivo de Casado de ser casa del centro derecha?
El Partido Popular entiende una cosa que muchos votantes del centro y la derecha ya han comprendido por dos veces consecutivas. Si los votantes de centro y la derecha votamos divididos, Sánchez se queda. Como esto es un hecho cierto, por mucho que crezcamos por separado no es suficiente. Necesitamos aunar esfuerzos. El Partido Popular no solamente lo ha dicho, sino que planteó hasta el nombre de la plataforma electoral para que todo el centroderecha pudiera concurrir bajo un mismo paraguas: España Suma.
Si España Suma hubiese contado con el respaldo de todos los votantes que optaron por una formación de centroderecha, hoy esa plataforma tendría 178 diputados y hoy estaríamos nombrando ministros que sepan de economía y no den miedo en Europa. Y el único recelo que generarían serían a los amigos de Bildu, a los amigos de Rufián y a los amigos de los que quieren imponer ideas como las de Podemos. Pero, como hemos votado divididos, tenemos a Sánchez en la Moncloa. El Partido Popular sabe esto igual que lo sabe mucha gente que ha votado de forma dividida.
Yo respeto todas las razones por las que las personas han votado divididas. Las respeto y las conozco, pero creo que debemos tener presente que a todos nosotros, en el centro y la derecha, nos une la necesidad de quitarnos a Sánchez de encima y sólo tenemos una opción: votar juntos, votar unidos y votar bajo la plataforma, bajo un paraguas que represente una lista ganadora. Hoy el Partido Popular es claramente esa opción. Desde la generosidad con otros socios, como han sido Ciudadanos, tenemos que alcanzar esa posición de ampliar las posibilidades, de que los votantes de centroderecha voten en una misma lista, en una misma plataforma, en una misma candidatura.
¿Le insistirán en los próximos meses?
No hemos dejado de hacerlo desde que nos hemos dado cuenta. Elección tras elección, cada vez que nuestros electores votan divididos, el que aplaude es la izquierda. Y lo hemos visto tantas veces en tantas elecciones últimamente que no se puede tener las cosas más claras. Lo tenemos muy claro.