Juan Marín (Sanlúcar de Barrameda, 1962) es un hombre pausado. Un hombre que reconoce que no sabe ser breve pero que sí tiene voz para gritar. No lo hace porque prefiere gastar sus energías en convencer con sus argumentos políticos.
Tiene claro que no va a traicionar sus principios. Por ellos entró a formar parte de Ciudadanos. Desde 2019 vicepreside la Junta de Andalucía. Gobierna junto al PP. Todo ello tras pasar cuatro años dando seguridad al Ejecutivo de la socialista Susana Díaz, por la que se sintió "traicionado".
De ahí el cambio y la defensa de uno de sus lemas: "Hay que ser humildes pero útiles". Entiende que estar en el centro puede resultar complicado, pero es consciente de que los ciudadanos ya pueden evaluar a su formación por lo que está haciendo y no por lo que dice.
En 2006 cofundó en su localidad el partido Ciudadanos Independientes de Sanlúcar (CIS), que al año siguiente obtuvo tres concejales, y empezó a gobernar en coalición con el PSOE en el Ayuntamiento, acabando con la mayoría absoluta del PP. Ocupó el cargo de teniente de alcalde.
Unos años después lo fichó el que era el partido de Albert Rivera y saltó a la política regional andaluza. Hasta hoy. Si a los ciudadanos no les gusta cómo lo está haciendo su partido en Andalucía, tiene clara una cuestión: "Que me manden a mi casa. No pasa nada". Recibe a EL ESPAÑOL en su despacho en San Telmo.
Ciudadanos ha apoyado la prórroga del estado de alarma siempre que Pedro Sánchez lo ha pedido. El viernes Moncloa acogió una cumbre Gobierno-Ciudadanos. ¿Se les puede calificar como socios del Gobierno?
No, en absoluto. Este encuentro entre Carmen Calvo y Edmundo Bal no tiene nada que ver con una participación de Ciudadanos en el Gobierno, sino con establecer criterios en esta fase tan delicada de la desescalada de esta crisis sanitaria.
Hay mucha gente que todavía no termina de conocer en profundidad a este partido. Siempre hemos intentado ser útiles y yo, personalmente, me he reunido con todo el mundo. Cuando el interés es general hay que dejar a un lado las siglas.
Inés Arrimadas y el partido creyeron que era importante apoyar la prórroga del estado de alarma, pero en ningún caso hemos apoyado una investidura ni un gobierno de PSOE ni de Unidas Podemos con sus socios PNV o Esquerra Republicana. Ciudadanos está ocupando un espacio que nadie está dispuesto a ocupar porque volvemos a ser sencillamente humildes pero útiles.
Si después tiene o no tiene una traducción en escaños pues nos da igual. Estamos acostumbrados a ganar y a perder. Sabemos ganar y perder, pero siempre vamos a arriesgar. Ciudadanos no se va a quedar cruzado de brazos porque alguien nos pueda decir "oiga, usted está llegando a acuerdos con la derecha o con la izquierda".
El estado de alarma llega a su fin. La siguiente pantalla podrían ser los Presupuestos. Tomando como premisa que el “centro negocia sobre medidas concretas”, ¿Ciudadanos negociará las cuentas con Moncloa?
No sé si se negociarán las cuentas con Moncloa. No es una cuestión que esté en nuestra agenda. Lo que sí está claro es que siempre que vayamos a una negociación tienen que quedar claras algunas cuestiones que van en nuestro ADN. Defendemos un proyecto progresista y liberal sin discriminar a las Comunidades y donde las políticas se centren en incentivar a los autónomos y al tejido productivo.
No creemos que la política sea un juego de cromos donde yo te doy un sillón o los presupuestos a cambio de que tú me des algo. Creemos que a quien hay que dar es a los españoles y no a un partido político.
Que el PSOE y Unidas Podemos puedan ir en esta dirección en unos presupuestos me parece imposible. Si nos llamaran para negociar, pues lo haremos igual que con el decreto de alarma: nos sentaremos y veremos la intención del Gobierno y sus propuestas, pero siempre con papeles firmados. Yo ya no me fío de nadie.
La cumbre del viernes entre su partido y el Gobierno es muy significativa. ¿Cree que es la fotografía que sepulta definitivamente los postulados de Albert Rivera?
De Pedro Sánchez no nos fiamos ni Inés, ni yo, ni Albert ni nadie. Tampoco de Pablo Iglesias. Otra cuestión es la utilidad. Rivera le ofreció a Sánchez la posibilidad de formar gobierno y tampoco le tendió la mano. De Sánchez no se fía nadie, ningún español.
A la hora de negociar en política hay que llegar a acuerdos y tiene que haber una mayoría aritmética para poder sacarlos adelante. Si esto va en la línea de lo que yo defiendo, puedo apoyarlo pero no le apoyo a usted sino a las medidas, que es diferente.
¿El objetivo de Ciudadanos a medio plazo es desbancar a Esquerra Republicana como principal socio de Sánchez?
No, somos dos proyectos políticos antagónicos. Esquerra persigue la fractura de este país y Ciudadanos la igualdad y la unidad. No nos podemos desbancar porque somos polos opuestos.
Ciudadanos siempre va a estar dispuesto a escuchar y a hablar pero hay fuerzas políticas con las que no vamos a llegar nunca a acuerdos globales.
Tratan de definirse como la política útil y el “verdadero centro”. ¿Cree que, en estos tiempos tan crispados, los españoles entenderán que ustedes figuren en el mismo lado de la balanza que PSOE, Podemos y los nacionalistas?
No sé si lo van a entender. Nosotros hemos intentado explicarlo, pero explicándolo llegamos a 57 escaños y después pasamos de 57 a 10. Lo que sí está claro es que cuando tú tienes unos principios y unos valores, tienes que defenderlos siempre. Si nada más que miras los resultados, pues son intereses.
Hubo compañeros de Cs que se quedaron en lo pequeño y no entendieron la visión real de la decisión del partido
Vamos a hacer lo que tenemos que hacer y que los españoles decidan. Si nosotros gobernamos en Andalucía y dentro de dos años no les gusta lo que hemos hecho, pues que me manden a mi casa. No pasa nada.
Tal y como publicó este diario, varios pesos pesados de Ciudadanos, entre ellos altos cargos institucionales, manifestaron su malestar por el respaldo a Sánchez. ¿Fue usted uno de ellos?
No, no fui uno de ellos. Hubo compañeros que no entendieron que no estábamos apoyando a Sánchez sino que estábamos velando por la salud de los españoles. Ahí se confundieron, se quedaron en lo pequeño, no tuvieron esa visión real de cuál era la decisión del partido.
Yo comprendo que alguien no esté de acuerdo con una decisión dentro de una organización pero yo por eso no me voy. Entonces estaría en una secta, no estaría en un partido. Aquí hablamos y debatimos y hay cosas que salen por unanimidad y otras por mayoría. El que no comparte eso es que no ha estado nunca en el proyecto de Ciudadanos, ha estado en otra cosa, pero no en Ciudadanos.
Se lo pregunto de otra manera: ¿qué le parece a Juan Marín el apoyo de Ciudadanos a Pedro Sánchez?
Yo no me fío nada de Sánchez. Fue un apoyo puntual para velar por la salud de los españoles.
Primero se fueron dirigentes de Ciudadanos que querían negociar con Sánchez; ahora se han ido algunos que no quieren negociar con él. ¿Se está descapitalizando el partido?
Yo creo que Ciudadanos se va a recuperar, nos estamos recuperando ya y lo estamos haciendo rápido. Creo que Inés Arrimadas es un revulsivo que necesitábamos en un momento muy difícil especialmente para ella por su maternidad.
También es cierto que gobernamos en cuatro Comunidades autónomas para 20 millones de españoles y esto nos da una responsabilidad añadida. A Ciudadanos ya no le van a votar por lo que digamos en las próximas elecciones, nos van a evaluar por lo que hemos hecho.
Usted, particularmente, ¿a quién prefiere para negociar? ¿Susana Díaz o Pedro Sánchez?
Me lo has puesto muy difícil [risas]. No me fío de ninguno de los dos, te lo aseguro. Susana para mí ha sido una gran decepción después de la seguridad que le dimos durante cuatro años a Andalucía y cómo tomó la decisión de acabar con la legislatura.
No me fío de Pedro Sánchez ni de Susana Díaz: la confianza es muy difícil de obtener, pero muy fácil de romper
La confianza es muy difícil de obtener pero muy fácil de romper. Yo no tengo ninguna confianza ni en las palabras ni en los documentos que pueda firmar Susana.
En su día, usted apuntaló el Gobierno de Susana Díaz. ¿Cree que ella, inspirada por esas negociaciones nacionales, acabará apoyándoles?
¿Ella apoyándonos a nosotros? Ni de broma. Hay personas que se creen que tienen que estar siempre dirigiendo y gobernando y tienen esa soberbia que no les permite ser humildes.
Yo todavía estoy esperando una explicación de por qué Susana Díaz acabó con la legislatura. No lo merecíamos. Así que no me fío nada. Me la dio una vez pero más no.
¿Por qué en el Parlamento andaluz no es posible esa mayoría moderada PP-PSOE-Cs que sí ha prosperado, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Granada?
En Andalucía no se puede dar ese escenario porque el PSOE todavía no ha cerrado sus heridas tras perder las elecciones de 2018. Cuando el PSOE se dé cuenta de que el camino no es el la confrontación, salga de la trinchera y se quiera sentar en una mesa para hablar, pues seguramente se pueda llegar a ese entendimiento.
Yo creo que Susana Díaz aún no ha encajado el cambio en la política en Andalucía tras 37 años. Algo normal en todas las instituciones menos en la andaluza, y esta herida no está cerrada. Mientras siga sangrando, no habrá esa posibilidad de entendimiento.
La política nacional sufre una escalada de la violencia dialéctica prácticamente sin precedentes. Se han banalizado calificativos como “fascista” y “comunista” y expresiones como “golpe de Estado”...
En Andalucía no se da ese escenario, es verdad que se ha intentado provocar en el Parlamento y ha habido algunos plenos duros, sobre todo al principio y por parte de Vox, Adelante y el PSOE, pero no se ha llegado a eso.
Esa violencia dialéctica la rechaza la sociedad. En esto ha tenido mucho que ver también el trabajo de la presidenta de la Cámara andaluza, Marta Bosquet. Su figura ha contribuido a dar paz.
Yo evito siempre cualquier confrontación, sé gritar igual que todo el mundo, pero no tiene más razón el que más grita sino el que más argumentos expone para defender su proyecto.
Uno de los protagonistas de ese incremento de la violencia verbal es Vox. ¿Es coherente otorgarle la presidencia de una comisión para la reconstrucción? ¿Por qué lo han hecho?
Sí es coherente que la presida Vox. Este partido preside otras comisiones y el PSOE no se ha ido. Con su abandono buscan el foco mediático, ya que se había llegado a un acuerdo de que cada grupo presidiera una subcomisión, que es donde se van a debatir los temas.
¿No se ha ganado Manuel Gavira [el presidente de la comisión] su derecho de ser diputado en las urnas al igual que el resto? Es una pataleta y esto no es serio en el momento que estamos atravesando.
¿Le parece responsable la oposición que está haciendo el Partido Popular durante la crisis del coronavirus?
El líder del PP, Pablo Casado, ha estado buscando su espacio político y tenía a alguien pisándole los talones como era Santiago Abascal. Ha tenido que jugar sus cartas y cubrir ese flanco. No sé si en el fondo le hubiera gustado ser un poco más útil y no estar pendiente por el espejo retrovisor de qué va a pasar si voto esto o lo otro, que es lo que no hemos hecho nosotros.
He visto a Pablo Casado muy conservador, intentando pasar de perfil para ver si no toca mucho este asunto y puede salir lo mejor posible de esta crisis.
¿Piensa que Juanma Moreno está más en el centro que Casado?
Juanma es más moderado. Es conocedor de la responsabilidad que tiene el Gobierno andaluz con él al frente cuando todos decían que el PSOE iba a seguir eternamente. Un cambio después de tantos años te hace reflexionar. Fue el único que me llamó la noche electoral del 2 de diciembre y ahora hablamos a diario.
Juanma Moreno es más moderado que Pablo Casado: ha entendido a la perfección el mensaje de los andaluces
Vi que que era un hombre que había entendido a la perfección el mensaje de los andaluces. Los dos estábamos en la misma posición, sabíamos que había que construir un nuevo proyecto económico para Andalucía y que teníamos la obligación porque, de lo contrario, no nos lo iban a perdonar.
Está muy centrado en su labor de presidente, sabe delegar y eso es bueno en un gobierno de coalición. Ahí el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo y un servidor jugamos un papel fundamental a la hora de llevar la gestión pura y dura del Gobierno andaluz.
¿Ese es el truco de por qué en Andalucía PP y Ciudadanos se llevan tan bien y en Madrid tan mal?
El truco está es que hay buenas relaciones personales, hay feeling. Si con quien tú hablas te escucha es más fácil trabajar que con alguien que sólo pretende imponerte tu criterio.
¿Van a pedir que en Andalucía se deje sin efecto el estado de alarma?
No, nosotros no lo vamos a pedir. El día 21 se acaba, seguirá decretado el nivel 2 de emergencia en Andalucía y el comité técnico tomará el mando. Será un relevo totalmente normalizado y estará todo muy planificado.
¿Siente que el Ministerio de Sanidad ha maltratado a Andalucía por cuestiones políticas en lo que se refiere a los cambios de fase?
Sí, el Gobierno central ha castigado a Andalucía por criterios políticos a la hora de pasar a la fase 1 y 2 al dejar atrás sin motivos a Málaga y Granada. No me convencen de lo contrario porque he pedido explicaciones por escrito y no se me han dado.
¿Cuándo empezará la movilidad entre provincias entre Comunidades?
Eso lo decide el Gobierno central.
¿Y cuándo regresarán los niños a los colegios?
Se volverá con normalidad a las aulas en septiembre. El virus no va a estar activo en esta fecha pero lógicamente tenemos que tener preparado un plan alternativo por si hay algún rebrote o los indicativos son otros. Se está trabajando en ese plan pero las ratios que anuncia el Gobierno van a ser inasumibles. Sólo en Andalucía harían falta 20.000 profesores más y no habría aulas suficientes.
En cuanto al turismo, somos optimistas: el verano va a ser mejor de lo que parecía
Los datos nos hacen ser optimistas. Destaca el turismo interior con un incremento en viviendas rurales. En determinadas zonas están al 100% de ocupación. La gente se refugia en la seguridad y somos bastante optimistas.
Reclama usted pasaporte sanitario para los extranjeros que viajan a Andalucía. Sin embargo, el Gobierno considera que no es fiable. Prefiere controles a los turistas. ¿Ha cambiado su opinión?
En absoluto. Es una herramienta inteligente en un momento de crisis sanitaria como esta. Por ejemplo, para viajar a África nos tenemos que poner una vacuna. Aquí se está hablando de seguridad y no de confinar a los turistas 14 días en un hotel. A raíz de esa medida se paralizaron todas las reservas de turismo internacional.
El Gobierno ha rectificado con cada decisión y estoy seguro de que rectificará en materia de movilidad con este pasaporte sanitario y con acuerdos bilaterales con países que son mercados interesantes para España y Andalucía.
¿Cuál va a ser la imagen de las playas este verano? ¿Los famosos ‘vigilantes’ de la playa han venido para quedarse?
La imagen va a ser maravillosa: 120 playas con bandera azul, 3.000 personas de refuerzo, lo que supone un vigilante casi por cada 250 metros que velarán por la seguridad, un sistema de playas seguras con el sello Andalucía Segura… Nos vamos a tener que acostumbrar a ir a playa de otra forma, respetando los horarios, los aforos o las distancias, pero disfrutando.
El último informe de Previsiones Económicas de Andalucía habla de una caída del PIB de hasta el 11% y de una tasa de paro del 29%, ¿qué medidas deberían impulsarse para revertir la tendencia?
Hacer previsiones en este momento es muy difícil porque pueden cambiar de hoy para mañana. Perder un punto del PIB supone perder un punto en materia de empleo. Sin embargo, 2021 se dibuja como un año de recuperación: Andalucía podría estar recuperando su economía entre un 6% y 7,5%.
Tenemos que tener en cuenta que se trata de una situación extraordinaria e incalculable. Para poder pasar este paréntesis las medidas que hay que poner tienen que proteger el músculo del sector productivo: liquidez para empresas, ERTE, ayudas a autónomos... Para ello, nosotros ponemos en marcha la colaboración pública-privada.
Hay mucha inversión privada porque el Gobierno no ha estado parado. La lucha contra el desempleo y la pérdida económica tiene que hacer contrapeso poniendo en valor la obra pública, las nuevas tecnologías o el refuerzo de parques empresariales. Estamos en una situación complicada pero hay oportunidades.
Dice usted que el fondo de 16.000 millones de euros puesto en marcha por el Gobierno no resuelve nada, ¿qué cantidad de dinero debería movilizar el Gobierno para apoyar a las Comunidades Autónomas?
Cada euro que venga, bienvenido sea. Otra cosa es que no sea suficiente y no se esté viendo la gravedad del problema. Por ejemplo, Francia tiene un sector turístico que produce el 8% del PIB y le dedican a su recuperación 18.000 millones. España tiene un sector que representa el 13% y le dedica 2.500 millones: esa es la diferencia entre un Gobierno que cree en un sector productivo y otro que no lo hace.
En 2019, fuimos la única Comunidad con superávit y que cumplió todas las reglas
El Ejecutivo hace una distribución en función de unos criterios que cambia a la semana y produce incertidumbre. Las CCAA aún no sabemos qué vamos a recibir de extrafinanciación porque lo ordinario se supone que lo vamos a recibir. Ese cambio de un día para otro es lo que está provocando que muchos gobiernos no nos creemos lo que nos dicen mientras se nos pide lealtad institucional.
Dado el contexto de crisis y las potenciales necesidades de liquidez de la Junta... ¿Se plantea pedir al Ministerio de Hacienda emitir nuevos paquetes de deuda este año, además de los 3.100 millones que ya les autorizó en el primer trimestre?
No nos lo van a permitir ni salir a los mercados porque María Jesús Montero incumplió toda las reglas en 2018. En 2019, hemos sido la única Comunidad autónoma en España con superávit y que ha cumplido todas sus reglas. Si encima se nos prohíbe, no hay más de que hablar.
Los mercados están esperando deuda andaluza. En 2019 pusimos en marcha 1.700 millones y en dos horas se encajaron. Si ahora metemos más, mañana están encajados perfectamente porque tenemos oxígeno.
Cuando llegue el momento veremos si se nos permite. Estamos en condiciones perfectamente de poder plantearlo y de sacar al mercado deuda pública para obtener liquidez para los próximos dos o tres años.