La decisión de Leo Messi de abandonar el Fútbol Club Barcelona ha generado una tormenta de nefastas consecuencias para la entidad blaugrana... y para el constitucionalismo catalán. La fuga del mito, el único elemento aglutinador del barcelonismo en la última década, deja entrever las guerras internas de un club que, no se olvide, es la principal embajada de Cataluña en el mundo.
Tres son los nombres que tratarán de pilotar una nave errática y de una importancia capital en la vida política catalana tras la más que previsible salida del actual presidente, el ambiguo Josep María Bartomeu : Joan Laporta, Víctor Font y Jordi Farré. Bien es verdad que, a fecha de hoy, sólo Font -independentista y fundador del diario Ara- ha mostrado públicamente su disposición a concurrir a los comicios culés, que habrán de celebrarse entre abril y junio de 2021.
Todos ellos de corte separatista. Reconocida y sin ambages. A día de hoy, y de ahí lo monolítico de esta cita con las urnas, no existe ni un sólo aspirante reacio a las tesis de Torra con verdaderas opciones de ganar la presidencia. El Barça volverá a caer, sí o sí, en manos del proselitismo independentista.
Escaparate mundial
Al margen de la lucha interna en uno de los clubes más mediáticos del mundo, lo que queda claro es que, tras la Generalitat, el Fútbol Club Barcelona es el mayor objeto de deseo del separatismo, un escaparate y una maquinaria que, desde hace demasiados años, trasciende lo meramente deportivo.
La adscripción independentista del Barcelona ha hecho menguar su base social en el resto de España; sin embargo esto no parece ser óbice para que tanto Laporta como Font o Farré muestren un músculo político que, cuando menos, desvirtúa el espíritu deportivo y germinal del Barça.
Si Font cuenta con la baza de Xavi Hernández para los banquillos y el padrinazgo de Jaume Roures, presidente de MediaPro, Laporta ha tenido grupo político propio y, de la terna, ha sido el más proclive a abanderar el proyecto independentista hasta el punto de haber conseguido cuatro escaños en el Parlament.
Palanca independentista
No hay que olvidar, tampoco, que hace unos meses el propio Farrés declaraba a EL ESPAÑOL su filiación separatista, si bien matizaba que el Barça "no tiene que ser una herramienta política". Que la ANC haya mostrado su disposición a adherirse a alguna lista para la presidencia prueba que, efectivamente, el Barça es "més que un club".
Sea como fuere, la más que probable salida de Leo Messi deja a la vista de todos una triste coyuntura que ya anticipó en su día el escritor Manuel Vázquez Montalbán: el Fútbol Club Barcelona como ejército desarmado de Cataluña. O como verdadera palanca del independentismo.