La Organización Mundial de la Salud define la salud mental como el "estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia".
Esta esfera de la salud ha quedado relegada durante años, priorizando la salud física, de modo que la Federación Mundial de la Salud Mental estableció la celebración del Día Mundial de la Salud Mental –que conmemoramos hoy en más de 100 países-, con el claro objetivo de equiparar la vigilancia de la salud mental a la física.
Evitar la estigmatización de la enfermedad mental y visibilizar este ámbito de la salud. Mostrar el apoyo a las personas y familiares que viven con un trastorno de esta tipología al igual que buscar la mejora de la atención y la creación de estrategias que contribuyan a una mejor asistencia en este campo.
Este año, además, conmemoramos esta jornada en un contexto diferente. La pandemia provocada por la Covid-19 ha impactado también, de manera considerable, en la salud mental de toda la población, pero me gustaría centrarme en el caso de los médicos.
Factores de riesgo como un entorno laboral en condiciones de precariedad e inestabilidad, el agotamiento generado por la pandemia, con escaso apoyo y reconocimiento, el desgaste emocional, el contacto con la enfermedad y el sufrimiento inherente a la misma y los sacrificios personales que implica la dedicación a la Medicina son algunos de los desencadenantes para que la sintomatología depresiva sea altamente prevalente en la profesión médica, según indican informes recientes.
No me gustaría olvidar un preocupante dato, reflejado en un estudio elaborado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y presentado en el año 2019: el suicidio es la primera causa de mortalidad de causa externa para la población general, siendo más prevalente en la profesión médica y destacando significativamente entre las mujeres médicas.
Los estudios suman el hecho de que los médicos no solicitan la ayuda necesaria, de modo que su tratamiento se retrasa o no se inicia, ya que el profesional afronta esta situación en soledad. Aprovechamos este día para recordar a los compañeros la necesidad de buscar ayuda a la más mínima señal de peligro de ver comprometida su salud mental o la de un compañero.
En este sentido, no estamos solos. El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos cuenta con una herramienta crucial: el Programa PAIME de Ayuda Integral al Médico Enfermo, englobado dentro de las líneas de ayuda de la Fundación para la Protección Social a Médicos de la Organización Médica Colegial.
Este programa está dirigido a prestar la cobertura necesaria al mayor número posible de médicos que puedan encontrarse en una situación de vulnerabilidad derivada del padecimiento de una enfermedad mental o adicciones. El PAIME vela porque estos compañeros reciban la asistencia especializada que precisan, favorece su rehabilitación y reinserción laboral y garantiza, con ello, que la práctica de la Medicina se hace en las mejores condiciones posibles.
En este día en el que le damos visibilidad a la salud mental, me gustaría insistir, de igual modo, en que la profesión médica necesita un apoyo adecuado para los facultativos en situaciones de vulnerabilidad, como la reciente pandemia y la precariedad que azota a la profesión y que son evidentes circunstancias generadoras de un caldo de cultivo para el desarrollo de patologías como la depresión, el estrés, la ansiedad o el síndrome del trabajador quemado, (síndrome del burn-out), que afecta a un elevado 50% o más de compañeros en activo; sin olvidarme de los programas de prevención que nos ayuden a evitar los daños antes de que se produzcan.
***El Dr. Tomás Cobo Castro es presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos