21 de julio: día de San Daniel, el profeta. No empiezo por ahí para que me feliciten (pueden hacerlo si quieren) sino para reflexionar acerca de quien fue tan estimado personaje, capaz de corregir a los mismos jefes de gobierno de su tiempo, logrando que dichas correcciones fuesen recibidas con buena voluntad, según nos cuenta el santoral.
A saber si existe alguien de un perfil similar en la actualidad, que pudiera enderezar el rumbo, en ocasiones perdido, del presente Gobierno, que a veces pareciera dirigir la nave con más golpe de foto en redes que a través de medidas que permitan que usted, y usted… Y también usted que lee a este plumilla llegue con más soltura a final de mes.
San Daniel sólo hubo uno, pero profetas de nuestro tiempo, que vaticinan un otoño complicado son muchos. Tal vez demasiados, los que coinciden en pensar que, tras este verano de golpes de calor y despegue del turismo (aunque muchos se queden sin despegar, merced a las movilizaciones de la plantilla de aerolíneas de bajo coste como Ryanair o Easyjet) la caída será notable y las cosas no van a estar precisamente fáciles.
"Se avecinan curvas", le dijo Luis Moya a Carlos Sainz. Lo mismo, pero sin volante (o sin un buen piloto) nos viene ocurriendo o, al menos, así nos lo pinta. Gris, como color estrella del otoño. Veremos.
Y es que, tiempo al tiempo, de momento nos movemos en pleno verano y aquí lo que toca es pensar en nuestra industria estrella (fabricar tornillos o piezas de un motor no es nuestra especialidad, pero aderezando nuestro producto turístico y valiéndonos de sus bondades no hay quien nos supere) y agarrarnos no al tornillo, sino al clavo que arde por las altas temperaturas del séptimo mes del año.
De lo que resulten este y el que viene, podrán llenar la despensa muchos de esos empleados del sector, cuya mayor actividad llega cuando otros muchos disfrutan de un descanso. Son cerca de 100.000 los empleados en hostelería en la provincia: 97.000 y siguen faltando, porque la patronal reconoce que no está siendo fácil dar con esa cifra perfecta, que sirve en muchos casos para completar turnos o implantar refuerzos en alguno de sus negocios. ¡Bares, qué lugares! ¡Málaga, qué lugar!
La ciudad (casi) perfecta cuenta con argumentos más que sobrados para saberse parte importante de un cuento que, tampoco es perfecto, pero que se escribe con letras de plata y propósito de final feliz.
Esa ciudad que busca desde hace tiempo una construcción emblemática; un referente para su, hasta ahora algo desdibujado skyline en el que siempre destacaron La Farola y La Manquita, al que asomó durante un tiempo una noria que terminó por no encontrar su hueco y para el que se plantea desde hace años, una torre-rascacielos de indudables posibilidades pero encerrando notables y razonables dudas por envergadura y localización.
No es nuevo el tema, ni nuevo el hecho de que el proyecto tenga que esperar un informe sectorial concreto, de los muchos que envuelven la pesada carga burocrática que encierra una intervención de este tipo. No es nuevo eso, pero sí que lo es el posicionamiento de un PSOE que empezó siendo el que impulsaba la idea (tiempos del veterano socialista Paulino Plata en la Autoridad Portuaria) y que ahora dice bajarse de ese barco porque "no es el sitio apropiado".
Como si la torre se hubiese movido, o como si lo que por entonces era una edificación "imprescindible" para el futuro de la ciudad, se hubiera convertido ahora en una idea descabellada con la que "nunca" comulgaron. Curiosidades de la política.