El exárbitro Alfonso Pérez Burrull, en su casa de Cantabria, el día de la entrevista.

El exárbitro Alfonso Pérez Burrull, en su casa de Cantabria, el día de la entrevista.

Opinión HABLANDO SOBRE ESPAÑA

Roja directa de Pérez Burrull: "Los árbitros tenemos que preguntar a Negreira: '¿De qué vas?'"

"Existía la costumbre de los regalos; yo pedí a los clubes que no me los hicieran" / "Se quiso forzar al Comité de Árbitros a que contratara al hijo de Negreira" / "Me ha dolido que Casillas y Piqué hayan extendido la sombra de la sospecha sobre los árbitros; Raúl y Puyol jamás lo habrían hecho"

26 febrero, 2023 03:11

Alfonso Pérez Burrull (Comillas, 1965) llegó al Bernabéu escoltado por la Policía. Él, en su coche, emparedado entre los furgones. A toda pastilla por la Castellana, sin parar en los semáforos. Se puso AC-DC. Salió al campo y se los comió. Miraba a los jugadores –la expresión es suya– con "cara de Burrull". "¡Me cago en todo, que te meto un tarjetón!". Eran los días felices.

Hubo un momento en que todo cambió. Burrull dejó de disfrutar, de pasárselo bien. En realidad, fue progresivo. Por eso no se dio cuenta. Un divorcio, problemas gordos en casa. Preocupaciones... "Y si sales a arbitrar preocupado, estás muerto". Burrull, que había sido el mejor árbitro de Primera, se convirtió en el Baudelaire de los colegiados. En un árbitro maldito.

El partido que más caro le costó fue un Real Madrid-Osasuna. Aquellas imágenes dieron la vuelta al mundo. Los blancos le hicieron dos penaltis al rojillo Juanfran. Clarísimos y consecutivos. Burrull expulsó a Juanfran con doble tarjeta "por tirarse". Acciones inexplicables como aquellas son las que vienen abonando desde que existe el fútbol la teoría de los "árbitros comprados".

Ahora que se han descubierto los pagos millonarios del Barça al entonces vicepresidente del Comité de Árbitros, es momento de ahondar en la dimensión psicológica de los hombres más insultados de España. Los que hacen posible la competición cobrando muchísimo menos dinero que los jugadores... ¡y exponiéndose mucho más!

Burrull es un tipo fantástico para eso. Por su arrojo y su pecho descubierto. ¡A las balas, pecho! Va a ser tremendo cómo explique el lance del Real Madrid-Osasuna. Tiene ese lenguaje claro en la estela de José María García y José Ramón de la Morena. Habla y se le entiende. Y embiste. Contra algunos árbitros, contra algunos clubes. Contra sí mismo si se equivocó.

Atiende la entrevista desde Comillas. Mientras, va caminando por la playa. Fuerte viento. Burrull está muy cabreado con Negreira. Le parecen "de coña" las explicaciones del Barça. Si esos pagos son lo que parecen –razona–, Negreira "tangó" a los culés. "Porque es imposible comprar a un árbitro en España". "Porque Negreira no tenía influencia sobre nosotros. Apenas hablábamos con él".

Antes de empezar, tengo que hacerle una confesión. Cuando era chaval, le insulté muchísimo en El Sadar. Pero una barbaridad, ¿eh?

Normal, lo entiendo. Es que aquello fue… Cometí un error de esos que se ven poco. En casa del equipo grande y en contra del pequeño. Recibí en casa incluso anónimos amenazantes. Lo pasé francamente mal.

Me voy a sentir mal yo ahora, Alfonso.

¡No, hombre, no! Osasuna, el Sadar, el equipo del reino de Navarra… Toda historia con nombre medieval debe tener un villano [sonríe].

Cuando uno sale a arbitrar un partido de fútbol, ¿es consciente de que el arbitraje puede ser interpretado o usado políticamente?

Sí, lo sabes perfectamente. Incluso si no se trata de un partido de Primera División. En un Madrid-Barça, cualquier jugada conflictiva se presta a esas interpretaciones. Intenté convertir esa presión en motivación. Siempre.

Vázquez Montalbán decía que el Barça era el ejército desarmado de Cataluña. Desde ese punto de vista, el árbitro puede desequilibrar con sus decisiones la batalla e incluso ser él mismo un soldado. 

Claro. Pero cada árbitro hace su trabajo. Le diré mi manera de proceder: cuanto más complicado era el partido, más disfrutaba y más me divertía. A mí, en el campo, todos esos factores se me olvidaban. Intentaba no pensar en ello.

¿Realmente un árbitro puede disfrutar en el campo durante un partido de tensión?

Es la sensación más bonita que he tenido en la vida. Me ha costado mucho desacostumbrarme. ¿Sabes esa sonrisilla floja que se te pone? Es una sonrisa de satisfacción. En esos momentos piensas: "Llevo desde los quince años peleando para conseguir esto".

La misión cumplida.

Todo el campo lleno, apretando. Los mejores equipos del mundo. Y tú arbitrando. Es una sensación increíble, de muchísima adrenalina. Y si eres capaz de convertir eso en rock and roll y energía positiva… Mire, le cuento una anécdota.

Jueguen, jueguen.

Uno de los mejores partidos que pité fue un Madrid-Barça. Ganó el Barça 1-2. Venía el encuentro con mucha carga de tensión. La Policía nos fue a buscar a mí y a mis asistentes al hotel. Estábamos lejos. Nosotros íbamos en nuestro coche. Y la policía escoltando.

Cogimos la Castellana todo recto. Pusieron los pirulos y no parábamos en los semáforos. Pinchamos en nuestro coche AC-DC. ¿Sabe usted lo que es eso? ¡Atravesar Madrid así! Estaba feliz y tenía el presentimiento de que el partido iba a salir bien.

¿Salió bien?

Salió muy bien. Es lo que le decía: la clave era ser capaz de convertir esa mezcla de adrenalina y presión en energía positiva. Joder, estás ahí, es tu sueño cumplido, te lo debes. Había psicólogos que nos decían: "Venga, emplea esta técnica de relajación". Pero, ¿cómo cojones vas a salir relajado a un campo con 50.000 personas gritándote? Hay que salir enchufado, rock and roll. Si sales relajado, estás muerto. Y por supuesto: si vas preocupado al partido, la cagas.

Con el paso del tiempo, ¿qué conclusión saca? ¿Esa presión ambiental que describe influye en el subconsciente del árbitro?

Más que en el árbitro, esa presión ambiental influye en los jugadores. Y ahí se complica todo. Porque si un jugador se calienta y le tienes que sacar una tarjeta roja, ahí el partido se descojona. Hombre, los árbitros somos personas, todo influye, pero generalmente nos abstraemos bastante. ¿Sabe lo que ha pasado un árbitro antes de llegar a Primera? 

Creo que me lo imagino.

Esos partidos en los pueblos, de Villa Arriba contra Villa Abajo. Hay cincuenta y el del tambor, pero miras a la salida del campo y dices: "Qué de hostias me van a dar aquí hoy". Pasas miedo, pasas mucho miedo. Y ese miedo a que te caneen desaparece en el fútbol profesional, pero ha dejado en ti un gran aprendizaje. Si has aprendido a ser el sheriff en Villarriba, podrás serlo en un campo de Primera.

"Si has aprendido a ser el sheriff en el campo del Villarriba, podrás serlo en un campo de Primera"

Ahora los árbitros ganan muchísimo más dinero que cuando usted empezó. Creo que son unos 300.000 euros anuales. Viajes en business y hoteles de cinco estrellas.

Sí, pero sobre todo ha cambiado el estatus profesional. Es algo que nosotros no pudimos conseguir. Yo nunca me pude dedicar en exclusiva al arbitraje. El fútbol fue lo prioritario, pero nunca fui un profesional como tal. 

Es decir: hasta ayer, los árbitros de Primera División tenían sus propios trabajos. 

Efectivamente. Tenías tu trabajo porque, además, el contrato que teníamos en Primera era de un año. Hombre, sabías que si la cosa iba bien, seguías, pero no tenías garantizado nada. Había gente con excedencias, empresas propias… Cada uno se buscaba la manera de compaginar.

Hoy eso ya no pasa.

Hoy todos tienen contrato profesional, con las garantías que eso conlleva. Pero los contratos siguen siendo de un año. Luego, cuando te retiras, tienes que trabajar sí o sí.

Pérez Burrull expulsa a Ronaldinho.

Pérez Burrull expulsa a Ronaldinho. Cedida por el entrevistado

¿Es el dinero el principal talón de Aquiles de un árbitro? Quiero decir: la mejor manera de intentar comprarlo. 

No. Es que no se puede comprar a un árbitro. Es imposible. A veces me lo he preguntado: pongamos que hay un árbitro comprado, ¿cómo lo hace en la práctica? ¿Y si no existe ninguna acción susceptible de penalti o de expulsión? Hay 40.000 personas mirando en directo y millones más por televisión. 

En el arbitraje se suele empezar con quince años. Y si sigues haciéndolo hasta llegar a Primera, no piensas en el dinero. Hay, lógicamente, una gran parte de vanidad. El prestigio y el protagonismo que te da estar en Primera. Pero no en el dinero. 

Ha llovido mucho desde entonces, pero en 1976 José María García denunció la compra de partidos en Primera. El dinero supuestamente se entregaba oculto a los colegiados en cajas de tabaco. Aunque fue imposible demostrar el amaño de partidos, el Colegio de Árbitros apartó a raíz de aquello a más de una docena de colegiados. ¿Por qué tenemos que creer que eso no pasó o que ya no pasa?

La gente puede creer lo que quiera. Pero yo hablo de lo que he vivido. La gente se hace muchas películas. Vayamos a lo importante: ¿se ha demostrado alguna vez en España que un árbitro ha trincado pasta a cambio de amañar un partido? No. Si alguien le paga dinero a un árbitro para influir en él, estará siendo tangado por el árbitro. Nunca jamás he visto a mi alrededor algo que tenga que ver con eso. Ni siquiera remotamente.

Hay acciones difícilmente explicables. En una histórica remontada del Real Madrid en el Bernabéu, un árbitro belga llegó a expulsar a tres miembros del equipo visitante. Uno de ellos por protestar... aunque era sordomudo. O lo que le pasó a usted con Osasuna en el Bernabéu. Esas acciones inexplicables son el principio de la teoría de los árbitros comprados.

Ya le entiendo, ya. Pero luego todo tiene su explicación. Mire, en aquella jugada del Bernabéu yo había pitado penalti a favor de Osasuna. El línea me dijo por el pinganillo siete veces: "¡Alfonso! ¡Se tira, se tira, se tira! Seguro". No lo voy a olvidar en la vida. Entonces te bloqueas. Ya me hubiera gustado tener el VAR.

Son decisiones muy complejas que hay que tomar en cinco segundos. Decides sobre una imagen que tienes en la retina. Y eso mientras los jugadores te transmiten informaciones contradictorias. Si dudas, estás muerto. En algunas ocasiones, tiras de repertorio psicológico. 

¿A qué se refiere con "repertorio psicológico"? ¿A intuir a través de las caras y reacciones de los jugadores?

Sí, al ambiente, al feeling.

Es como lanzar una moneda.

Claro, es que así era el fútbol. A veces tienes que tomar decisiones sobre algo que no has podido ver bien. Vuelvo a lo del Real Madrid-Osasuna. Fui corriendo al linier: "¿Seguro que se tira? ¡Acabo de pitar penalti! Si se tira, le tengo que sacar la segunda tarjeta y lo tengo que expulsar". Lo expulsé. Después del descanso, yo ya sabía lo que me había comido. 

¿Cómo fue el descanso?

Me dice el línea: "Yo lo tengo claro. Hombre, salvo que Pepe lo haya pisado..". ¡Salvo que lo haya pisado! ¡Casi me tienen que agarrar! –bromea–. ¡No me jodas! Esa jugada es lo peor que me ha pasado en la vida. Qué frustración. Me repetía: "Pero si yo ya había pitado penalti". No podía ni ir a Pamplona. En mi trabajo personal, perdí hasta clientes navarros.

¿Es tan peligroso como parece el riesgo de compensar? Me refiero a pitar en favor de aquel al que se ha perjudicado antes.

Al contrario. Sales con todavía más intensidad en verlo todo claro. Que no se nos olvide cómo era el fútbol antes del VAR: decidíamos a veces sin verlo nítido, de manera mecanizada y después de haber leído la jugada lo mejor que podíamos. Ahora, por ejemplo, se pitan muchísimas más manos que antes. Porque antes no podías escudriñar las áreas. 

Antes no había VAR. ¿Cómo se decidía quién era un buen árbitro? ¿Realmente existía una meritocracia? ¿A Primera llegaban los mejores o pasaba como con la política?

Hay una parte que tiene que ver con la territorialidad. Existen 17 comités territoriales y todos quieren tener representación en Primera. Ese era el gran filtro. En líneas generales, creo que se buscan perfiles con carácter y dotes de mando. En definitiva, liderazgo y carisma. 

Son todos ustedes, si me lo permite, un poco personajes. Esa manera de mirar, de hablar… Como sucede con los porteros, cada uno con su pedrada. No tiene que ser fácil embridar a los jugadores.

Un árbitro debe conocerse muy bien a sí mismo. Por ejemplo, yo soy consciente de que me viene un impulso, me cago en todo lo que se menea y la lío. Entonces, me controlo con buen rollo y buen humor. Es clave saber manejar los tiempos de los partidos. 

Y si le tienes que decir a un chaval, a un jugador, "oye, que te meto un tarjetón, me cago en mi puta madre"… Claro, cuando empezaron las grandes cámaras en las teles y se empezó a leer los labios, a mí me mataron [se parte de risa]. Y hay muy buen ambiente, ¿eh? De verdad, las relaciones árbitro-jugador suelen ser buenas.

"Tienes que ser capaz de cagarte en todo para embridar a un jugador. A mí, cuando se empezaron a leer los labios a través de las cámaras, me mataron"

Usted pasó del cielo al infierno: de ser considerado mejor árbitro español a ser apartado de la élite por "errores arbitrales". ¿Qué pasó?

Le voy a decir la verdad. Tuve bastantes problemas personales entonces. No sé hasta dónde se puede hablar de estas cosas…

Hasta donde usted se sienta cómodo. 

Mentalmente no estuve bien en ese último tramo. Divorcios y problemas gordos en casa… A la vez me jodí la espalda. Entrenaba mucho, corría mucho… A partir de los cuarenta, el cuerpo no te responde igual. Al día siguiente de los partidos no podía andar. También se juntó que decidí encabezar a algunos compañeros en reivindicaciones… 

Ya no me divertía, había dejado de pasármelo bien, pero no me había dado cuenta. Lo del Real Madrid-Osasuna, para más inri, me puso en el foco. Llegaba a los aeropuertos y había periodistas esperándome. Las pasé putas.

¿Por qué los árbitros españoles no pitan igual en competiciones internacionales que en la Liga?

Cuando sales fuera y pitas en la Champions o en la UEFA, el idioma marca mucho. Sobre todo en la relación entre jugadores y árbitros. ¿Usted sabe insultar en croata, por ejemplo? Pues eso. Les influye también entre ellos. Ese componente emocional es clave. Los jugadores no se conocen. No se embarran tanto las cosas.

Y un tema importante: en Europa, hay partidos a eliminatoria y una doble tarjeta te puede dejar fuera de la siguiente. Eso condiciona a mejor. El ambiente es totalmente distinto.

Hace no tantos años, eran comunes los regalos de los clubes a los árbitros. Pero, según tengo entendido, hemos ido ganando mucho en términos de transparencia.

Sí que existía esa costumbre de los regalos. Los directivos de los clubes entraban al vestuario de los árbitros a saludar y te daban un detalle. Como si pitas al Racing y te regalan un paquete de sobados.

Pero le cuento algo en primera persona: en un momento dado, pedí a los delegados de campo que no entrara nadie a mi vestuario. "Me doy por saludado, pero que no entren".

¿Por qué?

Quería estar a lo mío. Me ponía música, me concentraba… Quería estar solo. Escribí un correo al Comité de Árbitros: "No me gusta que me regalen nada". No tenía mayor misterio, pero no sé, no me gustaba. Todo lo que me daban se lo acababa dando a los chavales, a colegios…

Pérez Burrull, cuando estaba en activo.

Pérez Burrull, cuando estaba en activo. Cedida por el entrevistado

En España, habíamos sabido de los maletines circulando por los palcos. Se han producido investigaciones judiciales acerca de la compra de partidos, pero siempre a cargo de un equipo a otro. Se pagaba a los jugadores, no al árbitro. Ahora acaba de abrirse un pozo totalmente distinto. 

Y entiendo que de puertas hacia fuera la gente lo piense así, pero por eso estamos dando un paso al frente algunos árbitros. Para desmentirlo. ¡Es que los árbitros en España no se compran ni se venden! 

¿A usted le han ofrecido dinero alguna vez? ¿Han intentado comprarle?

Una vez fui a arbitrar la final de liga de Kuwait. Antes del partido, me reuní con una piña de jeques. ¡Además, fui solo, sin líneas! Me regalaron un maletín de piel increíble. Yo, en mi spanglish, les decía: "En Spain, esto very bad, ¿eh? Un maletín así para el referee antes del partido, muy mal".

Eso es lo máximo que he visto. No he visto nada relacionado con compra de árbitros ni con intentos de hacerlo. Y lo he hablado con mis compañeros. Es que no hemos vivido eso. Si supiera de alguno, sería el primero en levantar la mano. Por eso estoy ahora tan cabreado con Enríquez Negreira.

Me lo imagino.

Me encantaría ir a su casa y decirle: "¿De qué vas?". No sé qué palabras utilizaría, pero le preguntaría: "¿Cómo es posible que tú, que sabes cómo sufrimos, cómo lo pasamos, hayas sido capaz de traicionarnos y engañarnos? ¡Cómo has hecho eso teniendo ese cargo de representación institucional!".

Antes de entrar en detalles. Hábleme de José María Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité de Árbitros. ¿Cómo era? ¿A qué se dedicaba exactamente? 

Era vicepresidente del Comité, un cargo institucional. Pero sus funciones nada tenían que ver con el tema estrictamente arbitral. No hablábamos con él de fútbol. ¡Es que apenas lo veíamos! Nos concentrábamos tres días al año. "Hola, qué tal"... y poco más. 

¿Y su hijo? 

Estábamos en una concentración de árbitros, a mí me pillaba ya en la última etapa. Apareció el hijo de Enríquez Negreira. Nos dijeron que tenía una empresa de coaching. Yo me puse un poco gruñón: "Esto del coaching, ya estamos con las chorradas de los americanos…". 

Estuvimos en una reunión. Ya sabe usted, lo típico: nos subieron a una banqueta, "déjate caer si confías en tus compañeros". No me convenció nada, no creí en ello. No presté mucha atención. Ellos querían forzar al Comité de Árbitros para que contrataran sus servicios y la empresa del hijo de Enríquez ganara dinero.

Según las informaciones publicadas estos días, Enríquez Negreira cobró a través de una empresa tapadera hasta 6,6 millones de euros entre 2001 y 2018. ¿Le sorprendió o podía imaginar que sucedía algo así? 

Me sorprendió. Nunca imaginé algo así. Ardo en deseos de saber qué era eso por lo que pagaba el Barça. Que lo enseñen. ¿Qué es eso de "asesoría arbitral"? ¿Un club pagando por eso? ¿Dónde están los vídeos? ¡Luego dicen que eran asesoramientos "de palabra"!

Esa es la cuestión: ¿por qué pagaba el Barça en realidad? Ni el Barça ni Negreira son capaces de explicar qué pasaba.

Claro. Ya es éticamente reprochable que un club haga un negocio con el vicepresidente del comité de árbitros. Creo que a día de hoy, además, está prohibido. Pero si ya lo has hecho, lo siguiente, lo obligatorio es que nos expliquen en qué consistía ese negocio.

La opinión generalizada en la calle es que ese dinero servía para que Negreira se comprometiera a influir en los árbitros y que así pitasen favorablemente al Barça. 

Pues entonces Negreira ha tangado al Barça. Les vendió la moto. Porque Negreira no tenía ese poder. He leído que el Barça se quería "asegurar la neutralidad". Entonces, pagaban porque pensaban que no estábamos siendo neutrales. Es todo de coña.

Iturralde González dijo una vez hace tiempo: "El 90% de los árbitros son del Madrid y el 10% del Barça". ¿Piensa que el Fútbol Club Barcelona empezó a invertir ese dinero en Negreira tras hacer un análisis parecido?

Me cabrean mucho ese tipo de afirmaciones. No reflejan una realidad. La mayoría de árbitros es del equipo de su tierra. Yo soy a muerte del Racing de Santander desde que tengo cuatro años. Y la mayoría igual, cada uno con el suyo. ¿O es que la gente no es del Betis, del Valencia o de la Real? Esas frases se publican así para influir sobre nosotros y generar un clima de presión.

Se están cruzando datos del siguiente tipo: los años en que se pagó más dinero a Negreira fueron los que menos penaltis en contra se topó el Barcelona.

Esa es la excusa de los terraplanistas que llevaban toda la vida diciendo que los árbitros estamos comprados. Es como el terraplanista que ve una recta de cuatro kilómetros y dice: "¿Ves como es plana?". 

Sobre los datos: tiene su explicación. Si te fijas en aquel Barça, que tenía a Messi, Xavi e Iniesta, parece probable que estuviera más en área rival que en área propia. Igual que ahora probablemente Vinicius sea el jugador que más faltas recibe. Es el mejor driblador de La Liga. 

Ahora que menciona a Vinicius: ¿cuál es su opinión sobre el revuelo generado en las gradas y los campos?

Fui el primer árbitro que paró un partido por cánticos racistas. Es la cosa de la que más orgulloso estoy. Lo hice sin protocolo ni nada, porque no existía. Gritaban a Kameni, el portero del Espanyol, como si fuera un mono. Detuve el partido. 

Pero, ¿Vinicius es víctima o provocador?

Son jugadores muy buenos y muy fuertes. Cuesta mucho tirarles, tienen un tren inferior muy potente. Le hacen muchas faltas porque las defensas se ven desbordadas. Pero Vinicius se arroga atribuciones que competen a los árbitros. El reglamento sanciona las patadas, pero también los encaramientos con jugadores. Se vio el otro día en el Osasuna-Real Madrid. No había pasado nada hasta que Vinicius se encaró con Moi Gómez.

"Fui el primer árbitro español en parar un partido por cánticos racistas. Es de lo que más orgulloso estoy"

La cuestión es si Negreira, vicepresidente de los árbitros, tenía influencia real en los colegiados y podía exigirles un criterio amañado. Lo más importante, al fin y al cabo, es el rastro del dinero: comprobar si la pasta que recibía Negreira acababa en manos de otros árbitros.

El Barça debe aclarar qué eran exactamente esos informes. Esa es la parte en que debemos centrarnos. Si ponemos el foco en otras cosas, estaremos dañando al fútbol español en general. La gente se puede tirar toda la vida buscando un árbitro comprado: no lo van a encontrar.

¿Es cierto que el Barça pagaba porque pensaba que se le iba a beneficiar en los arbitrajes? ¿Es cierto que Negreira ofrecía esos servicios? Respondamos a esas dos preguntas. Si hacemos suposiciones, iremos por mal camino. 

Andújar Olivar, miembro de su gremio, ha contado que el hijo de Negreira, que trabajaba como una especie de psicólogo para árbitros, iba a buscarlos y los llevaba al estadio. Y lo ha vinculado con el dinero que recibía del Barça.

Eso es dar pábulo a la especulación. Y me parece mal que lo haga un árbitro. Hombre, si yo voy a una ciudad a pitar en avión y allí no tengo coche… y aparece un tío que trabaja como coach para ti, ¿no te montas en el coche si te lo ofrece? Pero a mí nunca me pasó. Yo iba en mi coche o en el coche del cuarto árbitro, que es el que vive en la zona.

Usted sostiene que Negreira no influía en los árbitros. Y eso me parece raro: lo normal sería que sí influyese. Es como si yo le digo a usted que el director de mi periódico no tiene nada que decir sobre mi trabajo.

¿El director de Recursos Humanos influye en sus titulares? Es que Negreira no tenía atribuciones como las que usted menciona. Estaba para otras cosas, sus funciones eran meramente institucionales.

Pérez Burrull haciendo el sorteo antes de un Real Madrid-Barcelona.

Pérez Burrull haciendo el sorteo antes de un Real Madrid-Barcelona. Cedida por el entrevistado

El titular más famoso de Iturralde González fue, una vez ya se había retirado, el del "autobús blanco". Algo así como: "No sabes lo que es arbitrar hasta que te estrellas con el autobús blanco". ¿Usted se estrelló contra ese autobús? Parece que también había un autobús azulgrana, ¿no? 

No entiendo esos titulares en boca de un árbitro. Cuando eres árbitro, tienes problemas si eres mediático. A mí me pasó cuando pité por primera vez al Barça. Expulsé a dos de los suyos frente al Oviedo. Ya era madridista. O cuando expulsé a Kiko y tuve la movida con Jesús Gil: ya era anti-Atleti. Si saltas al campo pensando en a quién pitas en lugar de qué pitas, estás perdido. 

Hablando del Barça: podría suceder que la próxima final de la Copa del Rey la disputasen el Barcelona y el Athletic de Bilbao. ¿Qué le parecen las pitadas al himno y al monarca que se han instaurado en los últimos años cada vez que uno de estos equipos disputa esa final?

A mí no me gustan esos pitos. Pero no se pueden evitar. Es una cuestión de cultura. Los campos de fútbol, igual que los parlamentos, son el reflejo de la sociedad. Una vez estuve de cuarto árbitro en un Liverpool-Chelsea. Sonaron los himnos. No se pitó ninguno. Pitar el himno de cualquier país me parece una falta de respeto. Utilizar el fútbol políticamente es un error absurdo.

Mourinho decía lo del "villarato", que los árbitros beneficiaban al Barça. Tiene que estar Mourinho sumido en un placer orgásmico con todo esto.

En el mundo del fútbol, hay mucho de espectáculo. Existe gente muy lista, que sabe hacer el teatrillo y que luego no es así de puertas para dentro. Recuerdo que una vez Mourinho me dijo: "¿Tú eres del Barça o del Madrid?".

Me lo preguntó cuando él estaba en el Inter de Milán. Me los encontré a los dos, a Figo y a él, en el túnel de vestuarios. Les dije: "¡Coño! ¡Viva Portugal!". Y ellos querían saber si yo era del Barça o del Madrid. Yo, del Racing. Del Barça o del Madrid serás tú, Figo, que has jugado en los dos. De buen rollo. ¿Sabes lo que más me ha entristecido de toda esta historia?

Diga.

Haber visto el otro día a dos jugadores de la talla de Piqué y Casillas, ¡dos capitanes!, recordando que los árbitros habían "favorecido" a unos y a otros. Me hubiera gustado que, conociéndonos como nos conocen, hubiesen dicho: "Se habrán podido equivocar, pero son gente honrada". Pero se pusieron a hacer gracietas. 

Extendieron la sombra de la sospecha.

Claro. Y mira que ha salido todo el tema de Negreira, pero ver a ellos dos, con la repercusión pública que tienen, diciendo esas cosas… No me ha gustado nada. Si alguno decía cosas así en la prensa antes de un partido, los mirabas con cara de Burrull: "¿Qué pasa?". Y salían al campo relajados. Me ha dolido mucho. Raúl y Puyol jamás lo habrían hecho. 

¿No le parece inquietante el silencio del Real Madrid? Lo lógico hubiera sido que exigiese en público responsabilidades por los posibles perjuicios, ¿no?

Vuelvo a lo de antes. Creo que el foco no debe estar en esas cosas. Que se investigue lo que ha ocurrido. Los árbitros debemos ser muy beligerantes con esto. Tenemos que ser los árbitros los que agarremos a Negreira y le preguntemos qué ha hecho, "tú de qué vas".

Negreira, según ha publicado en exclusiva este periódico, ha presentado un informe médico: asegura tener principio de alzhéimer. Si eso se confirma, no se sentaría en el banquillo.

No le deseo mala salud a nadie.

¿Qué opina de dos instituciones como La Liga o la Federación de Fútbol? ¿Las considera limpias?

Siempre, en toda época, esas dos instituciones se han llevado mal. Es una tragedia para el fútbol. Si la organizadora de la competición y la patronal de los clubes se llevan así, los árbitros quedamos en medio. Muy perjudicados.

Hemos conocido un montón de informaciones acerca de Luis Rubiales, el presidente de la Federación. Las comisiones pagadas a la empresa de Piqué por la Supercopa, las juergas pagadas con dinero de la RFEF…

Bueno, en esto quiero ser prudente debido a la presunción de inocencia. Yo empecé con "Pablo, Pablito, Pablete". Este siempre ha sido un mundo de cabreados con el árbitro en medio. 

¿Está a favor o en contra de la Superliga? Poco a poco el fútbol se va desvinculando de las clases populares. Partidos españoles en Arabia, el Mundial de Qatar… ¿El negocio se ha comido al deporte?

No entiendo la mecánica de la Superliga. El fútbol va a reventar, hay una saturación de partidos. Va a llegar un momento en que los jugadores se van a plantar porque las piernas no les van a dar más de sí. Soy un romántico. Me gusta la dimensión más doméstica y territorial del fútbol. Una Liga tan atractiva como la española no necesita la existencia de una Superliga. Es una locura.

Dos asuntos aparte. El primero: las árbitras españolas. ¿Está la sociedad preparada para que una mujer pite un partido?

Sí. Cuando he estado en la escuela de árbitros, he buscado muchas crías. Hay una parte del carácter femenino que le viene muy bien al arbitraje. Lo dice uno que vive en el norte, tierra de matriarcados. Para arbitrar un partido, hace falta un gran ritmo físico. Hemos visto a mujeres arbitrar en el Mundial. Han demostrado que pueden hacerlo muy bien. Soy muy partidario de que arbitren La Liga.

¿Quién ha sido para usted el mejor árbitro español?

Mi gran descubrimiento ha sido Sánchez Martínez, que pita en la actualidad. Es el mejor que he visto en muchísimos años. Tiene esa cara de mala leche necesaria, maneja muy bien los tiempos. Es muy rápido. Pone el me cago en todo lo que se menea por delante. Está todo el partido en movimiento. El perfil Mateu Lahoz no me gusta. Si el árbitro es protagonista del partido, es el mundo al revés.