Algo en apariencia tan inocente como una ventosidad puede desencadenar una catástrofe. O, para ser exactos, el acúmulo de ellas. Los científicos han descubierto que la cabaña bovina contribuye tanto o más que el parque de vehículos al cambio climático; que una vaca, en fin, expele al día más gases contaminantes que dióxido de carbono sale por el tubo de escape de mi coche.
Traigo a colación el símil no para dar un argumento más a los antitaurinos -muerto el toro, se acabaron el efecto invernadero y el toreo-, ni tampoco para que la Administración obligue a los rumiantes a pasar la ITV, sino para llamar la atención sobre las consecuencias que acarrean acciones que están ahí, pero no vemos. Y pienso en el contrato furtivo que han firmado Rajoy y Mas, directamente o por persona interpuesta.
Porque no parece casual que tras lloverles del cielo diez votos en la Mesa del Congreso, en el PP se hayan destapado repentinamente a favor de que Convergència tenga grupo parlamentario propio, aun cuando no reúne los requisitos que prevé el Reglamento de la Cámara. O que Homs, al ser inquirido por el proceder de sus ocho segadors, haya corrido a refugiarse en un candoroso "el voto es secreto".
Dice Rafael Hernando, portavoz y otrora látigo del PP, que ha encontrado "algún precedente" que permitiría a los separatistas formar grupo, y que confía en que haya un "resquicio jurídico" para lograrlo. No atinó a verlo hace seis meses, cuando lo solicitaron Compromís y el conglomerado IU-ERC-Bildu, y me queda la duda de si ese "resquicio" del que habla es de la misma naturaleza que ha llevado al Ministerio Público a no acusar a Mas por malversación en la organización de la consulta soberanista. Pero de lo que estoy absolutamente seguro, diga lo que diga Hernando, es que nunca antes se le ha regalado un grupo parlamentario a una formación cuyo primer objetivo declarado es desmembrar el país.
En lo que llevamos de este convulso y en funciones 2016 se han ensayado varios pactos. El de El abrazo (PSOE-Ciudadanos) fracasó. El de Los botellines (Podemos-IU) se ha desventado. Está por ver lo que da de sí éste que podríamos denominar de El gas. No se ve, pero apesta.