Por el aspecto y los gestos de sus protagonistas -atentos a esas manos- esta fotografía parece más propia de un espectáculo de lucha libre en Tabacalera Madrid, el Arena México o el Madison Square Garden que tomada en la zona de autoridades del Mobile Congress celebrado en Barcelona.
Fíjense bien. Olviden si pueden la corbata cachemir del rey y sustituyan esa combinación daltónica -camisa a rayas bajo un terno plomo- por cualquiera de los atuendos chillones del increíble Hulk Hogan. ¿Se lo imaginan? ¿Qué les parece?
A King VI no le falta envergadura pero, aunque faja bien, carece de la audacia de los campeones de las doce cuerdas. Por eso se cuida de tener en medio a Súper Soraya -nada de apellidos compuestos-, porque no se fía.
King VI parece afable, sonríe, pero tiene motivos para ocultar el puño derecho cerrado y guardar la distancia. Hace algunos años el soberanismo convirtió su dinástica campechanía en objeto de escarnio y mofa cuando hizo de chófer de Artur Mas. Luego han sido las diadas desafiantes, los pitos en el Camp Nou que tanto agradaban al Malévoto Astut, la consulta del 9-N y los golpes bajos en el Parlament para desconectarse de urgencia. Hace bien pues en estar prevenido, no sea que el Rudo Junqueras le encaje un volantín traicionero o cualquier otra llave mortal del universo world wrestling.
No obstante, de esta imagen no parece que el aspirante catalán esté pensando en atacar directamente al rey para derribar la Corona, sino en trabar primero al Gobierno con una celada de buenas maneras aprovechando la Operación diálogo. A primera vista, Junqueras parece un luchador heel -por eso hace gala de su corpulencia con trajes que parecen a punto de estallar-, pero es también muy técnico y sabe que en un combate como el que plantea el secesionismo sería absurdo buscar el knock out. Romper con España y acabar con 300 años de dominación borbónica requiere estrategia, guante de seda y puño de hierro. De ahí la mano izquierda jalando el hombro y la derecha a punto de dar el abrazo del oso a la vicepresidenta.
Pero Súper Soraya -peto rojo- es una gladiadora 100% face y los trucos de su oponente no le van a pillar por sorpresa. Parecida en estilo y físico a la mítica campeona mexicana Irma González, la vice eleva la barbilla orgullosa y le ofrece la carótida al Rudo Junqueras, como invitándole a iniciar un mataleón o una nelson.
¿No les parece raro que una luchadora tan pequeña busque el cuerpo a cuerpo en posición de desventaja? ¿Pero qué esconde la vicepresidenta en su bolsillo derecho? ¿Las malas artes de la brigada política, un pendrive de los comisarios de las cloacas o va de farol y busca el show? ¿Estamos ante una plan preconcebido con el rey para acabar de una vez con el Rudo y su banda? Si quieren respuesta a estas y otras muchas preguntas no se pierdan el mejor espectáculo de España.