La comisión Europea envía una dura carta al ministerio de energía español exigiendo explicaciones por lo que es, posiblemente, el mayor y más ridículo contrasentido en la historia reciente de la política española: las trabas, barreras e impuestos al autoconsumo eléctrico.
Basta sobrevolar cualquier país europeo, prácticamente todos ellos con tasas de insolación sensiblemente inferiores a la española, para darse cuenta de lo absurdo de la situación: mientras en países como Francia, Alemania, Suiza u Holanda se ven paneles solares en los tejados de muchísimas las casas, en España, donde tendría todo el sentido del mundo que existiesen, es prácticamente imposible encontrarlos.
La razón es un conjunto de medidas destinadas a generar un clima que desincentive las energías alternativas. Si en España pretendes instalar unas simples placas solares y un acumulador, te encontrarás en un limbo absurdo de medidas, de impuestos y de normas que el gobierno actual afirma que no elimina porque “se dejarían de recaudar 162 millones de euros anuales vía impuestos”.
Genial, Mariano. Como en su momento “dictamos una resolución arbitraria en un asunto administrativo o judicial a sabiendas de que dicha resolución era injusta”, ahora lo mantenemos para seguir ingresando impuestos. A cambio de esos ingresos de hoy, nuestro país sigue sacrificando el futuro energético y dejando de invertir en una tecnología que ha mejorado su eficiencia y disminuido sus costes a lo largo de los últimos años, pese a la injustificable vehemencia de quienes pretenden sostener lo contrario. Curiosamente, quienes sostienen que la energía solar no es rentable suelen ser economistas, no ingenieros, y la formulación de la ley de Swanson escapa completamente a su comprensión (no hay peor ciego que el que se niega a ver).
¿Podemos dejarnos de estupideces y prevaricaciones, y autorizar de una maldita vez que cualquiera pueda, sin trabas de ningún tipo, instalar en su tejado lo que buenamente quiera y pagar por lo que consuma? En los Estados Unidos, 4 de cada 5 hogares tienen posibilidades de autogeneración solar, y las tejas de Tesla, más duraderas que las tejas de toda la vida, ya comienzan desde abril a sustituir a las placas solares convencionales. El mundo ha cambiado, pero algunos escépticos lo niegan (solo con vehemencia, sin pruebas ni enlaces), haciendo con ello el caldo gordo a sinvergüenzas y prevaricadores que quieren evitar que el panorama energético cambie como está cambiando en los países civilizados.
El futuro de la energía es la generación distribuida. Quien lo niegue, o es un ignorante, o es un sinvergüenza. Y de unos y de otros, desgraciadamente, está el mundo lleno.