Jueves Santo y a España que no se le aparece la Virgen. Aunque quién sabe si la Virgen no se aparecerá estos días santos, en mitad de un huerto, y nos hablará a través del vozarrón de Cassandra (paladín de la libertad de prensa). O si María se le revelará a Marta Gayá -una humilde pastorcita- en un pinar de Mallorca. O si la solución de España pasa por devorarnos a nosotros mismos en el rato en que dejamos la serie, el gintonic y tuiteamos. Porque, ¿quién, quién tiene la solución a España y a sus muertos vivos?
Pobre esta España en la que ETA es una mala gripe y los caballeros legionarios no pueden alegrar la convalecencia a unos niños enfermos, con su cantar bravío y el tatuaje del vivir entre la imaginaria y Afganistán. No es esta la España de los "hunos contra los hotros" que denunció Unamuno, es una España santurrona, buena y mártir; pero mártir de su buenismo y de su demagogia y de su mala hostia en redes. Y en ese sucederse la Historia como en un circo los miércoles en el Congreso, uno -yo mismo- olvida pensar España, siquiera brevemente.
Porque esta España que precisa de un milagro es la España que nos ha hecho comulgar con Susana Díaz como la única salvaora del cotarro patrio (de Cánovas o Azaña a Susana entiendo que ha habido degeneración académica y de la otra). Es la España que ha enterrado el verbo de Anguita, sorpassado, y arramblado por Iglesias en su camino de perfección. Que yo vi los torerillos muertos en Vistalegre 2.
En esta España hay dinero para abrir las cunetas, para divagar sobre la moral y el sexo de los ángeles y la identidad sexual en preescolar, pero no hay un chavo para pasar lejía y escobón por los hospitales. Los viejos se nos mueren de la desmemoria, sin pasado y sin suero.
En esta España Albert Rivera ha envejecido lo indecible y Rajoy sigue incorrupto para las viejas y las mantillas. A nadie puede encomendar España su espíritu, porque al tiempo, muerto Suárez, nos dimos cuenta de que en España no late ya alma alguna. A esta España no la regenera ya nadie. Con Zapatero surgieron los roucos y los carodroviras, pero Rajoy ha convertido la minoría en un dejar hacer con pachorra, y así las hojas contables le irán amarilleando y prescribiendo. En verdad os digo que al tercer día resucitará Brey en estadista: en regeneracionista de sofá.
Hoy España orina sangre y lo tuitea. Mala cosa. Jueves Santo en Getsemaní y en Moncloa.