Mostraba hace dos semanas mis reparos al tratamiento informativo que La Sexta, y particularmente Al rojo vivo, había dispensado a la operación Lezo, sin pretender con ello hacer una enmienda a la totalidad al programa ni a su presentador. Me limité entonces a susurrarle al oído a García Ferreras que también él es mortal.
Desconozco siquiera si oyó mi bisbiseo, pero me sorprendió que al día siguiente se ufanara de forma reiterada de que su cadena había sido la primera en denunciar la implicación de Edmundo Rodríguez Sobrino en el caso de los Papeles de Panamá.
No habría vuelto sobre el asunto -y tenía motivos para hacerlo- si este miércoles no me hubiera dado nuevos argumentos al comerse con patatas uno de los escándalos más gordos de los últimos tiempos: la constatación de la existencia de un pacto entre el partido en el Gobierno y La Sexta para hacer luz de gas al PSOE de la mano de Podemos.
Digo que tenía motivos para presentar mis reparos porque, como bien es sabido, no hay peor mentira que una verdad a medias. Es cierto que la cadena de Atresmedia informó de los líos de Rodríguez Sobrino, pero, ay, identificándolo sólo como presidente de Inassa (la filial en Latinoamérica del Canal de Isabel II) y obviando su condición de consejero delegado de La Razón y, por tanto, de directivo de Atresmedia.
Y digo también que puedo imaginar cómo habría tratado Ferreras una grabación incluida en sumario judicial en la que se oyese a un pez gordo de Mediaset afirmar esto: "El sándwich a Podemos con Telecinco funciona de cine". Ocurre, en cambio, que la frase real es "el sándwich al PSOE con La Sexta funciona de cine", y que quien la pronuncia es su jefe y amigo Mauricio Casals.
Ferreras, tan inclinado a destapar tramas, intrigas y conspiraciones ha dejado escapar este grandioso episodio sin levantar una ceja. No se lo reprocho; lo contrario hubiera sido un acto heroico. ¡Si hasta los propios damnificados, PSOE y Ciudadanos, han mansurreado para no soliviantar al Príncipe de las tinieblas! Ante el silencio con que todos ellos han recibido el scoop de EL ESPAÑOL, sólo cabe concederles lo obvio: el que calla, otorga.