Que Facebook es una compañía exitosa es una afirmación bastante obvia. Muy pocas empresas han logrado, en tan solo trece años, consolidarse como el lugar en que más personas recalan todos los días, generalmente muchas veces al día, para saber qué hacen sus amigos, ver fotografías o vídeos, saber si están de cumpleaños, o enterarse de qué pasa en el mundo.
Se especula incluso con el papel que Facebook pudo jugar en las últimas elecciones norteamericanas, cuando personas que no se atrevían a discutir determinados temas en público se encontraron con que Facebook les rodeaba de una cómoda audiencia afín de amigos que pensaban como ellos, y les facilitaba compartir noticias falsas que reforzaban sus creencias y reafirmaban su intención de voto.
¿Cómo puede Facebook haberse convertido en una de las empresas más importantes del mundo, valorada en casi 420,000 millones de dólares, en un entorno tan radicalmente volátil como el de las redes sociales? ¿Alguien se acuerda de MySpace, la red social que en 2004 se consideraba que iba a identificar a toda una generación, que en 2006 tenía más visitas que Google, y que llevó a Rupert Murdoch a adquirirla por 580 millones de dólares en metálico, para terminar vendiéndola seis años después por 35? ¿Que evita que, en un entorno tan caprichoso y alocado, Facebook siga la misma suerte?
La respuesta puede entenderse analizando el que podría ser el próximo movimiento de la empresa de Mark Zuckerberg. Es más que posible que una app llamada Houseparty no le suene de nada. Sirve para comunicarse mediante vídeos de grupo en múltiples ventanas, pertenece a los antiguos creadores de Meerkat, y su popularidad está empezando a crecer entre grupos de jóvenes norteamericanos. Pero que no nos suene a nosotros no importa: Mark Zuckerberg está sentado en la cúspide de una pirámide desde la que ve perfectamente lo que hacen dos mil millones de personas en todo el mundo. Si algo se mueve, Mark lo ve.
Esta semana, Facebook ha lanzado una encuesta a usuarios de entre 13 y 17 años: quiere saber por qué utilizan Houseparty. Según el resultado, es más que posible que Facebook opte por la adquisición o por la clonación de la funcionalidad de la aplicación. Como hizo antes con Instagram o con WhatsApp, y como intentó hacer con Snapchat. Si se mueven, cómpralas. Y si no se dejan, cópialas.
Facebook conoce el mundo en que vive. Y para sobrevivir en él, la única estrategia posible es la paranoia. ¿Es tu empresa suficientemente paranoica, o está destinada a desaparecer?