Guardiola leerá el manifiesto Por democracia, referéndum. Será domingo, el domingo, este domingo en las claras orejas de su burro peruano del Perú, que escribió César Vallejo. Y también será domingo en la ganadora y despoblada testa de Pep Guardiola. Con su ronquido, su e nasal arrastrada para hacer notar que el castellano es impuesto y ni siquiera lingua franca, sus modales de colonia y su servicio a la colonia catalana.
Guardiola leerá el domingo el manifiesto independentista, pues al final no había intelectual más lúcido que él, que como el mismo prusés ha pasado y ha venido pasando por todas las categorías de ese club que es més que un club. Si Pep subía al primer equipo, a Puigdemont lo recibían embajadas de chichinabo. Son vidas paralelas y contrapuestas: las categorías del Barça uno, del ridículo lo otro.
Pep Guardiola tiene modales británicos, amistades sanas y deportistas multidisciplinares que lo idolatran en la capilla del buen samaritano y del bien queda. Hay en Pep fidelidad a la causa y un juego vital que pasa por tocarla, quedar, ganar e irse, y volver coronado de la mayor gloria cerebral que parieran los siglos catalanes. Jamás tuvo Sampedor una mente más preclara que la de Pep Guardiola.
Al final el manifiesto será multitudinario, claro. En domingo. Y se prevén cielos soleados, unos 23 grados, alguna nube de evolución y un vientecillo agradable. Al final había que mojarse, y Pep se mojó. Ya en los estertores irreversibles de la cosa, quizá con lo que está pasando, el independentismo tienda a la concordia y a su embajador universal.
Llach es de los nuestros y lo saben, pero pasado Perpiñán queda muy casero y con guitarra ronca, y sin embargo Pep Guardiola ilustra de manera magnífica los valores internacionalistas de esa Cataluña aprisionada; esa Cataluña soñada como sucursal de Andorra por el padre, vivida como huida hacia delante por el hijo, y lanzada a la fase decisiva de la libertad por uno de Gerona.
Ya están lanzados los dados del domingo. Ya han pasado los prusesistas por la fase de las cadenitas humanas y las urnitas de cartón. Cataluña ha decidido que la democracia es referéndum, que el referéndum es Guardiola, que Piqué es la mejor infantería del mundo, que Llach narrará las hazañas épicas desde un viñedo y que la conspiración contra la voluntad de un pueblo viene de unos asientos en el Bernabéu. Qué feliz hemos hecho al tito Laporta y al Dalai Pujol, amics.