Felipe, Zapatero y Aznar, juntos, en un día de julio bajo las tres letras de los Luca de Tena. Quién iba a decirnos que el chiringuito catalán iba a unirnos voluntades por contraste, y hasta bajo las siglas de ABC. Quién iba a avisarnos de este presente tontiloco de julio, e incluso quién nos avisaría de la utilidad de esos ex a los que vamos sosteniendo los españoles a fondo perdido para que le cuenten -los ex presidentes- a un gacetillero de Queens lo plurales y lo diversos que somos en España cuando caen la Tomatina y los encierros.
Uno por el Majestic, otro que España es discutida y discutible y demás ėxitos históricos. Felipe, Aznar y ZP. Patas cruzadas y hasta espatarradas si lo merece el discurso. Y es que el jarrón chino, cuando larga, es que ladra de verdad. El meollo en cuestión es el 155, que es lozano artículo de la Consti: tan lozano como otros, otros que no sacamos por eso de la interesada mudez sobre la dignidad y la vivienda. Del 155 habló Felipe, tolerante si le da el barrunto, y hasta creador por consentimiento de la patada en la puerta y otros hits.
Pero es que ni los más sesudos hispanistas han podido intuir que la arquitectura de España va a depender de la regla o el reglo, de la menstruación o menstruaciona, de los compañeros cupaires. España tiene hoy un nublado que se enlaguna, en Madrid hace ese calor sin ínfulas que por julio no trae nada bueno: 1936. Pero el miércoles se vieron Felipe y Aznar, Zapatero y hasta Suárez, que no estuvo pero es como si estuviera en el magín de toda persona de bien que pusiese el telediario. Los jarrones chinos se rompen, se tambalean, entre que toda España les va pagando que salgan, digan, cuenten y se vayan.
Ahora Cataluña es problema de todos, y en esas anda Puigdemont blanqueando sus urnitas en el descuento: poniéndose digno en un partido que más que partido fue instrumento: trompetilla en el Liceo. A Aznar y a Felipe se les vio morenos, con esa morenería que sólo dan los años retrospectivos de Moncloa; cuando el aburrimiento les llega a unos, y el patriotismo a otros, cuando ven el patio lleno de tiendas quechuas y etarrillas sin la FP. A Zapatero se le quedó color de nube, quién sabe si en solidaridad con su legado molón, cuando en España éramos igualitarios y garantes del talante por encima de nuestras posibilidades.
O sea que la foto de los ex ha sido un aldabonazo a los sábados de Marhuenda o a la Tuerka, si es que no son lo mismo y varían las franjas horarias. Ser estadista (Felipe, Aznar, ZP) en las postrimerías, con solapila y libertad, es el futuro.
Lo sé. Bailemos.