En 2003 Juan Antonio Alcalá puso un micrófono bajo el bigote de Juan Padrón y durante unos segundos eternos sólo se escuchó su respiración. La selección española viajaba a Kiev y Padrón, vicepresidente de la Federación Española de Fútbol, encabezaba la delegación en ausencia del presidente Ángel María Villar. De la Morena había destapado en La Ser que Padrón y otros directivos se habían llevado a su familia a varios de estos viajes y que los gastos corrían a cargo de la Federación. Era sólo una corruptela más, ni siquiera la más grave, y recuerden que en aquellos prósperos años precrisis había, digámoslo así, más indulgencia con la malversación.
Cuando el reportero le preguntó a Padrón por el gañote familiar en el transistor sólo se oía su respiración. El silencio en la radio es estruendoso. Hay pocos recursos tan dramáticos en la radio como unos segundos de silencio. Lo que Padrón le dijo al periodista cuando se decidió a hablar llegó a los periódicos y quedó grabado en el lapidario de aquellos años impúdicos: "¿Que si viaja mi mujer? ¿Y la suya?". Alcalá le dijo que su mujer no era muy de viajar y entonces Padrón le mentó a la madre.
Era 2003. Finales de Marzo. La selección aterrizó en Kiev. España empató a dos con Ucrania. Guti fue titular y marcaron Raúl y Etxeberría. Desde entonces no sólo quedaron sin aclarar la vacaciones familiares de los directivos de la RFEF, también la manipulación de facturas, los pellizcos de las federaciones territoriales con la venta de merchandising, el contrato con Puma de las selecciones base y otros asuntos de lo que hoy -14 años después- se habla con la naturalidad de lo cotidiano.
Hace algo menos de tres años, El Confidencial reveló las facturas de las actividades para llenar el tiempo en aquellas expediciones familiares a cargo de la Federación:"Almuerzo señoras Restaurante Strinberg (73,02 euros cada una), minibus (121,04/día), ballet Don Quijote (164,44 por familia), guías de habla hispana cinco días (1.060,78), picnic para partido (12,80), safari con jeep (452,20), visita a Papá Noel (26,44), traslado a Sol de medianoche (57,70), excursión en barco señoras (19,83), visita Gran Muralla (244,02), aviones a Kioto (864,26), tour por Kioto visitando templos de Kiyomizu, Shisendo, Manshuin (151,46)…". Cuando la justicia quiso actuar la acusación -Javier Tebas, que acababa de ser designado presidente de la Liga de Fútbol Profesional- retiró la denuncia. El caso quedó archivado y los presuntos delitos fueron prescribiendo.
No hay nadie tan providencial como para mantenerse durante 30 años al frente de una institución. A menos que sea suya, de su propiedad. De hecho, lo que ocurre de forma inevitable cuando alguien permanece 30 años al frente de una institución es que la considera suya, de su propiedad. Y bien mirado, es una consideración que tiene algo de verdad. Fíjense si aquello era un régimen, que Villar estaba a punto de fundar una dinastía. Ahora, legiones de bravos periodistas dicen que todo esto era conocido y que la caída del villarato era predecible. Francamente, yo creo que es preferible pensar que aquello no era tan conocido desde hacía tiempo porque entonces -y con entonces me refiero a un larguísimo período- la mayoría se sumó al silencio de Padrón. Sólo se oía su respiración.