Déjame que te cuente. Antes de que te vayas; tú Layetana arriba (has bajado a curiosear), yo Castellana abajo (una cierta resaca de esperanza). Déjame contarte que en la Diada del 34 llamaron ya botifler a Companys, y luego pasó lo que pasó unas semanas después. Y déjame hablarte del diálogo, antes de que me impongas tus clavelitos de paz, tu tolerancia de baratillo, y esa jindama que te corroe el cuerpo ahora que ves que tus privilegios pueden acabar en autarquía y una cooperativa almendrera en El Vendrell. Porque los que se manifestaron el sábado de blanco no eran la tercera España: España es la Constitución que salió el domingo, el resto, lo que hay fuera de la España de ley y de la Ley, es el páramo de la delincuencia. Y no, Puigdemont no es el Lute a simple vista; es de buena familia. Sí, dirás que me pongo españolito contigo y que si todo se resume en en Manolo Escobar y Vargas Llosa; pero acuérdate de Pedro Sánchez -contigo empezó todo- y su concepto aguachirle de nación, plurinación, y España cortita y con sifón: la barra libre de Vistalegre. Por contraste con Pdr, Borrell es un prócer (en Europa y en la Luna).
Ahora ves que se van las empresas de tu tierra, que el dinero tiene las patas más largas que las americanas de Junqueras, y ya pides diálogo en las dos lenguas oficiales, una de las cuales prohibieron en las tiendecitas y en las escuelas. Aún no te he preguntado si el sábado fuiste de blanco, si te sacaste la estelada a gritos o hasta la arbonaida andaluza: quizá lleves todas las banderas encima, y dependiendo de la Tramontana de la Historia te pongas unas u otras. Lo que quiero que sepas que es que el único diálogo que cabe con la comparsita.cat (Junqueras, Puigdemont, Forcadell, Romeva y así hasta la Z) es el del vis a vis con sus abogados, de cuatro a seis, en Soto del Real.
Dialogar con el delincuente es democrático, piensas, y toda urna es democracia, piensas también. Hasta quizá el Estafermo, en su inopia, tenga la DUI por un 'joc floral' inocuo por retórico (vaya liderazgo y vaya con EL PAÍS). Eres joven y te falta coherencia. El 1-O hubo un paisano que votó dos veces, lector, parece, de El Periódico. No vengas a imponer la milonga del diálogo y la pau, ni a jugar a la equidistancia caganer. No sé si se soltaron palomas o gallinas blancas, pero los de la blanca camisa no eran la tercera España: eran la equidistancia canguelona por la que este país no funciona. Se hace tarde, se nos hace tarde y la Cataluña constitucional ha gritado poniendo la nuca: como hizo Ermua en el 97. Y antes de que hable Puigdemont, pide a Dios que te libre de las aguas mansas (Colau, Iceta...). Y quítate un rato del TV3 (la que pintó el domingo a España como ultra y cejijunta ) y ponte con Netflix o con Conversación en la Catedral.
Besa a los tuyos, que son los míos.