Viajé a Barcelona tres días antes el 27-O. Me habían invitado a la fiesta del décimo aniversario de Plataforma Editorial, dirigida por Jordi Nadal. Plataforma es una casa independiente que publica libros… ¿alegres? ¿Corajudos? Ahí es nada haber instituido un premio literario que se llama Feel Good (Siéntete Bien) con el objetivo explícito de “impulsar el optimismo entre escritores y lectores, a partir de historias con autenticidad y sentido, que contagien ideas positivas y que sobre todo ayuden a ser más fuertes, más sanos y más felices”. El premio está dotado con 5.000 euros, asumidos en su total por la Obra Social la Caixa.
Que me invitaran a celebrar semejante cosa con la que está cayendo me pareció tan vigorosamente insólito, tan de realismo mágico, que me emocioné. Me puse ropita limpia y allí que me fui. Allí era Caixaforum, que ya saben que en Barcelona también (o todavía…) hay. Calentó mi muy frappé corazón llegar a un auditorio en absoluto pequeño y encontrármelo lleno hasta la bandera (que felizmente no había, o yo no la vi). Llegué algo “pegada” porque venía de estar con Julia Otero en los estudios de Onda Cero en las Ramblas, frente a la Boqueria de mis desmayos de este verano. Crucé las piernas en la suave butaca justo cuando arrancaba a hablar Jaume Giró, president de la Obra Social La Caixa y buen amigo de todos los que amamos las letras.
Pronunció Giró un breve discurso (ah, si la gente hablara menos y mejor…) donde con sonrisa digna de mejor país resumió su íntima y trascendental relación con los libros. Contó cómo desde la infancia tuvo claro que los libros son el mejor asidero tanto de la libertad como de la responsabilidad. La materia prima de los sueños pero también del trabajo que cuesta construirlos. O así sea evitar su destrucción. Así sea atravesarse entre los días y los años oscuros y la infatigable esperanza que quieras que no, nos aguarda.
Existe dentro de nosotros una esperanza más grande que nosotros mismos. No siempre sabiéndolo llevamos dentro sacos de luz. Sacos de luz sin fondo que habría que ir abriendo e ir llenando con todos nuestros fracasos y rencores, hacer un nudo y tirarlos al mar. Y volver a empezar. Puros como recién nacidos. O recién leídos. Hubo un tiempo en que estaba de moda decir que los catalanes sacábamos panes de las piedras. Y sonaba a milagro bíblico. El milagro ahora va a ser sacar inocencia de las urnas. No quiero que de aquí se tenga que ir nadie, ni a Ítaca ni a Bélgica ni a la calle de la amargura. Quiero que entremos todos juntos en la casa del padre y de la madre. Feel free to feel good.