En la enésima muerte civil de Artur Mas uno siente que algo suyo se va. Mas fue la musa contraria durante mucho tiempo, cuando en el centroderecha indepe olía a colonia y se hablaba aquel catalán límpido y monosilábico que a cada tanto nos alegraba un telediario. A Mas siempre lo recordamos de bufanda elegante y exquisitamente peinado frente a una lápida -pongamos que de Macià- y con cuatro mossos de gala que le escoltaban en sus solemnidades y sus cementerios. Mas orientaba allí su noble quijada hacia la Tramuntana y acunaba a los suyos con vagas promesas de una Suiza con capital en Pedralbes.
Artur relamido y ausente en las tardes del Senado, que ya se sabe que lo suyo fue siempre el comercio al margen de la Ley y la vergüenza, a la diestra del padre Pujol, putativo y mentor. Artur reverdeció una tecnocracia del mamoneo al amparo de unas barras sobre la que brotó una estrella como un champiñón, y la cosa ya se nos fue de las manos.
En la merienda de negros en que ha devenido esa nebulosa de la antigua Convergència, vemos los clanes, los paletos de la vara, los del Prepirineo, y la guapa gente de Artur que volverá como McArthur cuando den por amortizado el disparate y vuelva la alta política al Majestic.
La voluntad de poder hace y deshace las siglas neoconvergentes, y en la víspera de que lo emplumen, Artur, de la quinta del cuartel del Bruch, se va con la rimbombancia y la cursilería. Siendo así Puigdemont nos queda como un cateto a babor que habla al final de la escapada, echado al monte en una Bruselas llana. Y uno, yo mismo, que, aparte de las tragedias sufridas por el prusés, no puede obviar una cierta satisfacción cuando la ropa sucia convergente se va aireando en un sainete con lazos amarillos. Fue en un domingo en el que no nevó tanto.
"Exceso de ideología", fue la justificación de Mas en esa contramarcha en diferido que ha sido su legado político. "Generosidad", pidió, a una tradición política de robagallinas vestidos de Dior o barretina. Vivir resultó eso que pasaba entre comparecencias y comparecencias de Mas, hábil políglota muerto por un Bruto bruto. Que los clementes dioses lo bendigan...