Al final el centro va a ser como el fútbol: una manta corta. Aquella frase del futbolista brasileño Tim (“el fútbol es una manta corta”) quería decir, como es sabido, que un equipo no puede cubrir todo el campo a la vez. Si se tapa la cabeza se destapa los pies, y si se tapa los pies se destapa la cabeza.
El centro político español se ha convertido en los últimos años en una extensa cama de la que han huido los dos grandes partidos que pugnaban por ocuparla: el PP y el PSOE. Era tan extensa que los dos nuevos partidos centristas que surgieron encarnaban las dos modulaciones posibles del centro: el centro-izquierda y el centro-derecha; UPyD y Ciudadanos, respectivamente. Tras el suicidio del primero (que sigue existiendo, pero ya sin relevancia) se quedó toda la cama para el segundo. Y me temo que le viene grande.
Los que hablan de Ciudadanos como extrema derecha mienten (y además como bellacos). Es un partido irreprochablemente democrático y sigue estando en el centro, es decir, a la izquierda del PP. El asunto es que, en su disputa con el PP, parece estar desplazándose al borde derechista del centro. Dejando así destapados a sus votantes de centro-izquierda. Y cuánto frío el de estos, pues tampoco les llega la manta del PSOE, que se ha corrido hacia la izquierda en su obsesión con Podemos.
Como he dicho alguna vez, mi idea de Ciudadanos (y de UPyD) era de corrector del bipartidismo: su corrector y no su destructor. No lo he visto nunca como partido de poder, sino como mejorador de los empeoradísimos PP y PSOE. Y el desprecio de estos dos partidos por Ciudadanos (y por UPyD) no era más que el desprecio, o la pereza, por mejorar.
Me doy cuenta ahora de que latía en mí una desconfianza hacia el centro-centro. Lo que yo quería era que el PP y el PSOE se orientaran al centro, desde su derecha y desde su izquierda. El espacio del centro-derecha y el del centro-izquierda debían ocuparlos esos dos partidos. Ellos, por lo demás, sí podían permitirse retirarles la manta a sus votantes más extremos, que no la necesitaban para estar calentitos: tenían la estufa de la ideologización.
El problema de estar de partida en el centro es que desde allí la manta no alcanza a ambos lados. Y cuando Ciudadanos decidió descartar de su ideario la socialdemocracia, quedó sentenciado qué lado iba a quedar descubierto.