Le ha faltado tiempo a Guardiola para coger un ejemplar de Fariña, el título de Nacho Carretero con orden de retirada de las librerías, posar con él en las manos y reventar las redes. Ya está tardando Lluís Llach en pillar el AVE a Madrid, plantarse en ARCO y hacerse un selfie ante la pared desnuda donde colgaba la obra de Santiago Sierra censurada por IFEMA.
La responsabilidad del secuestro del libro la tiene un juez; la de retirar la exposición en la que se presentaba a Junqueras y los Jordis como "presos políticos", una Administración controlada por el PP. Dos hechos tan graves y lamentabilísimos como anómalos. Pero son este tipo de episodios los que engordan el fantasma del antifascismo español que todo independentista lleva dentro.
Igual que Triky, el títere azul con aspecto lunático, perseguía con voracidad las galletas en Barrio Sésamo, así el nacionalista periférico está en permanente alerta para encontrar los ingredientes que le reafirmen en su convencimiento de que España es una dictadura y la mayoría de españoles, unos ultras. Ese es el mensaje que machaconamente aventan en sus exilios dorados de Waterloo, Ginebra y Manchester, los Puigdemont, Anna Gabriel y Guardiola.
Lo chocante es que quienes difunden esa caricatura como si fuera el resultado de un juicio cabal, ponderado y objetivo son personas que no dudan en comparar las libertades que goza España con las de Turquía, y que equiparan la respuesta constitucional del Estado al intento de independencia por las bravas con un ejercicio de tiranía y de ocupación del territorio.
El juez de Collado Villalba ha logrado que Fariña dispare sus ventas en Amazon y que los libreros se nieguen a retirarlo de los estantes. El director de ARCO ha conseguido que una obra que no hubiera llenado más que una esquinita en los periódicos sea noticia de portada y que Colau y el socio de Roures se planteen exponerla en Barcelona a bombo y lacillo. Pero sobre todo, ambos han alimentado al nuevo Monstruo de las Galletas, Triky comefachas de naturaleza insaciable. Que el Señor les conserve la vista.