Sostiene Rodríguez que la vida iba en serio. Sostiene Rodríguez, el ex JEMAD, que "la experiencia (que no siempre son los años) ayuda a ser comprensivo, a tratar de entender algunas conductas...". Sostiene Julio Rodríguez muchas cosas, una en cada provincia donde ha estado como un cunero que tomó el cielo por asalto, que antes pilotó cazas y que ahora va de paracaidista apparátchik. José Julio Rodríguez fichó por Podemos y perdió el "José", así, como otros perdimos a nuestro padre.
En la enésima crisis del podemismo en Madrid, o del podemismo a nivel confederal, faltaba el protagonismo de la cuota militarista del Partido. El enganche va por cómo Rita Maestre y los ángeles de Manuela Carmena han elegido una tercera vía, madrileña, y no aguantan que en la Villa les vengan a imponer nombres, listas, votaciones amañadas y esa ristra de pamplinas participativas con las que se blanquean las purgas.
No es ocioso afirmar que las guerras intestinas de Podemos son la sal de la vida, un Netflix cañí con romances, con poemas censurados, con visitas a las cárceles y con amores contrariados.
Julio Rodríguez tiene más horas de Twitter que escaños, y aún no sabemos qué tiene que aportar este señor fibroso y cano al variado costal del populismo. En todo caso está ahí, hablando de valores, de ser comprensivos, de lealtades y de otros conceptos que quiere colarnos con no sé qué nostalgias marciales y controlar, así, que el municipalismo de Carmena no acabe con el tirón que Iglesias cree que tiene.
El ardor guerrero en Podemos está en Pablo Echenique: que Rodríguez sea secretario general en la batalla de Madrid no hay que atribuirlo a medallas de guerra, sino a esa teoría ya comprobada de que hay gente para todo.
Sostiene Julio Rodríguez que en esta vida hay que tener "perseverancia", y así lo vemos entre Zaragoza y Almería sin rascar pelo, pero con una moral que ni el Alcoyano. Rodríguez, como Tono Saint-Exupéry, es piloto: uno parió El principito; el otro, Mi patria es la gente, un librillo que me mira y que miro y que no me atrevo a abrir en el despacho.
Manuela Carmena, frente a Rodríguez y las circunscripciones en las que irá cayendo el ex JEMAD hasta el día del Juicio, sabe que la existencia no deja de ser una triste paradoja municipal. Sostiene Rodríguez algo de la "lealtad" y lo miramos, ya, con esa conmiseración con la que miramos a quien nunca será alcalde de Madrid.
Lo suyo es esa tierra de nadie entre el nomadismo y prietas las filas. Aunque le salva que ha sido del Aire, y el viento es aire en movimiento, y ya nos fluirá Rodríguez hacia donde sea en esta Rosa de los Vientos entre Melilla y Finisterre.