"Y en la ignorancia de los jóvenes crece una rama de sal", dice el verso de Paco Brines, nuevo Premio Cervantes, a quien Ricardo Bellveser, poeta como él, valenciano como él, había dedicado hace unos meses un estupendo dosier con la intención de acercarle al Princesa de Asturias de las Letras. El destino a veces es incluso mejor de lo que habíamos imaginado.
Presumía días atrás de juventud Adriana Lastra, a sus 41, para desdeñar las críticas de los viejos socialistas al pacto del PSOE con los amigos de ETA: "Siempre escucho atentamente a nuestros mayores, pero ahora nos toca a nosotros".
El asunto de los ciclos vitales está sujeto a debate desde el siglo XIX. Sociólogos y antropólogos aún discuten si una generación es un periodo de 20 o de 30 años. Ortega lo fijó en 15. Y luego está el análisis de los distintos tipos de edad: cronológica, biológica, mental...
Lo que está claro es que el progreso y la mejoría de las condiciones en general han alargado paulatinamente las etapas de la vida. Somos niños más tiempo, somos jóvenes más tiempo. ¿Quién no siente hoy un respingo al leer el titular recurrente que afirma: "Muere un anciano de 60 años..."?
Cuántas veces hemos oído "los cincuenta de ahora, no son como los de nuestros padres". O "la edad no está en el DNI". Y es verdad. Por eso es tan difícil poner etiquetas a una biografía.
Además, cada uno habita el tiempo de forma distinta. Mi padre, por ejemplo. Cuando le presentaban personas -no exagero- hasta una década y pico más jóvenes, buscaba un aparte para preguntarle a mi madre: "Tindrà la meua edat, ¿no?". Lo decía totalmente en serio y sin presunción. Se percibía mucho más joven de lo que era.
Así que Lastra debe de ser joven. Si se compara con los 88 de Brines, una niña. Si con los 71 de Bellveser, jovencísima. Incluso ante los 62 de Fernández Vara. Con los 52 de García-Page, las distancias ya se estrechan.
El caso es que la portavoz parlamentaria socialista llamó "mayores" a compañeros de partido de un espectro amplio -también estaban ahí Guerra o Rodríguez Ibarra- que no comulgan con 9 milímetros Parabellum. Peor aún. Los llamó "nuestros mayores", que es como los políticos se refieren en campaña electoral y durante la pandemia a los viejos que ya están para el arrastre.
Algo parecido a Lastra le pasó ayer a Pablo Iglesias en el Congreso al dirigirse al diputado Gil Lázaro. "Nos llevamos muchos años usted y yo, pero cuando le escucho, empiezo a notar en ese tono la música del NODO", dijo. Y es mucho decir en alguien que cree que La Internacional, el Che y el Muro de Berlín son más modernos que el NODO.
"Y en la ignorancia de los jóvenes crece una rama de sal".
Con Bellveser, que este martes recibió un homenaje estupendo en el Ateneo Mercantil de Valencia, bromeamos alguna vez con que algunos compañeros de profesión eran ya viejos a los 15 años. Nuestra pequeña maldad es perfectamente aplicable a ámbitos como el de la política. Hay incluso revoluciones antiguas.
El último viernes de noviembre, Bellveser cumplirá 72. Sigue siendo el tipo más joven que conocí jamás.