Qué grima los énfasis de pronto en memoria del asesinado Lluch. Hace pocos días, los enfáticos dedicaban sus énfasis a blanquear a sus asesinos y asociados para habilitar su apoyo a Sánchez. Se comprende que con sus nuevos énfasis lo que pretenden es blanquearse a sí mismos: blanquear su blanqueamiento. El grimoso teatrillo humano en sus enredos entre el servilismo al poder y la autosalvación...
Sus argumentos, por otro lado (si tenemos la cortesía de considerarlos argumentos y no emisiones retóricas para justificar un fin), no dejaban de ser razonables. Si Bildu es un partido parlamentario legal, ¿por qué no pactar con él? ETA no mata, los Presupuestos son imprescindibles, etcétera, etcétera. Búsquese a cualquier psocialista, aunque sea al menguado Simancas: aunque refutables y más o menos baratos, no eran exactamente tonterías sus argumentos.
El problema es otro, y este sí muy grave: los andamios con los que se construyen. Como no se ha cansado de repetir el vicepresidente Iglesias, sin que lo desmienta el presidente, los proetarras están integrados en el gran bloque “progresista” que se opone al bloque “fascista” constituido por el PP, Vox y Ciudadanos. Este bloque es el mal que hay que combatir y aniquilar políticamente (esto último ahora: los proetarras –y la tradición ideológica de Iglesias– saben de aniquilaciones no solo políticas).
La coalición de gobierno –al igual que la moción de censura en que tiene su origen– se funda en ese cargar las tintas contra el PP, Vox y Ciudadanos. Son los malos con los que no se puede negociar ni pactar: los herederos de ese fantasmal franquismo del que nace la verborrea de la izquierda gubernamental (la estricta “izquierda reaccionaria” de la que habló Ovejero).
De la maldad y la culpa de los otros depende la bondad y la impunidad de ellos. Por eso hay que cebar imaginariamente esa maldad. Solo si el PP, Vox y Ciudadanos son esos ogros franquistas podrá justificarse un pacto tan deleznable como el pacto con Bildu. Y justo eso es lo más deleznable del pacto: que lo justifiquen tales infamias.
Curioso que en inglés scaffold signifique a la vez andamio y cadalso. Ese andamiaje tiene la intención de ejecutar políticamente a media España: callarla, desarticularla, inutilizarla. Sobre el bien superior del pluralismo y la alternancia en el poder, en un poder con contrapesos, PSOE-Podemos quiere perpetuarse con los menores contrapesos posibles: como Franco, como el PRI. (Un PRI con acarreados pero sin tapados: están a la vista.)