Cataluña estrena, en diciembre y en enero, dos nuevas formaciones políticas. Y, si son bien recibidas por el electorado, cambiarán sustancialmente el desastre convivencial de la región por causa del procés. Uno de los partidos ya tiene nombre: Valents. El nombre del segundo se espera conocer en los próximos días. Veamos el origen del primero.
En Cataluña, desde hace dos años, un grupo de escritores, profesionales, empresarios y expolíticos se aglutinaron en torno al Club Tocqueville para lanzar una plataforma de reflexión y acción política sobre la base de la consideración de que más de la mitad de catalanes no independentistas, por el fiasco de Cs y los errores persistentes del PP, estaban infrarrepresentados.
El error de Cs ha sido su aventura en el conjunto de España sin medir que su fuerza principal se encontraba en Cataluña. Los errores permanentes del PP proceden de la ausencia de un proyecto político para Cataluña, y una práctica seguidista del PP catalán de CiU y sucursalista del PP de Madrid. Esto se manifestó de forma meridiana con el cese de Vidal-Quadras y continúa igual.
Esta infrarrepresentación ha permitido un protagonismo descompensado en favor de los delirantes seguidores de Puigdemont y aumenta la fuerza de ERC, tanto en Cataluña como en la gobernabilidad del conjunto de España, sometiendo a un continuo chantaje al débil PSOE de Pedro Sánchez.
En el Club Tocqueville se multiplicaron los contactos, las adhesiones y fruto de un esmerado trabajo, hace apenas dos meses, redactaron y aprobaron el Manifiesto constitucionalista catalán, que obtuvo apoyos transversales de reconocidas personalidades, políticos en activo y expolíticos. El manifiesto titulaba su propósito con un “es posible vencerles en las urnas”. Y ofrecía generar un movimiento de unidad entre los partidos constitucionalistas.
Una segunda posibilidad implícita era complementar la oferta electoral con una formación nueva ante la crisis y rechazo de muchos catalanes a los partidos que han dilapidado la representación que les han otorgado en los últimos diez años. A partir del manifiesto, como nueva oferta electoral, el pasado lunes 20 de diciembre se presentó Valents, partido que aspira a contribuir a ganar en las urnas al independentismo y frenar la deriva de tensión, de apartheid lingüístico y la destrucción de empresas y riqueza de la región catalana.
Valents aspira recoger voto de la abstención y el de los desengañados de Cs, PP, VOX, catalanistas moderados no independentistas e incluso votantes del PSC en desacuerdo con el seguidismo socialista de los partidos separatistas.
La concejal del Ayuntamiento de Barcelona, Eva Parera, resume el propósito de Valents ante las próximas elecciones municipales: “Para evitar que ERC use su poder decisivo en la gobernación de España, hay que reducir su representación e incrementar la de los catalanes que apuestan por la prosperidad y la lealtad a España. Ese es el objetivo de Valents, que queremos que llegue hasta el último rincón de Cataluña, porque no hay lugar de Cataluña que sea ajeno a España”.
El segundo proyecto, de momento sin nombre, procede de los restos del PDeCAT, Convergents, Lliga y Lliures para un nuevo partido liberal de centro en el que, “sin renunciar al independentismo”, creen que la vía unilateral de la independencia genera tensión y, al final, frustración.
Se trata de una reconstrucción de la antigua Convergencia de los años ochenta del pasado siglo, antes de que entrara en la deriva independentista. Claramente esta segunda opción, liderada por Àngels Chacón Feixas, secretaria general del PDeCAT y exconsejera de Empresa y Conocimiento en el gobierno de Quim Torra, pretende recoger al votante exhausto y defraudado de Junts y ERC. En el año 2022, los catalanes tendrán al menos la posibilidad de elegir entre otras dos opciones.
Es de esperar que en el caso de Valents no se repita la dependencia de un liderazgo tan absorbente y dominante como el de Albert Rivera, que dio al traste con la mejor alternativa política en Cataluña frente al independentismo de CiU y ERC.